Está de moda el "investigar" los orígenes y la "comercialización" de destilados de naturaleza clandestina.

La prensa cotidiana nos ha inundado de episodios descriptivos sobre las actividades de destilación clandestina, de ¨elixires¨ elaborados rústicamente en los traspatios nacionales. Sin embargo, poco se conoce sobre su formulación y ¨due diligence¨ de la materia prima principal, que lo constituye el Mosto o Madre del mismo.

Este ¨Mosto¨ básico lo constituye una fermentación del Guarapo de Caña conjuntamente con raíces de Guayacán, Corteza de la caoba, Clavo Dulce y excrementos de gallinácea.

Su formulación data del Siglo 18, cuando los enclaves regionales haitianos decidieron incorporarlo a la tradición sincretista del Vudú.

Este brebaje, inducia al ¨desprendimiento de la materia¨ y catapultaba al Orissa hacia ¨dimensiones ocultas¨ para los profanos.

El mosto se destilaba en alambiques de cobre, a 110 grados Centígrados, y luego se envasaba en botellas de barro fabricadas artesanalmente.

Con el tiempo, este Mosto llego a nuestro territorio, clandestinamente, a través de vínculos diplomáticos y políticos, y se convirtió en una novedad MUY rentable.

Luego de que el Mosto cruzaba nuestra ¨frontera¨, fue y va a parar a traspatios provinciales dominicanos donde se le agrega Alcohol Etílico, de 90 Grados Prueba, par su expendio como bebida afrodisiaca y energizante.

Sin embargo, comercializadores inescrupulosos, empezaron a usar alcoholes que por su naturaleza, son altamente nocivos a la salud del ser humano.

Uno de estos destilados es el Metanol, o como se conoce vernáculamente, como Alcohol de Madera. Este destilado se usa en la fabricación de tintas de imprenta y también para ¨potencializar¨ las resinas del Opio, conocida como Cocaína. Por eso es tan abundante en nuestro medio.

Sus consecuencias inmediatas es la ceguera súbita y el paro respiratorio.

Todo lo anterior, nos conduce a un ¨statate of affaires¨ que involucra a los organismos de seguridad nacional y el Orden Público, por sus toxicidad y virulencia.

Hago estas precisiones producto de investigaciones realizadas, en los años 70, dentro de un programa que desarrollo la Universidad de Puerto Rico, que me condujo a permanecer en Haití por casi un mes.