Increíble que persista el debate de la defensa a la mujer a decidir sobre su cuerpo con relación a un embarazo de riesgo por causas de salud, malformación del feto y otras delicadas situaciones que cualquier cabeza "humana" debería entender.

La mujer, nosotras, ha vivido siglos y siglos de sometimiento moral en todas las sociedades desde que el mundo es mundo.  Con el transcurrir de los años, la mujer abrió  caminos que antes estaba vetados.  A esa mujer, le ha costado mucho su "libertad" emocional, física, sexual y moral frente a una andanada de "machos" cabríos que pululan en cada rincón y por aquellos credos y dictados "morales" mal llevados hasta el fanatismo  que ciegan a los cortos de miras en sociedades como la nuestra.   ¿Qué les parecería a los hombres si un Estado, congreso o credo le dictamina a quién embarazar o con quién acostarse? Se armaría una revolución.

Latinoamérica,  continente conservador por antonomasia en el que convergen países un poco más adelantados que República Dominicana pero que no deja de someter a la  mujer, según las normas morales o eclesiásticas de unos pocos, ha experimentado con este tema del aborto casos verdaderamente alarmantes donde la víctima, esa mujer obligada a parir no importa las consecuencias, muere sin nadie que responda por ellas.

El Código Penal que tiene 12 años o más de paseo convertido en papa caliente, que pasa de mano en mano porque nadie tiene las agallas a modificar ciertos artículos y leyes en favor de la justicia de este país y de la mujer nos convierte en el hazmerreir de esta situación frente a otras naciones donde ese tema está más que superado.  Ahora este dichoso código fue devuelto por el Presidente Medina para que nuevamente los congresistas debatan, mediten y continúen la sarta de tonterías y manipulación mediática en cuanto a este tema.

Me niego como mujer que soy, a que un grupo de "moralistas" congresistas y aquellos que se autodenominan pastores o curas tengan la última palabra en un Código Penal que castiga más que nada a la mujer de escasos recursos. Aquella que no podrá pagar un aborto terapéutico y tendrá una vida condenada o las habrá que morirán a manos de cualquiera cuando le practique un mal aborto en un ventorrillo.  Las mujeres que pueden pagar este tipo de situaciones salen del país o compran al ginecólogo de turno. Esa es la situación de esos lúcidos sabios de este patio que desean comprender.

En ese sentido, es hora ya de que en este país por las buenas o las malas la Iglesia, esa corporación tan dañina como manipuladora, se abstenga y no se inmiscuya en los asuntos de Estado.

Ojalá y el Presidente Medina no politice este tema de vital importancia para el avance de una sociedad como la nuestra y para la libertad a decidir de la mujer dominicana.