Siguiendo un poco sobre el mismo tema de la semana pasada, viendo un pelín sus matices, e incluso investigando sobre las vertientes que no conocemos en primera persona, nos encontramos con que en el ámbito de la arquitectura, que es el nuestro y es sobre el que podemos hablar, se plantean varias modalidades de concursos o competiciones. Evidentemente, hablamos en términos globales; quizás en San José de Costa Rica sea un tanto diferente que en Michigan, EE.UU. , pero por ahí va la cosa.

Están los concursos públicos, que son los que son convocados por la administración pública o algún estamento u organismo de ese espectro administrativo. Luego los hay privados, que son los convocados por entidades o promotores de carácter privado. Una subdivisión, que puede salir de cualquiera de los anteriores es la de concursos abiertos, que son aquellos en los que puede presentarse cualquiera con las competencias requeridas. A su vez, y como una subdivisión más, están los concursos de alcance nacional y los que son de alcance  internacional.

Si seguimos subdividiendo categorías,  los tenemos restringidos o abiertos. En estos últimos no es que pueda entrar todo el mundo, pero todo aquel que crea, de sí mismo, que tiene las herramientas, recursos, capacidades, etc. para presentarse, puede hacerlo. Por otro lado para los restringidos,  hay que esperar que los convocantes sean los que inviten a participar o realicen un proceso de pre-selección, o ambas cosas a la vez.

También están los concursos de ideas, sobre los que nos hemos referido con anterioridad, cuyo objetivo es publicitar, publicar, o simplemente visibilizar nuevas ideas y proyectos, más que llevar a cabo la construcción. Estos últimos, los concursos de ideas, son muy habituales entre estudiantes ( pero no dejan de ser interesantes para los profesionales), con los que se les da la oportunidad de dar un paso en la dirección del futuro ejercicio profesional.

¿En busca del reconocimiento?

La respuesta a este pregunta no puede ser más afirmativa: un sí categórico.  Un concurso permite a un arquitecto anónimo, de los muchos que estamos en esa condición, poder dar un salto cuántico en su carrera, o incluso, tan solo desarrollando el hábito – y sin llegar a dar ese salto cuántico- poder conseguir el reconocimiento paulatino de sus pares y hasta de la sociedad, en sus partes y en su conjunto.

Existen equipos de arquitectura, despachos para ser más exactos, que a fuerza de participar en varios concursos con tipologías específicas, son ya reconocidos por ello en el ámbito profesional. Los hay que habiendo desarrollado varias propuesta en una misma línea tipológica- (algunos ganadas y otros perdidas), ya son convocados por entidades públicas y/o privadas para participar en concursos restringidos sobre esa determinada tipología.

Adjuntamos un enlace de sumo interés y que invita a apoyar los concursos de arquitectura en la República Dominicana: https://www.change.org/p/importancia-de-los-concursos-de-dise%C3%B1o-arquitect%C3%B3nico-en-la-rep%C3%BAblica-dominicana-sard

Nosotros por este lado, seguiremos sobre el tema, por la importancia que entendemos que tiene tanto para el gremio profesional , al que pertenecemos, como para la sociedad. Hasta la próxima.