En enero de 1950, el entonces director de la Oficina Sanitaria Panamericana Fred L. Soper, envió una comunicación a todos los ministros de salud miembros de esa asociación convocándoles a la XIII Conferencia Sanitaria Panamericana a celebrarse en octubre de ese año en la entonces Ciudad Trujillo, hoy Santo Domingo. La comisión dominicana para ese evento estaba formada por los señores doctor Manuel Robiou, Secretario de Estado de Sanidad y Asistencia Social, quien lo presidía y por el doctor Horacio Vicioso, subsecretario de Estado de Relaciones Exteriores, el doctor Amable Lugo, Subsecretario de Sanidad, el señor Leoh León, vicepresidente del Consejo Administrativo del distrito de Santo Domingo, el doctor Manuel Perdomo, decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Santo Domingo, el doctor Juan Moscoso, presidente del Consejo Nacional de Tuberculosis, el doctor Arturo Damirón, presidente de la Liga Dominicana contra el Cáncer y el doctor Rodolfo de la Cruz Lora, presidente de la Asociación Médica Dominicana. Formaba parte de la comisión el doctor Luis F. Thomen, embajador dominicano en Estados Unidos de America. 

La sesión preliminar se llevó a cabo el primero de octubre de 1950 en el edificio de Ciencias Médicas de la Universidad de Santo Domingo, con la presencia de cerca de 30 delegados y en las palabras del presidente de la Conferencia reflejó el espiritu de integración americana y la necesidad de las campañas de prevención de enfermedades. Desde luego en sus palabras el doctor Robiou ofreció una cordial bienvenida a todos los delegados de 25 países y 10 organizaciones que asistieron a esa sesión, que tenía como punto principal aprobar el reglamento que debía regir la conferencia y la toma de decisiones consensuadas. A las 10 de la mañana del día dos de octubre en el salón de las Cariátides del Palacio Nacional, se realizó el acto oficial de inauguración de la conferencia. Pronunció un discurso el presidente de la República Rafael Trujillo, y a seguidas el delegado del Perú, doctor Edgardo Rebagliati, en nombre de las delegaciones asistentes agradeció el discurso oficial. Luego pronunció su discurso el doctor Manuel Robiou como presidente de la conferencia y finalizó el acto con las palabras del doctor Fred Soper, director de la Oficina Sanitaria Panamericana. 

Las siguientes sesiones plenarias tuvieron lugar los días tres, cuatro y cinco de octubre y en ellas se trataron problemas comunes en la región, como la tuberculosis, las enfermedades venéreas o el paludismo. En cada ocasión los representantes  comentaban sus experiencias y las compartían con sus pares de toda América. En la tercera sesión intervino el representante de la FAO, la organización de las Naciones Unidas para la agricultura y la alimentación. Desde 1948 esa organización promovía la adecuada higiene materno infantil así como la buena alimentación en las madres y sus hijos. Se realizó además un conversatorio sobre el bocio endémico, dando detalles de la enfermedad y su fácil prevención. Cada nación esbozó sus planes de prevención y fueron particularmente seguidos los de Cuba y Venezuela, dos países que en 1950 ya contaban con institutos para orientar a la población y dar seguimiento a las enfermedades nutricionales y su impacto en la población. Una delegación importante fue la de Brasil y sus logros en la lucha contra el paludismo, y la eliminación de su vector, el mosquito. De igual forma la única delegación que no pudo presentar un informe sobre los progresos hechos desde la XII conferencia panamericana, fue la de Haití, que en palabras de su Ministro de Sanidad, pasaban por un terrible momento. Participaron en la conferencia representantes de Francia, Holanda y Estados Unidos, en nombre de países que formaban parte de sus órbitas de influencia.