"…Porque esta es otra afirmación constante de Adam Smith -el capitalismo solo funciona si la legalidad que lo regula está conformada por leyes justas, equitativas, que respeten la libertad, y sobre todo- si estas leyes se cumplen. Y, de otro lado, si la frialdad en las relaciones humanas y en el trabajo que la moderna sociedad industrial provoca está contrarrestada por una vida ética y espiritual intensa que mantiene a la comunidad unida, decente y solidaria. Tal vez éste sea el talón de Aquiles del capitalismo en nuestros días. Hay leyes generalmente bien orientadas, pero que no se cumplen, o se cumplen solo a medias porque están llenas de trampas que permiten burlarlas. Y ello ocurre porque en este mundo de cultura frívola, desencantada y cínica no hay frenos éticos contra la irresponsabilidad y la codicia desbocada."

(Mario Vargas Llosa: La Era de la sospecha).

Los problemas sociales en el mundo de hoy exigen una comprensión holística, dada la complejidad de la sociedad moderna; merced a las múltiples determinaciones que se conjugan en cada caso para abordarla y explicarla.

Por primera vez en la historia de la humanidad, asistimos a cuatro grandes crisis que se conjugan de manera simultánea: Crisis Financiera-Económica (como consecuencia de la burbuja inmobiliaria y el estallido de ésta); Crisis Energética (el petróleo y con él, la gran demanda del oro negro por parte de China y la India y otros países emergentes, a un ritmo mayor de la demanda que el que ha crecido la oferta; más la crisis en el Medio Oriente y en el norte de África, concomitantemente con la gran especulación de los inversionistas en los mercados de contratos futuros, en este Capitalismo de Casino que desarrollara Keynes en el l932); Crisis Alimentaria (trigo, maíz y la soya); y la Crisis Climática (que se refleja en el Cambio Climático, Efecto Invernadero y Calentamiento Global).

A la Crisis Financiera (Burbuja Inmobiliaria), encontramos un nuevo escenario mundial y es la manifestación del fin de la era de la hegemonía del Capital Financiero. La actual crisis energética, como resultado de los precios altos del petróleo, no se avizora en el futuro previsible hasta cuando perdurará.

Cuatro crisis, corolario de una Crisis ética; de una Crisis de Ciudadanía; de una Crisis de Participación a todos los niveles y en todas las instancias. Crisis de Participación de la Ciudadanía en el conjunto de la forja de la política pública. Crisis en el esfuerzo concertado de participar en la sociedad, en la defensa de las normas; más allá del mero interés individual y corporativo, aunque no lo niegue a éstos.

Construir Ciudadanía es una resonancia dialógica, empero, es más que eso; es actuar; es asumir derechos y deberes para propiciar una sociedad más próspera; es asumirnos como personas, trascendiéndonos en los demás. Es un espejo de reciprocidad que se expresa y dibuja en una cadena de un fluir en el desarrollo de la vida

La construcción de ciudadanía, como proceso, es vertebrar las más amplias y diversas instituciones, desde el ciudadano para generar los límites no sólo al abuso de poder de la sociedad política, sino también, contrapelo a instituciones de la propia sociedad civil (mundo de la libre empresa, de la cultura, la educación, la salud, etc., etc.).

Estas grandes crisis requieren una conciencia ciudadana más proactiva, más responsable, más solidaria; pues ellas traen consigo de manera inexorable, la fragilidad de la paz; convulsiones en la convivencia y el acrecentamiento de las injusticias sociales, de las desigualdades, de la inseguridad.

La Ciudadanía hoy, trasciende el conjunto de derechos propios de los habitantes de un Estado territorial. Desborda su individualidad para cristalizarse como verdadero sujeto. Es una individualidad que solo cobra cuerpo en su sentido social; en donde su internalidad y externalidad se aúnan para hacer historia en los espacios que conquista.

Las crisis son tan vastas y complejas, con todo lo que ellas generan, que no podemos esperar que desde la esfera pública se concreten las necesidades y aspiraciones de la sociedad; sobre todo en nuestro país donde la clase política no representan a los ciudadanos y ciudadanas, ni siquiera "a los electores", que como bien canta Facundo Cabral, la diferencia entre un Ciudadano y un Elector, es que este último sólo vale un voto.

Urge una Ciudadanía activa, que como apuntan Gustavo Schjman e Isabelino Siede, significa ejercer con sentido de responsabilidad un rol político que, en buena medida, se define por la participación en proyectos colectivos en los que se hace tangible la idea de la construcción o reconstrucción de un orden social justo e incluyente.

No es posible una democracia sustancial sin ciudadanía y cuando la ciudadanía no adquiere conciencia ciudadana esta se hace deficitaria; como en nuestra sociedad donde acusa vaivenes inapelables, centellas ominosas; como una comida sin sabor.

El contenido de la Ciudadanía nos exige mayores niveles de ciudadanización; mayores escalones de participación; eslabones de compromisos que comienza por uno mismo, por las formas de relación con la vecindad; con el grado de relación en el trabajo; con el modo en que vemos la educación, la salud, el medio ambiente, la problemática del sida; el rol de los medios de comunicación; el papel estelar de Altagracia Paulino en Pro Consumidor y su lucha en favor de los consumidores; como vemos los cambios familiares, los problemas urbanos, la drogadicción, el narcotráfico, el sicariato, la seguridad, las migraciones; las nuevas formas de identidad entre los jóvenes.

Es que el concepto "russoniano de la Ciudadanía, entendido como la Participación de los Ciudadanos en la toma de decisiones dentro de la vida política del Estado", lo abarca todo, desde la cotidianidad, asumiendo sus deseos, necesidades y sueños de los individuos en su vida comunitaria, en su sociedad.

La construcción de la Ciudadanía, que en tanto que proceso no se agota sino que evoluciona con las necesidades de nosotros, como sujeto social; por eso, la Ciudadanía se enriquece permanentemente en grupos, ejerciendo y sintiendo de manera solidaria la integración con los demás de manera responsable.

Es como muy bien señala ese gran sociólogo catalán, Salvador Giner, ser Ciudadano "es el mayor logro de la civilización moderna y el espinazo del orden social democrático de la modernidad".

La Conciencia de Ciudadanía en nuestro país y en el caso específico de la agrupación Cumplamos las Leyes, es asumir la realidad institucional y social, para cambiar con el esfuerzo de todos lo que nos perjudica a todos: la debilidad institucional. Ciudadanía, es pues, compromiso entre todos, es sinergia.

Construir Ciudadanía es una resonancia dialógica, empero, es más que eso; es actuar; es asumir derechos y deberes para propiciar una sociedad más próspera; es asumirnos como personas, trascendiéndonos en los demás. Es un espejo de reciprocidad que se expresa y dibuja en una cadena de un fluir en el desarrollo de la vida.

Estos tiempos difíciles, adversos, estas cuatro grandes crisis nos exigen un esfuerzo mayor de Ciudadanía; una mayor conciencia ciudadana; una mayor participación y una mejor acción.

Tenemos que realizar alianzas multisectoriales y hasta multipartidistas para el logro de metas comunes en escenarios específicos para neutralizar los grandes obstáculos y canalizar de la mejor manera las oportunidades, en vínculo con la otredad.

¡Es la oportunidad de la confianza como sociedad, en medio de la desidentificación de la política!