Uno en la vida tiene que mantener

La palabra por encima de todo,

No importa que tenga el riesgo de

Su propia vida.

Miguel Cocco.-

Por más que nos acosen los problemas; por más que nuestros políticos y funcionarios no hagan el menor esfuerzo por brindarnos la tranquilidad para el buen vivir; por más que los indicios nos hagan pensar que hasta la identidad como pueblo la vamos perdiendo como agua que corre a su perdición en el ancho y vasto mar; por más que duela el ver como la ética y la moral van sucumbiendo ante la fuerza del sucio dinero y la mente colectiva gira como veleta a expensas del querer del viento, aun así, nos quedan cosas hermosas por las cuales continuar viviendo.

Y muy a pesar de que dentro de nuestra fauna política existan esperpentos dedicados exclusivamente a crear fantasías o apocalípticas predicciones y que muchos de estos solo sean especialistas en indelicadezas, en herir susceptibilidades y más aun, por encima de aquellos perversos que no necesitan nombramiento para mostrar su comportamiento siniestro, porque esa es su naturaleza, aun así, sobran motivos para vivir.

Por eso hoy no quiero referirme ni someramente a esa claque, asociación de gilipollas o políticos que se esconden en maniqueísmos para justificar el desconcierto en el cual nos tienen sumidos, hoy, definitivamente, no estoy en ellos.

Por el contrario, quisiera revivir, yéndome a esos rincones oscuros de la mente y el alma, aquellas canciones y poemas que nos han hecho vivir bellos e inolvidables momentos y que han volado de boca en boca, de generación en generación y que nos han hecho fieles creyentes de que la vida es bella y vale la pena vivirla por encima de los pedantes, que esto lo consideran como una vulgar cursilería.

Y no es que pretenda aunque así suceda, mezclar los temas ni decir que cada día me atemorizan más las cosas bellas que se van perdiendo, aunque si convencido de que tantos suplicios nos van convirtiendo el corazón y los sentimientos en pura piedra, en seres insensibles, ajenos al dolor ajeno, inexpresivos ante las indelicadezas de nuestros políticos y funcionarios, los cuales al parecer, definitivamente, tienen mucho mas pasado que futuro.

No pretendo decir que todos son iguales. Porque así como podemos encontrar una flor en el lugar menos esperado, por igual podemos encontrar la espina. Y más, al decir del refranero popular, de que no hay rio por más limpio que este corriendo que en su momento, no haya bajado con agua sucia.

Quizás solo aspiraría a que dentro de su maldad e impúdicas indelicadezas, nos permitiesen soñar. Pensar que aun podemos rescatar de la pedantería política y literaria, esas cosas de pueblo que expresan penas, alegrías y nostalgias y que antes andaban de boca en boca y que llamaban versos, poemas o declamaciones.

Que nos permitan, mientras ellos se desviven en angurrias y desgraciadas ambiciones  personales, poder decir a una moza; “tener tus ojos debe ser ilegal y más, si cuando miras, solo inspiras a pecar”. Que nos permitan soñar que donde se encuentre la paz, en ese mismo lugar se encuentra nuestro hogar. Que nos permitan parodiar una bella canción y decirles que; “Nos asombra que tengan capacidades de más, pero, no se asombren si les decimos que, aunque todo esto les sobre, para obtener nuestros votos, aunque todo les sobre, en cuanto a nosotros, simplemente… ¡No les da! ¡Si señor!