Cuando el ojo crítico discurre por el tiempo y se detiene e indaga, levanta interrogantes que exigen respuestas. Es entonces cuando se asume el constructo de la memoria, la reconstrucción de narrativas que, provincianas o pueblerinas, rurales o urbanas, permiten darle rostro y sentido a la huella viviente del tiempo… que es la historia. Historia de lo existente o latente que, por más que se quiera ocultar o retorcer, fluye sobre la bruma, para instaurarse como imagen de la verdad. Como espejo delatador y latente que nos espía y nos cuestiona.

Si la historia se edifica desde la narrativa cotidiana y de los hechos del sujeto, entonces existe un enunciador que indaga y procura determinar su estatus de fiabilidad, desde la investigación de los hechos, para, con objetividad ante lo verificado, dar testimonio al lector o al que mira o al que escucha. En este caso, esa es la misión del lingüista, filóloga y analista de discursos, el poeta y crítico literario, Dr. Odalis G. Pérez, en su más reciente obra titulada "Eleazar Montás: Los tiempos de una historia"(Impresora Soto Castillo SRL, Santo Domingo, R.D., 2019).

El sujeto-autor afronta el acontecer como hecho que amerita sustentación de una glosa que no apunte hacia la duda, sino que, por el contrario, asegure certeza de juicios al lector, por lo que recurre a la entrevista directa al sujeto protagónico, al personaje de la escena y prosigue su itinerario investigativo, consultando a otros sujetos conocedores de la odisea investigada, hasta sustentar su discurso enunciativo en una documentación certificada en la hoja de vida y en la ramificación genealógica del personaje analizado.

No se trata de una radiografía emotiva sobre el personaje, no. Desde aquí se desprende un estudio que va más allá del enfoque bio-épico y humano del sujeto indagado. Hay aquí un enfoque crítico del contexto y la movilidad confrontacional de los intereses ideológicos y de poder, puestos en disputa en la guerra de abril del 1965 y del ámbito de integración del entonces oficial guardia-marino (Teniente de Navío) Eleazar Gilberto Montás Bazil (1942).

Hay en este estudio una contextualización de los hechos, por parte del analista, situando su enfoque desde la pespectiva del investigador que procura que su expertís no quede sesgado por un enfoque personalista, ni por emotividades. Es por eso que recurre a un análisis abarcador, donde se ponen de manifiesto los antecedentes socio-políticos inmediatos que sirvieron de plataforma inicial a la revolución de abri de 1965.

La obra está estructurada en seis (6) partes que conforman su corpus discursivo e investigativo. En la segunda parte de la obra, nos encontramos con un estudio de la "Iconografía e iconoclastía de la Guerra de Abril de 1965″. Son registros pendientes de profundizar que corresponden a la Revolución de Abril del 1965 y que ameritan ser abordado desde la mirada del analista cultural; su plástica, su música y su literatura. Porque ese evento fue una realidad vivencial más allá del fusil y la pólvora.

Fue también escenario del poder de la lengua, la pintura, el ritmo, y fue catarsis del discurso de resistencia y de los embates de nuestro armazón identitatario y cultural. Es significativo resaltar también un dato sobre el tratamiento analítico novedoso, en la obra. Se trata del estudio del "discurso de la revolución: el ideario camañista".

En nuestro país, los llamados "historiadores", los cuales, en la mayoría de los casos, se han convertido en "contadores de anécdotas" y de escenas ficcionales, algunos han radiografiado la revolución de abril, y quedaba pendiente iniciar un estudio de los discursos desarrollados en los diferentes espacios de la Revolución de Abril de 1965.

El dato aquí queda testimoniando las acciones del sujeto, en una referencialidad contextual determinada, para dar fe y testimonio de la narrativa que edifica, afirma o niega lo ocurrido. Es ahí donde se consolida esta obra: En el marco de la objetividad de lo sustentado, dando pauta a seguir, para que los vericuetos de los cronistas oficiales no sigan abarrotando los anaqueles de viciadas historias que amortajan la conciencia del sujeto.

Más que la proyección de la imagen de Eleazar Montás, como personaje en evidencia, es una referencia a seguir por nuestros historiadores, en la medida en que nos empodera, como sujeto-lector, de una amplia documentación probatoria, donde fotos, entrevistas, registro de textos y una bibliografía pertinente, más un índice onomástico de referencia, le otorgan visión de cientificidad al estudio.

Como se puede advertir, he concentrado mi enfoque crítico en la metodología que el sujeto-autor aplica en este caso, para darle sentido y razón de permanencia a su estudio, como aporte académico.

Desde esta obra, la historia, como hecho de lengua, nos edifica la conciencia y nos induce a la edificación y consolidación de la memoria histórica, contra el olvido.