El domingo 6 de noviembre se cumplió el 167 aniversario de la publicación de la primera Constitución política de la República Dominicana. La Constitución de San Cristóbal.
A los actos conmemorativos asistieron solamente las autoridades locales de la Provincia de San Cristóbal, sin embargo, el Presidente de la República, el Congreso Nacional ni el candidato por el Partido de la Liberación Dominicana, estuvieron presentes en esos actos. El Primer Mandatario, el Presidente del Senado y el candidato oficial, prefirieron asistir ese día a recibir el apoyo de un partido aliado. Cualquier cosa pareció más importante a nuestras autoridades que ir a San Cristóbal al acto recordatorio de nuestra primera Constitución.
A esta Constitución se le llama "de San Cristóbal" por ser el lugar donde se elaboró, pero no por esta razón el documento tiene solamente connotación local, es una Constitución que a pesar de yerros inherentes a su origen, tiene una importancia extraordinaria en la historia política dominicana.
A pesar de que tiene méritos indiscutibles, esta Constitución está ensombrecida por hechos que marcaron un estigma negativo desde su origen. El principal redactor de este documento fue Buenaventura Báez, uno de los personajes más oprobioso de la historia política dominicana, quien se negó a reconocer la proclama independentista en Azua y siendo Presidente de la República trató de entregar el país en protectorado a Francia o anexarlo a Estados Unidos. Fue Diputado del Congreso haitiano cuando la ocupación y también estuvo en connivencia con los españoles durante de la anexión. Nunca creyó en la República Dominicana.
Esta Constitución, fue influida por Pedro Santana, quien hizo introducir el oprobioso artículo 210, creando el mal precedente de las manipulaciones del documento para salvar apetencias personales de poder político. Este artículo sería reproducido en cada una de las reformas constitucionales que posteriormente les fueron hechas a este documento, estableciendo las bases del autoritarismo y el presidencialismo que tanto daño han hecho en la República Dominicana. En nuestros tiempos, hemos vivido las reminiscencias de este artículo en el recordado Artículo 55 de la Constitución de 1966 el cual se mantuvo en las reformas de 1994, en las del 2002 y reproducido casi idéntico en el Artículo 128 de la Constitución del 26 de enero del 2010.
A pesar de su obscuro antecedente, la Constitución de San Cristóbal tiene un mérito histórico indiscutible, fue nuestra primera Carta Sustantiva, con ella se inició nuestra República y los dominicanos comenzaron a regirse por sus propias leyes. Es digno que cada 6 de noviembre, oficialmente se reconozcan los méritos de quienes la redactaron y del mismo documento, aunque sin olvidar sus debilidades y la necesidad de tener un documento sustantivo cada vez mejor.
Después de más de un siglo de vida constitucional, este primer documento ha sido modificado casi cuarenta veces, y en muy escasas ocasiones para mejorar su contenido. Es manipulado por nuestros políticos para acomodarlo a sus apetencias o para adecuarlo a las crisis continuas que ellos mismos generan con sus ambiciones. No ha sido utilizada como un documento referente, cuyo contenido se tome de base para resolver cualquier conflicto, por el contrario, nuestra Constitución es adaptada a cada problema, modificándola en cada ocasión.
No han escaseado las crisis de grandes proporciones en nuestra historia política y la carta sustantiva sufre una mutilación tras otra procurando resolver cada conflicto o satisfacer las apetencias de cualquier político ambicioso.
A los presidentes les ha servido para viabilizar su permanencia en el poder con reelecciones oportunas o para ignorarla, cuando hacerlo, es lo conveniente. A los congresistas para mantener estipulaciones que les permiten poder y prebendas, enriquecimiento y legislaciones que le aportan beneficios personales. A los partidos de oposición, para hacer política en contra del gobierno cuando el gobernante ambiciona lo mismo que ellos cuando fueron gobierno.
Un Presidente de la República que nunca la respetó, dijo que la Constitución era "un pedazo de papel", otro, con mucha hipocresía, tiene un discurso laudatorio al documento, mientras la respeta tan poco como el primero. Todos la pisotean en alguna forma, incumpliendo sus mandatos o manipulándola a conveniencia.
La indiferencia del gobierno para hacerse representar en los actos conmemorativos de nuestra primera Constitución no debe sorprender a nadie, es coherente con el trato que en este gobierno se le ha dado y no es la primera vez que sucede. Si no se respeta, no hay razones para rendirle ningún tributo.
Hay otra razón por la cual la de San Cristóbal, puede estar siendo minimizada. El 26 de enero del año pasado, se puso en vigencia una Constitución que se le ha llamado "la Constitución de Leonel Fernández". La megalomanía del Presidente de la República puede pretender opacar el valor histórico de la primera o de cualquier otra, para realzar la que propició como gobernante, aunque al realce no se puede agregar su cumplimiento porque esa misma que lleva su sello, desde un principio comenzó a irrespetarse.
El Presidente de la República, al día siguiente hizo un acto en el Palacio Nacional donde reconoció a los congresistas que la redactaron y a la Constitución que propició Juan Bosch en el año 1961, una de las mejores que se han hecho en el país, pero pareció más un acto politiquero para establecer una similitud con la Constitución de Leonel, la cual calificó de "una evolución de la de 1963″, que una muestra de respeto a Constitución alguna.