La comunidad de países, viene debatiendo la puesta en marcha de un pacto migratorio mundial desde hace más de dos años. Con la alianza, pretenden dignificar la relación de los migrantes con los respectivos Gobiernos. Los que viven de la pobreza haitiana y dominicana, son contrarios a la firma del pacto.
En efecto, un reducido grupo que se mueve por las orillas de las élites del Poder es renuente a que el país sea signatario del Pacto Mundial Migratorio de la ONU. Por qué, la respuesta es simple.
La firma y puesta en marcha del citado pacto, traería una mejora importante en la normalización de los migrantes haitianos en República Dominicana. De este avance, se desprendería una reducción sustancial de “extranjeros” ilegales. Si seguimos focalizando, veremos que, a más haitianos migrando bajo la ley, menos ingresos para los grupúsculos arrimados a las élites.
Ahora, estos vividores de los migrantes pobres, mismos que se conocen con el mote de ultranacionalistas, saben vender sus ideas rancias como si fueran santas.
Por otro lado, la genuflexión de los liberales dominicanos y haitianos facilita que los ultraconservadores se los echen en el bolsillo. Con el pacto migratorio mundial, ellos ganaron la batalla frente a la opinión pública.
¿Por qué hacer una afirmación tan categórica?
Las respuestas podrían llenar infinidad de páginas, diríamos que diarios completos. Para fines del presente ensayo, yo me apoyaré en dos hechos recientes.
Primero, el pasado 3 de diciembre el periódico el Caribe, en su página 2 preguntó “¿Está de acuerdo que el Gobierno firme un Pacto Mundial Migratorio con la ONU? Sí o No”. Los resultados de la encuesta se publicaron al día siguiente. Un 11% respondió que sí. En cambio, un avasallante 89% dijo que no.
Segundo, el mismo día, mismo periódico, está vez en las páginas 4 y 5, Roberto Rodríguez Marchena, portavoz del Gobierno, declaró que el Presidente fijará posición sobre el pacto migratorio antes de terminar el día.
Las declaraciones de Marchena, son la evidencia clara de que los ultranacionalistas le torcieron el pulso al Presidente Danilo Medina. Por lo pronto, el país seguirá negado a la posibilidad de avanzar en la regularización y humanización de los migrantes.
República Dominicana es uno entre los pocos que rechazó el Pacto. Mientras, más de 150 países firmaron sin dilación.
En consecuencia, resistirse a firmar el Pacto Mundial para la Migración Segura, Ordenada y Regular propuesto por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) es una impertinencia. Esta actitud del gobierno dominicano, lesiona los intereses de millones de migrantes dominicanos, haitianos, venezolanos, peruanos, etc. en todo el mundo.
Es por ello, que estoy de acuerdo con el muro fronterizo, sin importar si es entre México y Estados Unidos, entre las Alemania socialista y la capitalista o entre Haití y República Dominicana. Ahora, el muro con el que yo estoy de acuerdo, es el muro que vio el periodista Ramón Colombo entre Ouanaminthe (Juana Méndez) y Dajabón, el muro de Codevi.
— Todos los días llegan a este muro unos doce mil haitianos. Pero no lo cruzan… ni les interesa. Llegan desde antes de las ocho de la mañana y permanecen allí hasta las cinco de la tarde, cuando, alegres y conversadores, se van para sus casas, en Haití–, escribe Colombo en Fogaraté.
Este muro fronterizo lo construyen también, decenas de miles de haitianos y dominicanos a puro trabajo y habilidades para comerciar con el mercado fronterizo. En estos constructores del porvenir, el único interés que cuenta es el de llevar el sustento a sus familiares.
El tesón, con que estos constructores de muros de progreso se emplean semana tras semana, es insuficiente para ellos amasar fortuna. Ahora, este negocio les deja al Gobierno dominicano y a los ultranacionalistas una friolera que supera los 500 millones de dólares cada año.
Por esta razón y muchas otras, les invito a apoyar el muro del progreso, el muro del desarrollo fronterizo, el muro de Codevi y el muro del Mercado binacional.