Mucho llamó mi atención en días pasados, el deseo de Ángela Villón llegar al Congreso en el Perú. Pero, ¿quién es en realidad y a qué se dedica esta mujer de 51 años de edad, candidata al Congreso de la República por el Frente Amplio? Pues resulta que la aspirante a un curul es madre de familia, defensora de los derechos de las trabajadoras sexuales y una prostituta activa en Lima, capital de se País.
La Sra. Villón, quien comenzó a ejercer el oficio más antiguo del mundo a los 16 años, trabaja por lo derechos laborales de sus compañeras desde 1999, es líder del movimiento rosa y presidente del movimiento de trabajadoras sexuales en Perú. Fundadora de la primera organización de trabajadoras sexuales de ese país y de la plataforma latinoamericana de personas que practican el trabajo sexual que incluye Ecuador, México, Colombia y Perú.
La aspirante, que se define como una “puta decente” y no le molesta cuando la llaman puta o prostituta, ya que según ella, la prostitución es como cualquier otra labor digna, admite sin reparo que puede acostarse hasta con ocho hombres en un solo día, cuenta con un programa y una serie de propuestas que impulsaría de conquistar su meta, su lema de campaña es:
“Hagamos del Congreso un burdel respetable”
Lo más interesante de todo esto, es escuchar a Ángela definir lo que es el Congreso Nacional del Perú, que bien se asemeja a nuestro Congreso Nacional, que no sé si lo copiamos o nos copiaron, pues uno de nuestros congresistas estuvo merodeando por esas tierras e invirtiendo en un candidato, cito:
“Nosotras decimos que el Congreso es el primer burdel del Estado. Es un burdel donde se vende la conciencia, la fe, la ética, los principios. Hacen los grandes negociados, la corrupción debajo de las mesas y por eso nosotras estamos hastiadas de ese Congreso, de ese burdel.”
No sé si Ángela Leonor Villón Bustamante alcance llegar al Congreso de su país. Mucho menos sé si de llegar y convertirse en congresista pueda llevar a cabo su plan de trabajo. Lo que sí estoy seguro es que aquí, en la República Dominicana, no podremos elegir un Congreso diferente en las próximas elecciones, ya que la mayoría de nuestros honorables y respetados congresistas, por permanecer en sus puestos, vendieron su conciencia, fe y ética e hicieron un gran negocio por debajo de la mesa y aprobaron la reelección presidencial.