La constitución de la República Dominicana tiene un capítulo dedicado a los derechos fundamentales (Capitulo 1 del título II) y dentro de este capítulo de los derechos esta la sección I que plantea los derechos civiles y políticos. En esta sección el artículo 39 plantea lo siguiente:
“Todas las personas nacen libres e iguales ante la ley, reciben la misma protección y trato de las instituciones, autoridades y demás personas y gozan de los mismos derechos, libertades y oportunidades, sin ninguna discriminación por razones de género, color, edad, discapacidad, nacionalidad, vínculos, familiares, lengua, religión, opinión política o filosófica, condición social o persona”. (Asamblea Nacional de la República Dominicana 2011: 14)
A pesar de que nuestra constitución como bien se expresa en el párrafo anterior tiene principios antidiscriminatorios ante cualquier razón vinculada a lo sexual, genero, religioso o étnico, esta esencia democrática y antidiscriminatoria presente en la constitución tiende a ser obviada o desconocida por muchos dirigentes políticos y por el contrario encontramos en plena campaña electoral candidatos que exacerban el discurso antidemocrático y discriminatorio a pocos días del proceso electoral.
El rechazo y la intolerancia hacia la diversidad sexual tienen implicaciones que trascienden el análisis de las opciones sexuales y apuntan a fortalecer posturas y actitudes al interior de la sociedad dominicana de discriminación y segregación social en general.
La gran pregunta es ¿cómo a pocos días de unas elecciones se puede dar una tendencia a desconocer y contradecir la Constitución de la República con discursos discriminatorios hacia diplomáticos, candidatos y personas por su opción sexual? ¿Esto es por desconocimiento de la Constitución de la República?, ¿Promueven la violación de sus disposiciones?
El rechazo y la intolerancia hacia la diversidad sexual tienen implicaciones que trascienden el análisis de las opciones sexuales y apuntan a fortalecer posturas y actitudes al interior de la sociedad dominicana de discriminación y segregación social en general.
La diversidad y el respeto son valores que en los últimos años han sido reconocidos desde el marco de los derechos humanos. Se identifican como resultado de la necesidad de una mejor comprensión de las relaciones entre las personas y los grupos.
La intolerancia tiene como fundamento el rechazo a todo aquello que se considere diferente y con este argumento se justifica la discriminación. Una persona intolerante no acepta la pluralidad como marco de convivencia porque no reconoce ni se da cuenta de que en la diversidad se encuentra la posibilidad de enriquecimiento personal y social de todas las esferas personales y sociales. La discriminación que se comete en contra de las personas por sus identidades sexuales es conocida como homofobia.Es decir, la homofobia son todos los actos que limitan el acceso, goce o ejercicio de los derechos humanos relacionadas con estos grupos hasta los actos de violencia.
Las declaraciones homofóbicas de dirigentes políticos en vez de favorecer la promoción de “valores cristianos y de la armonía de la familia”se convierten en discursos que promueven la agresividad, la intolerancia y la discriminación hacia otras personas solo por ser diferentes. Estas actitudes no son valores, son antivalores y no favorecen a una mejor convivencia social, ni a una disminución del clima de agresividad y violencia, por el contrario deterioran la armonía social, provocan discriminación y exclusión, generan violencia verbal y psicológica, promueven principios anticonstitucionales y debilitan la democracia.
Este artículo fue publicado originalmente en el periódico HOY