La Real Academia Española (RAE) ha incluido en la futura vigésima tercera edición de su Diccionario el término sostenibilidadentendido como la “cualidad de sostenible” y  define además la palabra “sostenible” como algo que puede sostener”. La RAE continúa diciendo que el término es utilizado “especialmente en ecología y economía, que se puede mantener durante largo tiempo sin agotar los recursos o causar grave daño al medio ambiente. Desarrollo, economía sostenible”.

El concepto de sostenibilidad o sustentabilidad (yo prefiero el primero), que hoy en día resuena sin cesar,  obtuvo resonancia mundial luego de hacerse público el informe titulado “Nuestro futuro común” elaborado en 1987 por la Comisión de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y el Desarrollo, mejor conocida como la Comisión Brundtland, la cual estuvo presidida por la tres veces Primera Ministra de Noruega Gro Harlem Brundtland. En dicho informe se desarrolló la definición que es más conocida y aceptada sobre el concepto de sostenibilidad. Según lo planteado en el documento, un desarrollo sustentable es aquel que “satisface las necesidades de la generación actual sin por ello poner en peligro las oportunidades de las generaciones futuras para satisfacer las suyas”.

En 1992 tuvo lugar en Río de Janeiro la primera Conferencia de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y el Desarrollo, la cual cumple 20 años ahora en junio 2012. En esta conferencia, se aprobó, aparte de la Declaración de Río, la Agenda 21 que es un programa de iniciativas para un desarrollo sostenible a nivel mundial, que provocaría que el concepto de la sustentabilidad fuera el rector de la política. En ese momento histórico se llegó al convencimiento de que la protección mundial del ambiente sólo es posible si se toman en cuenta de manera simultánea los aspectos económicos y sociales.

Más adelante, en 1997 en la Cumbre de la Unión Europea en Copenhagen, se formuló la idea de los tres pilares de la sustentabilidad, hoy ampliamente conocidos. El “Modelo de tres pilares de la sustentabilidad”, afirma que la sustentabilidad no es exclusiva del patrimonio natural, sino que envuelve también los logros económicos, así como las instituciones sociales de nuestra sociedad. De ahí nace la afirmación de que un desarrollo sustentable se basa en tres pilares: uno ambiental, otro económico y finalmente otro social.

Entonces, ¿cómo sabemos si estamos logrando un desarrollo sustentable? ¿Es necesario que los tres pilares de la sostenibilidad de desarrollen al mismo nivel, o es suficiente con que uno de ellos se desarrolle más?  Nunca, pero nunca un alto crecimiento económico puede ni podrá compensar un empeoramiento del medio ambiente, y de igual manera, es inadmisible que el desarrollo económico se produzca a costa del menoscabo de los recursos naturales. La presión creciente sobre el medio ambiente y la escasez progresiva de recursos naturales es muestra auténtica de que en la sostenibilidad  el pilar ambiental es el elemental, pues sólo cuando las funciones ecológicas fundamentales están aseguradas es que se puede generar un entorno habilitante para el desarrollo económico y social.

La conciencia de que necesitamos hacer una transición cultural o una ´reconfiguración mental´, en la cual aprendamos a vivir sosteniblemente para no degradar nuestro sistema de sustento de vida, aumenta. Los temas en torno a la sostenibilidad, al desarrollo sostenible, a la responsabilidad social y demás temas colaterales ganan espacio en las agendas políticas, empresariales, educativas y ciudadanas. Pero, no es suficiente con poner en marcha medidas o políticas de regulación o desarrollar nuevas tecnologías. Es necesario y esencial un cambio radical de mentalidad que provoque procesos de desarrollo verdaderamente sustentables.

Nuestra vida, y todo lo que ella conlleva, depende totalmente del capital natural. Nada, absolutamente nada es posible sin tomar recursos provenientes de la naturaleza. Es deber de cada persona el reconocer nuestros límites sobre todo en cuanto al uso de recursos y aprender a vivir dentro de estos límites porque ninguna sociedad, aun con la más avanzada tecnología, puede ni podrá sobrevivir al colapso de sus sistemas de sustento ambiental.