Claro que no a todas las personas les importará. Para algunos es un hecho que ni siquiera debía ser noticia. Pero a mí me ha causado profunda pena.
Murió Sudán, el último rinoceronte macho de su especie. Con su final podría extinguirse la especie rinoceronte blanco del norte.
Sudán fue sacrificado tras agravarse significativamente la enfermedad que sufría desde hace varias semanas, según informó a la agencia EFE la reserva natural de Ol Pejeta (Kenia, África), donde vivía desde 2009.
En la reserva en que se cuidaba al viejo Sudán se logró extraerle “material genético”. De esta manera se espera que los intentos por reproducir al rinoceronte blanco por medio de "técnicas genéticas avanzadas” sean exitosos.
Aparte de Sudán, hay dos hembras vivas, ambas hijas del fallecido viejo rinoceronte. El problema es que la fecundación artificial nunca se ha intentado con rinocerontes, y nadie podría asegurar el éxito en este caso.
Incluso si la ciencia lograra una reproducción exitosa, nunca sería igual. Estos hermosos animales tienen el derecho a vivir libremente, a amar y a reproducirse, como los humanos, como todas las formas y expresiones de la existencia.
Que la humanidad asista en pleno siglo XXI a la desaparición de una especie es una verdadera tragedia. Pudo más el egoísmo de los humanos, la depredación, la explotación sin miramientos de los recursos naturales y, sobre todo, la perversidad de matar animales disfrazada de "deporte de cacería".
Como la especie de Sudán, seguirán desapareciendo otros animales terrestres, aves, peces y reptiles. Si continuamos dañando el ambiente, veremos morir ríos, montañas, playas y bosques.
Adiós viejo Sudán. Para ti mi homenaje póstumo:
¡Oh muerte, vieja capitana, ya es tiempo! ¡Levemos el ancla! (Rimbaud)
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Morin un poco (Hugo Montenegro)
Triste (Los Impala)