Para muchos historiadores que han escrito sobre la Restauración de la República Dominicana, de la cual se conmemoró el pasado día 16, el 155 aniversario, esta constituyó la verdadera gesta independentista de la Nación dominicana.

La explicación más socorrida sobre esta afirmación es el hecho de que la epopeya representó una proeza de gran significado, tratándose de que se hacía la guerra a una gran potencia europea. Los dominicanos, en esta guerra, mostraron su espíritu de sacrificio, además de su indomable y férreo carácter, dispuesto a entregarse en la defensa de su patria. Sobre este particular, el General español José de la Gándara afirmó que: “La de Santo Domingo ha perdido el carácter de un movimiento revolucionario, para tomar el de una guerra de independencia nacional”. [1]

Según afirma Roberto Cassá, las tropas españolas estaban conformadas por un ejército de unos 4O mil hombres bien entrenados y equipados, los cuales fueron vencidos por los dominicanos. En el análisis de esta empresa patriótica debemos tener en cuenta que los dominicanos prefirieron hacerse de su libre albedrio -aunque bajo condiciones de pobreza- que ser prósperos, pero supeditados y sumisos.

La situación que se vivía en el país cuando se realizó la Anexión a España era de una gran crisis económica, lo que no cambió luego de llevarse a cabo, sino que se agravaron estas condiciones. Además, se sumaba a este panorama, la conculcación de las libertades y los derechos individuales, así como la represión militar; lo que ocasionaba que se produjeran protestas populares en distintas regiones del país, que eran reprimidas con odiosas medidas que incluían expatriaciones y fusilamientos.

Reviste tanta importancia la Guerra de la Restauración, porque se trató de un hecho en el cual, se puso de manifiesto el arrojo y valentía de todos los dominicanos, pues estos ya tenían mayor conciencia de su nacionalidad y de su existencia como una república independiente, que no estaba tan arraigada 17 años antes, cuando se conquistó la Independencia Nacional y nos separamos definitivamente del Gobierno Haitiano. Recordemos que en aquella ocasión, pocos fueron los criollos que se enrolaron en la lucha en defensa de su Patria, sus propiedades y sus derechos, que para los tiempos de la Restauración, ya se encontraban contenidos en una constitución que se había dado el Pueblo Dominicano.

Siendo así, no es exagerado decir que la epopeya de la Guerra de la Restauración de la República, no tiene precedencia en términos paradigmáticos de importancia para el discurrir de la Patria Dominicana. allí los dominicanos lucharon con denuedo por el honor de su nación en contra del coloniaje español, pues la anexión como provincia española, que se vendió como tal, en la práctica no resultó ser más que un acto de traición, para que la Madre Patria poseyera una colonia llena de esclavos.

Pero somos de parecer, que nuestra Guerra de Independencia constituyó una empresa igualmente colosal, que entre ambas, no admiten ser comparadas, más bien fueron hechos complementarios entre si. Sin la Guerra de Independencia no habría habido república que restaurar, ni Patria a la que dedicar todos los esfuerzos y desvelos.

Gregorio Luperón fue el héroe de principalía en la Guerra Restauradora quien sólo contaba con 22 años de edad en 1861 cuando se llevó a cabo la anexión a España. No obstante su juventud, Luperón se sentía impulsado por un gran sentimiento patriótico que lo llevó a participar en los actos de levantamientos en cadena que se dieron en camino a una revolución de carácter nacional.

Junto a Luperón se destacaron de manera principal, los valerosos patriotas Santiago Rodriguez, Lucas Evangelista de Peña, José Antonio Salcedo, José María Cabral, Pedro Francisco Bonó, Benito Monción, Federico de Jesús García, Benigno Filomeno de Rojas, Gaspar Polanco, Máximo Grullón, Pedro Antonio Pimentel, Ricardo Curiel, y Ulises Francisco Espaillat, entre otros.

En la actualidad, la República Dominicana necesita de manera urgente una restauración de su sentido patriótico, su espíritu decidido a la lucha por los mejores propósitos de nuestra Nación, necesitamos restaurar el derrotero de nuestro país, restauremos las malas acciones que nos conducen a los graves problemas sociales que vivimos en estos tiempos, restauremos la institucionalidad a todos los niveles, pues esta se ha perdido, restauremos la inexistente transparencia en el manejo de los fondos públicos, restauremos los valores humanos que se han intercambiado.

Por último, restauremos el liderazgo basado en el mérito personal, para que tengamos líderes conductores, integradores, conocedores, que sean modelos de valor. Que renazca en las conciencias de los políticos actuales, el liderazgo de Juan Pablo Duarte que nunca pensó en su provecho personal sino en la salud y progreso de la Patria, hasta lograr, junto a los Trinitarios, independizarnos.

Que renazca en el pensamiento nacional de la actualidad, el liderazgo ejercido por Gregorio Luperón, que junto a los demás héroes restauradores, con su personalidad decidida, su patriotismo, honestidad, honorabilidad y desinterés personal; llevó al Pueblo Dominicano a Restaurar la Independencia perdida.

Que esta conmemoración nos lleve a reflexionar en el sentido de restaurar la integridad de nuestros políticos y lideres actuales, con un firme propósito de erradicar la corrupción, la inmoralidad, y la falta de pudor.

 

[1] José de la Gándara. “Anexión y Guerra de Santo Domingo”. Sociedad Dominicana de Bibliófilos. Santo Domingo, Rep. Dom. Mencionado en http://mipais.jmarcano.com/historia/restaura0.html