“Una primera observación que pudiera levantarse es que la estrategia del PLD-gobierno de minimizar mediáticamente el impacto de la división y tratar de impedir la candidatura del doctor Leonel Fernández no han sido correctas”.
Pedro Silverio, “Al fin una encuesta independiente” (17.01.2020)
Uno de los resultados más sorprendentes de la encuesta Mark Penn Stagwell publicada el pasado 15 de enero de 2020, es que en caso de que Leonel Fernández quede inhabilitado para presentarse a las elecciones presidenciales, el candidato presidencial Luis Abinader ganaría las votaciones cómodamente en primera vuelta, por encima del candidato del oficialismo, Gonzalo Castillo.
Parece contraintuitivo. De hecho, la estrategia del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) luego de la división propiciada por el doctor Fernández y la Fuerza del Pueblo (LFP), ha sido de intentar cerrarle el paso a la candidatura de Leonel Fernández.
Esto va en línea con la opinión de varios expertos políticos que auguran que los votos fugados del PLD hacia LFP tienen vocación de retornar al PLD si Leonel Fernández queda inhabilitado como candidato.
El oficialismo padece del síndrome del miembro fantasma (phantom limb), común en los amputados, quienes continúan percibiendo los calambres de sus miembros cercenados.
La realidad es que los votos perdidos no se injertan tan fácilmente.
Tiro por la culata
La encuesta Mark Penn Stagwell sugiere que la estrategia perseguida por el oficialismo tendría consecuencias indeseadas y en sentido contrario para el PLD y su candidato presidencial, Gonzalo Castillo.
Si se analizan los datos de la encuesta Mark Penn Stagwell, se aprecia que de los 19 puntos porcentuales que saca el expresidente Fernández, si se inhabilita su candidatura, Gonzalo Castillo del PLD apenas captaría 7 puntos porcentuales más. Es decir que el PLD recuperaría menos de un 40 % de la cuota de votos de LFP.
Mientras que Luis Abinader captaría 10 puntos porcentuales – más de la mitad de los votos de LFP – ayudándole a consolidar la victoria presidencial en una primera vuelta, con una proyección total de 53 % de los votos. Aún considerando el margen de error de la encuesta (3 %), Luis Abinader estaría muy cerca del umbral de la victoria en una primera vuelta electoral.
Esto revela que, a pesar de que pierden la presidencia en todos los escenarios planteados a la fecha, para el PLD unas elecciones con Leonel Fernández como candidato presidencial son menos malas que unas elecciones sin él. Pero a menudo las pasiones enlodan la estrategia.
¿Es racional esta estrategia del PLD? ¿Cómo es posible este resultado? ¿No se supone que si los votos de LFP salieron del PLD – la inhabilitación de Leonel Fernández implique que dichos votos se adhieran nuevamente al candidato del PLD?
El análisis económico de las decisiones públicas – llamada también teoría de la Elección Pública (Public Choice Theory) – explica estas interrogantes.
Resulta que quienes persiguen esta estrategia lo hacen bajo los efectos de una de las más antiguas falacias: una paradoja de votación o de Condorcet. La combinación de esta paradoja y del sesgo del optimismo que resulta de ostentar el poder son un coctel peligroso que llevan a muchos políticos a perseguir estrategias erróneas pensando que hacen lo correcto para su causa.
A continuación, explico en qué consiste esta paradoja, y por qué en algunos procesos electorales donde hay tres o más opciones, los grupos pueden tomar decisiones de manera diferente a como lo hacen los individuos que los componen.
Condorcet y las paradojas de votación
Las paradojas de votación fueron explicadas más de cien años antes de que surgiera la teoría de Elección Pública como campo de estudio contemporáneo. De hecho, se atribuye al Marqués de Condorcet, un noble francés, matemático y enciclopedista, su formulación inicial en 1785. Es decir, que las paradojas de votación no son nada nuevo.
En palabras sencillas, la paradoja explica que cuando un electorado tiene tres o más opciones de votación – como ocurre en la primera vuelta de las elecciones presidenciales dominicanas a celebrarse el próximo mes de mayo de 2020 – las preferencias agregadas se vuelven intransitivas.
¿Qué significa esto de (in)transitividad, y con qué se come?
Simplemente es una de las formas como los economistas neoclásicos asumen que las personas manifiestan sus preferencias bajo el marco de la teoría de elección racional.
Por ejemplo, si un individuo prefiere un iPhone por encima de un teléfono Samsung, y prefiere un Samsung a un teléfono móvil Nokia, la transitividad implica que preferirá el iPhone por encima del móvil Nokia.
Es decir: A > B; B > C entonces A > C (aquí el signo de > significa “prefiere … sobre”).
La transitividad es uno de los supuestos básicos de la teoría neoclásica porque define los contornos de lo que implica la toma racional de decisiones.
La racionalidad no se pierde cuando se suman las preferencias de cada votante en una elección donde hay más de tres opciones. Sin embargo, si se puede perder la transitividad.
Eso es lo que explica el resultado revelado por la encuesta Penn. Aunque resulte paradójico y sorprendente, en política hay que evitar caer presa de las falacias de composición, ya que un todo no siempre es la suma de sus componentes.
Como a menudo afirma la sabiduría popular: en política dos más dos no siempre suman cuatro.
Pagar por diferir lo inevitable
La paradoja de Condorcet explica bastante bien por qué sacar a Leonel Fernández de la carrera electoral presidencial de mayo de 2020 ha sido una mala estrategia para el PLD.
No obstante, de los resultados de la encuesta Mark Penn Stagwell, la suerte del PLD está echada, proyectándose que perderán las elecciones presidenciales que se aproximan en todos los escenarios planteados.
El PLD debe elegir entre perder eficiente y elegantemente en una primera vuelta electoral – ahorrándole millones de pesos al país (incluyendo millones de pesos de búsqueda de renta para obtener votos), o tratar recalcitrantemente de avanzar a una segunda vuelta, dejándonos a todos con una enorme cuenta por pagar, sólo para diferir lo inevitable.