El consumo de alcohol está legalmente prohibido para la población infantil y adolescente según el código de protección al menor. (Artículos 21, 22 y 23).

Esta disposición de protección a la niñez y adolescencia no se cumple claramente ni en las familias, ni en las comunidades ni en los establecimientos. Los recorridos y observaciones en lugares públicos en tandas matutinas, vespertinas y nocturnas muestran a niños, niñas y adolescentes consumiendo cualquier clase de bebida alcohólica desde ron, cerveza, vino y/o clerén.

En estudios cualitativos realizados con población infantil y adolescente en distintas comunidades pobres se muestra la clara permisividad en el consumo y venta de alcohol a niños, niñas y adolescentes.

Padres, madres y personas entrevistadas en las comunidades rurales y urbano-marginales niegan que le ofrezcan alcohol a sus hijos e hijas, sin embargo estos/as reconocen que los primeros “tragos” y bebidas fueron ofrecidos por sus padres y madres.

 “Fui a bailar al colmado de mi papá y duré como una hora bailando. Un día bebí romo, mucho romo y me dolía la barriga” (niño de 11 años)

 ”Yo he tomao vipe  y ron con mi papá y un amigo”. (Niña de 12 años) 

“ Mi hermana compra Don Ron y yo bebo”.(Niña de 11 años)

“Yo he bebido cerveza, whisky, ron, Vino, mamajuana” (adolescente masculino 14 años)

El alcohol para la población adolescente estudiada es parte de la diversión y no está sujeta a sanciones. Algunas de las causas que identificamos de que el “alcohol” tenga una presencia significativa en población infantil y adolescente son:

  • Ausencia de  restricciones  del acceso a estas bebidas para niños, niñas y adolescentes.
  • Inducción al alcohol por personas adultas y familiares en una lógica de “probar” o de simplemente darle “un traguito”
  • Débil conciencia sobre los graves daños del alcohol las condiciones de salud física, mental, psicológica de niños, niñas y adolescentes
  • El consumo de alcohol en niños, niñas y adolescentes es percibido por padres y madres como efímero y superficial no reconocen en estos hábitos posibles adicciones a la sustancia ni riesgos para la integridad física de sus hijos e hijas.
  • Presencia de pauta cultural de vínculo estrecho entre consumo de alcohol y diversión

Los hábitos de consumo “ocasional” de niños, niñas y adolescentes de alcohol no son sancionados por padres y madres quienes no reconocen en estos hábitos posibles adicciones a la sustancia ni riesgos para la integridad física de sus hijos e hijas.

No solo la familia tiene permisividad hacia el consumo de alcohol en niños, niñas y adolescentes es toda la sociedad. La protección de la niñez y la adolescencia en el consumo de alcohol desde políticas públicas y campañas es débil.

Las adicciones únicamente se “problematizan” en nuestra sociedad desde las drogas ilícitas  (marihuana, cocaína, crack, heroína).  El consumo de drogas ilícitas en nuestro país inicia con las “licitas” como las bebidas alcohólicas. Las bebidas alcohólicas  no solo inician, siguen formando parte de la diversidad de mezclas de sustancias adictivas (alcohol-marihuana-tabaco-crack) que generan graves daños a la salud y a la vida de nuestra niñez y adolescencia.

Este artículo fue publicado originalmente en el periódico HOY