Conceptos básicos sobre colonialidad: hacia la desmitificación del relato moderno
- Sistema-mundo moderno colonial e idea de raza
Con el descubrimiento-desencuentro-invención de las Américas (Mignolo, 2004) se creó un sistema mundial en el cual Europa se sitúo centro del mundo. Antes del siglo XV, lo que hoy conocemos como Europa, era una periferia fuera del sistema interregional (Dussel, 1994) que existió hasta finales del siglo XIV cuyo centro estaba entre Oriente Próximo y el Pacífico. En épocas precedentes existieron otros sistemas interregionales que, a su vez, fueron controlados por diferentes civilizaciones y regiones. Así, el primer sistema interregional del cual se tiene noticia, tuvo su centro en el Mediterráneo y controlaron Egipto Antiguo e Hittitas. Romanos, persas, helénicos, califatos musulmanes y chinos controlaron, en sus épocas, subsiguientes sistemas interregionales. El Mediterráneo y el Océano Pacífico fueron durante siglos centros de esos sistemas.
Con el “descubrimiento” de las Américas el Atlántico pasó, por primera vez en la historia conocida, a ser centro del mundo, y Europa, igualmente, devino por primera vez poder central mundial. Ni Grecia Antigua ni Roma eran Europa ya que formaban parte de sistemas interregionales que no tenían que ver con lo que hoy es Europa y, de otra parte, en tanto lo que hoy día conocemos por Occidente se montó a partir del colonialismo iniciado en el siglo XV, aquellas civilizaciones, las cuales, como Grecia, que era tributaria de la civilización negra Bantú de Egipto Antiguo en los órdenes de las matemáticas, arquitectura y nociones epistémicas, tenían unas concepciones de mundo y estructuras epistemológicas y ontológicas muy diferentes a, por ejemplo, el ego cogito cartesiano fundante de la epistemología moderna.
Con las condiciones de posibilidad que le permitieron dicha centralidad, Europa, y el hombre blanco europeo, montaron la estructura de conocimiento moderna. En el contexto de tales relaciones de poder, vía la imposición y con el resto del mundo colonizados por ellos, los europeos universalizaron esa estructura de generación de conocimiento que, siendo nada más que la específica forma de conocer europea, se naturalizó como la única forma “válida” y científicamente sustentada de conocimiento. Con ello Europa/Occidente se erigió en matriz epistémica mundial tal como lo sigue siendo hoy, en tanto permanecen vigentes tales relaciones de poder. Desde ese conocimiento (epistemología) el blanco europeo clasificó las otras “razas” del mundo (el mundo que colonizó) y, cuanto más alejada del ideal de humanidad europeo, “menos humana” era clasificada la otra “raza”. El fenotipo blanco-europeo, en esa lógica, se estableció como paradigma de lo humano (bello, inteligente, moderno, etc.) en tanto lo negro e indio, en nuestro caso latinoamericano, como lo menos humano susceptible de dominación para “humanizar/civilizar”. Esta hegemonía de lo blanco/europeo se ha naturalizado, en el relato dominante de la modernidad, como lo que “siempre” ha existido. Sin embargo, como ya vimos, antes del siglo XV ello no era, ni de cerca, así.
- Sentido común moderno colonial
Para instalar el sistema-mundo moderno colonial y lograr su permanencia en el tiempo, era preciso que la mayor parte del mundo colonizado, esto es, las otras “razas”, asumieran la lógica del relato de la modernidad de tal forma que la naturalizaran como lo normal y único posible. Para con ello crear un sentido común colonial a partir del cual se signifique la gente del resto del mundo. Así, surgió un sujeto colonial (todavía prevaleciente) que se construye ontológicamente desde ese relato donde lo blanco-europeo se asume como lo más humano (el conocimiento, la belleza y lo civilizado “nace” en Grecia y de ahí “pasa” a los romanos y de éstos a Europa moderna) y que piensa que para “progresar” y “humanizarse” hay que ser, pensar, hacer y vivir como el blanco. Ese sujeto enuncia desde sus ausencias (Colonialidad del Ser, Maldonado Torres 2008) por cuanto considera que algo le falta para ser puesto que, teniendo como referente de lo humano/civilizado lo blanco-europeo-norteamericano, se ve a sí mismo como incompleto; la técnica, la ciencia, la estética e incluso el fenotipo blanco, entiende, debe asumir para “civilizarse/progresar”.
- El privilegio de lo blanco/europeo en los relatos nacionales latinoamericanos
Los criollos que se enfrentaron a la metrópolis española a fin de independizar las colonias hispanoamericanas, enunciaban desde el relato moderno colonial, con lo cual, reproducían la colonialidad a nivel interno y de ahí que, aun con las independencias, persistieran en nuestro continente las lógicas coloniales. Así las cosas, la colonialidad sobrevivió al colonialismo. Las relaciones de poder internas en las nuevas naciones independientes siguieron estando signadas por la colonialidad, esto es, un mundo basado en jerarquías raciales donde el color de piel de un individuo determinaba su lugar en la sociedad, así como si podía gozar de privilegios o no. De otro lado, el conocimiento derivado de lo blanco siguió viéndose como el único “válido” y sustentado, al tiempo que las epistemes derivadas de lo indígena y afro fueron completamente rechazadas, y, como mucho, folklorizadas en tanto “carentes” de inteligencia. Las vidas de los no blancos o no propietarios, asimismo, continuaron siendo dispensables: matar un indio, un negro o un pobre, si era en función del “progreso” y la “civilización”, incluso se justificaba. De ahí limpiezas raciales en países como Argentina y El Salvador que, teniendo en el siglo XIX poblaciones afros e indígenas que superaban a la blanca/mestiza, hoy día casi no tienen poblaciones indias o negras.
La colonialidad que reproducían nuestras castas dominantes y dirigentes condujo a que éstas se convirtieran en subordinadas de Inglaterra (imperio mundial en el siglo XIX de nuestras independencias). Mientras, las élites de las nuevas naciones norteamericanas rompieron lazos de subordinación con los ingleses en pos de construir sus propios modelos de desarrollo. En ese contexto, se creó un nivel de colonialismo interno en nuestros países, y unas lógicas de jerarquías raciales/sociales que, aunado a la existencia de un sistema-mundo cuyos poderes centrales (Inglaterra, Estados Unidos y el norte de Europa) precisaban del subdesarrollo de sus periferias para montar su desarrollo, llevó a la dependencia de América Latina con respecto al mundo europeo/norteamericano desarrollado. Dependencia simbólica (mental) y material (económica).