El 25 de Noviembre conmemoramos el Día Mundial de la Erradicación de la Violencia contra las Mujeres, en una fecha que tiene mucho que ver con los dominicanos y sobre todo con las dominicanas. Con el asesinato de Las Hermanas, sufrimos el episodio más concreto y cruel del uso del poder y control en contra de las mujeres ejercido por el poder político y que se ha perpetuado de generación en generación hasta nuestros días. Se ha enraizado en nuestras mentes, invadió la convivencia familiar, las relaciones de pareja y cada día se hace conducta común en la convivencia diaria entre hombres y mujeres.

El machismo como legado del patriarcado nos ha dejado mucho dolor a todos y a todas, pues tanto hombres como mujeres lo actuamos, pues somos parte del entramado social y nos hemos quedado atrapados en él.

Siempre para esta fecha ponemos el ojo en las mujeres y así ha de ser, pues somos las que perdemos la vida en esta trampa y esta lucha. Más hoy quiero hablar de la trampa del machismo para los hombres.

Indiscutiblemente que el patriarcado da privilegios a los hombres principalmente y sobre todo en el uso del poder y de ahí se abre a todos los demás ámbitos, el campo económico, laboral, social, político, profesional, científico, de las artes y la investigación, cada uno en sus distintas manifestaciones. Sólo por el privilegio en el uso del poder es explicable esta preponderancia del hombre sobre la mujer en todas estas áreas del desarrollo.

Ahora bien, dentro de todo esto ¿Qué han perdido los hombres con el machismo? Creo que muchas cosas, en la competencia por ser los mejores, por producir más dinero, por dar una buena imagen, por tener poder, se han perdido a ellos mismos y a las personas que más aman.

En la atrofia emocional que implica este sistema para ellos, en el que está mal visto expresar sus sentimientos de dolor, de miedo, de amor, de indefensión, no se miran, no se conocen, no crecen, no se aman y terminan siendo unos extraños para ellos mismos.

Esto hace que pierdan la salud física además de la emocional, pues por algún lado tiene que salir tanta presión y se enferman. Esto explica los accidentes cardiovasculares cada vez a una edad más temprana, las ulceras, las gastritis, las irregularidades intestinales, entre otras. Situaciones que llevan al extremo pues en este sistema les está prohibido también enfermarse y los cuidados necesarios previos a la enfermedad, se los pasan por alto.

Así mismo en su afán por “parecer buenos”  y poderosos, por hacer hazañas que todos aplaudan, se arriesgan en actividades en las que pierden la vida. Actividades que implican velocidad, enfrentar a otros, probar la fortaleza de su cuerpo, entrar en pleitos ajenos y “dar el pecho” en vez de retirarse y cuidarse.

Han perdido la capacidad de conexión con las necesidades de los otros y las otras, la sensibilidad, la empatía con el dolor ajeno, que implica llorar, entristecerse y acompañar a la persona que está  en una situación difícil.

Muchas veces pierden a la mujer que aman por su ausencia emocional.

Han perdido a sus hijos e hijas, la maravilla de verlos crecer, el aprender de ellos y ellas, de estar pendientes de sus alegrías, sus dificultades y sus pequeñas preocupaciones, pues cuando vienen a darse cuenta ya crecieron mientras ellos trabajaban y producían dinero.

En fin si lo miramos, parecería que se pierden de las cosas más importantes y hermosas de la vida.

No tienen tiempo para escuchar, pues no han aprendido más que a hablar, no tienen tiempo de detener su mirada al cielo en una noche de luna, pues aquí abajo están muy ocupados, no miran a los ojos pues el miedo a ser descubiertos les gira la cabeza rápidamente. Y todo esto, escuchar, mirar, sentir, acompañar, compartir, crecer, amar, son precisamente las grandes cosas de la vida y ellos  tienen capacidad de  hacerlo y disfrutarlo, pero el machismo les ha convencido de lo contrario y ellos se han conformado con ser sólo la mitad del gran ser humano que pudieran ser.

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@solangealvara2