Aunque el Gagá llegó a Dominicana con las migraciones haitianas al inicio del siglo XX,  las primeras crónicas periodísticas sobre su presencia comenzaron aparecer al inicio de la década del 40.  Con la aparición del libro “El Gagá. Religión y Sociedad de un Culto Dominicano: Un Estudio Comparativo”, autoría de la antropóloga dominicana-haitiana-norteamericana June C. Rosenberg, (1979), se inicia el debate científico-académico en nuestro país sobre el Gagá, el cual se enriqueció posteriormente con el libro “Gagá y Vudú en la República Dominicana”, del antropólogo puertorriqueño José Francisco Alegría en el año de 1993.

Para June, el Gagá es ante todo, “Un culto religioso”, que “opera alrededor de los grupos,  de los pueblos situados en las zonas donde hay ingenios azucareros”.  En realidad, tal como apunta Alegría, el sustrato religioso del Gagá es el Vudú. Por esa razón, en el prólogo del libro de June, el maestro Marcio Veloz Maggiolo afirmó que “el Gagá es una especie de salvoconducto para seres que solo pueden arribar al “prestigió” mediante  una organización en la que predominan los contados en el mundo de los espíritus, los guedes, los lúa, los seres del ritual rada y del rito petró”.

El debate se enriqueció con los aportes de los investigadores haitianos, que nosotros no conocíamos y que comenzaron a tener existencia a partir de 1955, cuando Maximiliam Honorat planteó que el Gagá debía de ser estudiado en su aspecto mágico-religioso y en su carácter festivo de diversión, porque como afirmó Jean Franck Saint  Cyr, “el Rará es una fiesta tradicional haitiana”.

En el año del 1958, el antropólogo haitiano Gerson Alexis afirmó categóricamente que el Vudú era el telón de fondo del Gagá y de la cultura haitiana.  Incluso, sostenía que el nombre mismo, sería prestado del Yoruba, donde la palabra Gagá era un adverbio que significaba “bruyament” (ruidosamente).  El debate abrió nuevas interrogantes, al inicio de la década de los 70, cuando P. Mannix  Malcom Cowley en su “Historia de la Trata de Negros (1518-1865) escribió que en un lugar de Angola, encontró una tribu llamada Gagá.

Aun con la presencia del Vudú en el Gagá, Lamar Tiniere Honorat, clasifica la danza Rará entre las danzas profanas, junto con las danzas convite, las danzas carnavalescas y todas las danzas de entretenimiento.  En el Departamento del Noroeste, por su parte, afirma Gerson Alexis que “las danzas Rará son conocidas bajo el nombre de Qual Quadis, deformación de “La loi dit”  (La Ley Dice).  Esta expresión “hace alusión a la ley divina o religiosa que desearía que los días de la Semana Santa se conmemoraran con manifestaciones apropiadas”.

En esta perspectiva, Enmanuel C. Paul va más lejos.  Afirma que después de la colonia el carnaval es la fiesta más popular en Haití y “que el carnaval después de la apoteosis de la quema, se prolonga, en un nuevo ciclo de festividades limitadas a los medios rurales y conocidos con el nombre de Rará”.  Esto quiere decir para nosotros, que el Gagá es una manifestación carnavalesca, por eso, J. B. Romain, considera que el Rará es una de las formas del carnaval rural en Haití.

La propia June Rosenberg, tiene una apertura en ese sentido y expresa: “Sin embargo, se trata de un culto religioso y por eso, se debe tomar nota de cuales aspectos religiosos que en el sistema del Gagá se han incorporado a los aspectos carnavalescos, como consecuencia del actual ambiente socio-económico dominicano”.

En esta perspectiva, la antropóloga norteamericana-dominicana, Martha Ellen Davis, considera que “el Gagá es más que un baile carnavalesco.  El origen haitiano, en realidad, es una manifestación sincrética de la cultura africana y Europea, de la dominicana y de la haitiana, convertida desde hace tiempo en culto religioso dentro de las ricas manifestaciones de la cultura dominicana”.

Ella reafirma el planteamiento básico de June, que destapó una olla de grillos, cuando tuvo la osadía de afirmar: “Este complejo sincrético del Gagá es, a nuestro juicio, específicamente dominicano, y tal vez, basado inclusive en elementos carnavalescos dominicanos del siglo pasado.  Es además, una organización estructural de elementos de la religión Vudú en sus formas dominicana y haitianas”.

Cuando se habla de la existencia del Gagá Dominicano, este se vincula con África, Haití, Vudú y catolicismo, en ese sentido el sociólogo-antropólogo de Carlos Andújar Persinal,  expresa acertadamente: “El Gagá es considerado un culto socio-religioso de influencia haitiana en nuestro país, pero cuyos rasgos básicos lo ligan a África: es una ceremonia que en la época en que se celebra podría pensarse que está relacionada a los cultos católicos de la Semana Santa, sin embargo, podríamos también vincularla a los cultos de la fertilidad que se ejecutan en África Occidental para el periodo de la cuaresma y en la primavera, considerada esa la época de la fertilidad de la tierra y por eso, muchos de esos cultos  son de gran sensualidad y suele estar presente el elemento secular ligado a lo sagrado, como se presente en el Gagá nuestro”.

Franco, jefe del Gagá de Palavé, considera que “el Gagá era el medio que utilizaban los esclavos africanos para protestar contra las injusticias y llegó a Haití hace dos siglos”.

“Esta es una danza carnavalesca, afirma el maestro Fradique Lizardo, que aunque altamente erótica, no es obscena ni pornográfica, ya que el erotismo en la misma cumple la función de un mensaje de  invitación a la vida y al nacimiento de la naturaleza después del invierno y como toda danza a la vida, tiene que ser excitante”.

Hasta este momento, era unánime la dimensión de que el Gagá era una expresión exclusiva de los Ingenios, del Batey, ligado a la caña y a la industria azucarero, pero ya no es así, y este es el mayor desafío en este momento, porque en la actualidad, tenemos además el Gagá de Polo, investigado por José Castillo Méndez y el Gagá de Elías Piña, el de mayor riqueza teatralizada, ambos desconocidos por el pueblo y la mayor parte de los investigadores del país, ya que como dice Jorge Berenguer Cala, historiador cubano, “cada grupo de Gagá tiene sus características, sus conceptos espirituales, sus compromisos, por lo tanto, hay que estudiar los casos por separado”.