A los expertos constitucionalistas, a los que les duele la patria y a la opinión pública en general.
Debemos fortalecer y promover la conciencia ciudadana, el compromiso social, la sensibilidad patriótica, el bien común en tiempos en que existen tantas frustraciones, corrupción, impunidad, violencia-criminalidad, individualismo, pérdida de valores éticos y morales. Además las ideologías y doctrinas sociales deben ser parte de la cultura que nos identifica, y quiénes más para idealizarnos, simbolizarnos e identificarnos que nuestros héroes forjadores y fundadores de la República Dominicana.
El profesor Diógenes Aybar, explica, “La constitución define los principios y reglas generales que rigen una nación. Dos condiciones hacen viable en el tiempo una nación: 1) Que la mayoría de los individuos que conforman la nación, crean firme y profundamente en los principios y reglas fundamentales que establece la Constitución. 2) Que las reglas y principios definidos en la Constitución sean en realidad principios fundamentales y reglas básicas que no restrinjan el potencial desarrollo sostenido y evolución de la nación”. En nuestro caso sigue siendo una aspiración.
Urge redefinir estos principios constitucionales legitimándolos con un blindaje de humanización y ética que provoquen la reingeniería para rescatar o refundar el Estado dominicano, poniendo fin al sistema injusto, corrupto, infame y siniestro que nos rige tradicionalmente. Todos los ciudadanos podemos constituirnos en parte interesada y luchar porque se anulen todas las normas y disposiciones contrarias al interés nacional, los valores patrios y a los principios éticos, comenzando con las contradicciones de la misma Constitución.
Luego de establecido un régimen de ley legitimado por el pueblo y para el pueblo, dejando claro que las personas son el centro de todo y que todo gire en torno al ser humano; convirtiendo la política de Estado en un sistema homocéntrico; estableciendo exclusividad y supremacía de la Constitución sobre todos los asuntos de Estado; ocupando la cima en el organigrama de las fuentes del derecho, normas en general, actos jurídicos y demás. Defendemos la brevedad, la claridad y calidad de la Constitución como una fortaleza que viabilizará las transformaciones requeridas para medrar.
De la misma manera declinar las generalidades y detalles de cada tema a las demás normas limitando estrictamente las reformas constitucionales por caprichos politiqueros y; debemos aplicar través de la acción de inconstitucionalidad a las posibles contradicciones entre normas de carácter general, por una parte ley, decreto, reglamento o denuncia de los tratados internacionales, y por la otra la Constitución, para que así prevalezcan los mandatos constitucionales.
Siendo esta supremacía el principal principio constitucional junto al resto de los principios básicos que la fundamentan, deben servir de parámetro a toda la administración pública y la organización del estado social, democrático de derecho del país. Conquistando así, una guía del buen vivir, bien gobernar, justicia social, calidad de vida para todos, con paz, armonía, medio ambiente sano y sostenible.
Es imperativo transformar las malas prácticas y malas costumbres que permean los sistemas y subsistemas del Estado, así como la vida en sociedad; y que nos impiden medrar.
Una solución a todo esto sería la constitucionalización del derecho dominicano. Constitucionalicemos nuestras leyes, adaptemos todo a nuestra constitución y adaptemos nuestra constitución a todo, y así evitaríamos las contradicciones de las normas legales y la injusticia social que muchas veces están justificados en la misma constitución junto a muchas leyes.
Recomendamos el control constitucional a priori y creando un comité colegiado integrado por expertos juristas probos apartidistas como apéndice del Tribunal Constitucional. Pues lamentablemente los tribunales que conforman las llamadas “Altas Cortes” son seccionales de los partidos políticos y están regidas por actores comprometidos con el partidismo clientelar que impera.
Es imperativo el priorizar la constitucionalidad en nuestra vida social, redefinir la organización del Estado, revertir el concepto de pedazo de papel que nos han legado nuestros estadistas.
Rescatemos la nación, la institucionalidad, la constitucionalidad, sin ello no alcanzaremos el sueño de nuestros fundadores y no se hará realidad el proyecto que todos y todas anhelamos de una República Dominicana desarrollada itegralmente y sostenible. ¡Pueblo Dominicano Despierta!
“Sobre todo sean siempre capaces de sentir en lo más hondo cualquier injusticia cometida contra cualquier, en cualquier parte del mundo”. Che Guevara.