Dado que nuestro país dispone de un 67% de su territorio de vocación forestal, sin que esto signifique que dicha extensión territorial esté sembrada de árboles o mucho menos cubierta de vegetación. Hay una gran parte de dicho porcentaje de suelos desnudos, erosionados y dedicados a la producción, con prácticas no sostenibles. La realidad es que en las partes altas y medias de las cuencas hidrográficas, coexisten agricultura de todo tipo, especialmente la de tumba y quema. La agricultura de tumba y quema es una práctica cultural muy dañina al ecosistema, ejercida sin orientación técnica, controles ni supervisión por el Ministerio de Agricultura y mucho menos por el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales.

Resulta penoso que en los campos donde la agricultura invade, empuja y desplaza permanentemente la línea de la conservación-protección, con prácticas agrícolas insostenibles e inaceptables en estos tiempos, porque no hay técnicos extensionistas dirigiendo y educando a los agricultores formales y nómadas en tan vitales tareas, que pasan de ser productivas a destructivas.

Para comenzar a resolver esta situación en Constanza y en todo el país, se necesita la creación de un Centro o Escuela de estudios para zonas frágiles bajo prácticas sostenibles, agrícolamente productivas y ambientalmente amigables. Las zonas agrícolas y ambientalmente frágiles, son todas las áreas de pendientes pronunciadas en las partes medias y altas de las cuencas hidrográficas, donde nacen los ríos, arroyos y otras fuentes acuíferas precariamente con vegetación secundaria de especies invasoras exóticas, o en transición.

Por tanto, así como existe en Jarabacoa la Escuela Forestal y/o Ambiental, en Constanza debe instalarse un Centro de estudios que genere conocimientos, fortalezca la institucionalidad, que investigue las prácticas agrícolas y forestales apropiadas para hibridar el desarrollo con la conservación y sobre todo que enseñan in situ a los agricultores no solo del municipio sino de todo el país.

Este centro debe ser una responsabilidad compartida por Los Ministerios de Agricultura, Medio Ambiente y sector privado -empresarios agrícolas, turísticos, agricultores locales, ONGs, con personal idóneo, que residan en la zona. Los agricultores de todo el país, deberán entrenarse para aprender y aplicar las técnicas de siembras de cultivos, manejo del ecosistema, protección, prácticas conservacionistas, aplicación de productos químicos, prevención de la contaminación del subsuelo, manejo de los envases plásticos establecimiento de viveros forestales, prevención y combate de incendios forestales, mantener y determinar la calidad de las aguas, identificación de insectos beneficiosos y perjudiciales, plagas y enfermedades y su combate, mercadeo e integración comunitaria.

La creación inmediata de dicho centro o su equivalente, es la propuesta adecuada para dar respuesta a los conflictos originados en Constanza y que enfrenta el desarrollo, la subsistencia con la conservación, de manera permanente y con visión de largo plazo, involucrando todos los actores al mínimo costo para el país, la región al tiempo que aprendemos a cultivar y conservar en zonas frágiles.