El ministro Administrativo de la Presidencia, José Ramón Peralta, en su afán de alabar al presidente Danilo Medina vive repitiendo cual papagayo unos supuestos logros del gobierno en sus siete años y medio de ejecución. Entre los mas destacados “logros” del gobierno cita Peralta la estabilidad económica y el crecimiento del PIB, las visitas sorpresas, el financiamiento a productores, la planta a carbón de Punta Catalina y la mejora de la seguridad vial, entre otros, ante tal arrogancia le prometí una respuesta que desmontara sus falacias, la cual cumplo hoy haciendo acopio de informaciones vertidas en los medios de comunicación del país.
Todos esos supuestos logros se derrumban cual gigante de pies de barro al analizar el crecimiento del PIB versus el acelerado endeudamiento al que acude cada año el gobierno de Danilo Medina. Hay un dato revelador contenido en las estadísticas del Banco Central, por cada punto de expansión de la economía dominicana entre 2000 y 2018 la deuda creció 2.78%. Según estas estas mismas estadísticas, mientras el PIB hoy equivale a 3.26 veces, la deuda lo es 9.72 veces a la registrada en diciembre de 2000, por lo que podemos afirmar que el crecimiento del PIB se debe al crecimiento de la deuda y por ende, todo lo que el gobierno de Danilo Medina ha hecho está sustentado en la hipoteca del futuro de las próximas generaciones de dominicanos.
Cuando un gobierno gasta más de lo que le ingresa se genera lo que se conoce como déficit fiscal, que es lo que ha venido sucediendo en nuestro país desde hace más de una década, y estos gastos tienen que ver con una elevadísima nómina pública de mas de 700 mil empleados, muchísimos de ellos botellas con altísimos salarios, y la corrupción a través del sobre costo de las obras, en especial aquellas contratadas con Odebrecht entre las cuales sobresale la planta termoeléctrica de Punta Catalina, cuyo entramado de corrupción fue revelado por la periodista Alicia Ortega sin que hasta la fecha el ministerio público haya movido un dedo para aclarar lo revelado en El Informe.
Otras obras mencionadas en casos de corrupción tanto del gobierno de Leonel Fernández como de Danilo Medina son: el corredor Duarte I, la Autopista del Coral, la Circunvalación de La Romana, la carretera Cibao-Sur, la Carretera Bávaro-Miches-Sabana de la Mar, el Corredor Duarte II, la Ecovía de Santiago, el Bulevar Turístico del Este y la Circunvalación San Pedro de Macorís-Carretera La Romana, todas construidas bajo el desempeño de Víctor Díaz Rúa y Gonzalo Castillo en el ministerio de Obras Públicas. Castillo, actual candidato presidencial del Partido de la Liberación Dominicana enfrenta varios escándalos por contratos autorizados presumiblemente de manera irregular.
El «Penco», como fue llamado por el presidente Medina, permitió el uso de unos 11 mil 500 millones de pesos para el asfalto de calles poco antes de celebrarse las primarias abiertas del 6 de octubre, en contratos que fueron firmados sin licitación pública y sin especificar detalles acerca del asfaltado, tales como distancia, espesor, calidad y temperatura, lo que se presume como una violación a los requerimientos de la Ley 03-40 sobre Compras y Contrataciones de Bienes, Servicios, Obras y Concesiones.
Demostrado ya que lo del crecimiento del PIB y la estabilidad económica de que tanto alardea el ministro Peralta no es mas que una ilusión, que Punta Catalina y la seguridad vial, incluidas las obras detalladas en este articulo, son fruto también del endeudamiento del país y de la corrupción vía la firma de addemdums que aumentan astronómicamente su costo final, quise dejar para ultimo lo que parece ser la joya de la corona para la administración de Danilo Medina, las visitas sorpresa.
En una serie de artículos que escribí a partir de la inauguración de la administración de Medina, siempre critiqué las visitas sorpresas. En el año 2015 dije lo siguiente: “En una inusual declaración de prensa el presidente Danilo Medina ha dicho que defenderá su programa de visitas sorpresa con uñas y dientes, y mucho dinero en publicidad agrego yo. Esta declaración de Medina viene luego de fuertes cuestionamientos a ese programa hechos por el Partido Revolucionario Moderno, que demostró y ha puesto a la defensiva al gobierno al señalar que de 166 visitas hechas por el presidente a la región sur del país solo 18 se habían cumplido, esto da un nivel de incumplimiento del 89%, un verdadero fraude.
A mi no me extrañó el dato pues desde hace tiempo vengo señalando que mas que sorpresa esas visitas son un fraude pues la mayoría de sus promesas no se cumplen y porque ese programa ha sustituido de hecho al ministerio de Agricultura, cuyo presupuesto ha sido reducido en casi la misma proporción de la inversión hecha a la fecha en esos paseos dominicales del presidente Medina. Los mas de 8 mil millones anuales en gastos de publicidad gubernamental para tratar de convencer a la gente del éxito de un programa fracasado ha hecho que mucha gente buena, entre ellos creadores de opinión, considere esa farsa como un logro sin detenerse a analizar el nivel de cumplimiento de las promesas.”
Pero quien en verdad desnudó este programa fue el trabajo de investigación “REFLEXIONES SOBRE EL IMPACTO DE LAS VISITAS SORPRESA” de Pedro Juan del Rosario, un economista investigador de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM), cuyo estudio concluye que este programa tiene un impacto poco significativo en la reducción de la pobreza y la desigualdad, debido a que el factor principal que explica esa reducción es el incremento del ingreso laboral rural y el impacto de las visitas sorpresa está determinado principalmente por los ingresos no agrícolas que se generan en actividades fuera de la zona rural.
En segundo lugar, se plantea la imposibilidad de un aumento significativo del empleo agropecuario, cuando la Creación Neta de Empleo en esa actividad resulta negativa en el período 2012-2018.
Y, en tercer lugar, los logros señalados respecto a la autosuficiencia alimentaria no se pueden sustentar con los datos disponibles. La producción nacional aporta mucho menos del 85% del gasto en alimento de los hogares dominicanos, en una trayectoria de pérdida de importancia relativa respecto a las importaciones de alimento.
Al ministro Peralta últimamente no le sale nada bien, su sonrisa nerviosa lo delata, sus encuestas de escritorio desnudan una preocupación por el próximo desalojo del gobierno y la inevitable rendición de cuentas por ocho años de parranda en la que se han dilapidado miles de millones de pesos y cuya herencia será una deuda que tendrán que enfrentar las futuras generaciones de dominicanos.