¡DIOS MIO, qué raros son estos aspirantes republicanos a la presidencia de Estados Unidos!
¡Qué lamentable montón de ignorantes y locos absolutos!. O, como mucho, ¡que hatajo de tramposos y cínicos! (Con la posible excepción del médico bueno, Ron Paul).
¿Es esto lo mejor que puede ofrecer una nación grande y orgullosa? ¡Qué miedo da la idea de que uno de ellos pudiera en realidad llegar a convertirse en la persona más poderosa del mundo, con un dedo en el más grande botón nuclear!
PERO VAMOS a concentrarnos en el favorito de actualidad. (Los republicanos parecen cambiar al que va en la punta, igual que un pretendiente se cambia un calcetín molesto.)
Es Newt Gingrich. ¿Lo recuerdan? El presidente de la Cámara que tuvo un romance extramarital con una becaria, mientras que al mismo tiempo dirigía la campaña para destituir al presidente Bill Clinton por tener una aventura con una pasante
Pero ese no es el punto. El punto es que este gigante intelectual ‒nombrado así en honor de Isaac Newton, quizás el científico más grande de la historia‒ ha descubierto una gran verdad histórica.
El Newton original descubrió la ley de la gravedad. Newton Leroy Gingrich ha descubierto algo no menos potente: hay por ahí un pueblo "inventado", refiriéndose a los palestinos.
A lo cual un israelí humilde como yo podría responder, con lo mejor de la jerga hebrea: "Buenos días, Eliyahu!". Así honramos a las personas que han hecho un gran descubrimiento que, por desgracia, ya había sido descubierto por otros mucho antes.
DESDE SUS inicios, el movimiento sionista ha negado la existencia del pueblo palestino. Ese es un artículo de fe.
La razón es obvia: si existe un pueblo palestino, el país del que los sionistas estaban a punto de hacerse cargo no estaba vacío. El sionismo implicaría una injusticia de proporciones históricas. Siendo personas muy idealistas, los sionistas originales le encontraron una salida a este dilema moral: simplemente, negaron su existencia. El lema ganador fue: "Una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra".
Entonces,¿quiénes eran esos curiosos seres humanos que encontraron cuando llegaron al país? ¡Oh, Oh! Bueno, no eran más que las personas que se encontraban allí, pero no "un" pueblo. Eran transeúntes, por así decirlo. Más tarde ‒cuenta la historia‒ después de haber hecho florecer el desierto y de convertir una tierra árida y abandonada en un paraíso, los árabes de toda la región invadieron el país, y ahora tienen la osadía ‒en verdad, el descaro‒ de afirmar ¡que ellos constituyen el pueblo palestino!
Durante muchos años después de la fundación del Estado de Israel, ésta era la línea oficial. La famosa Golda Meir exclamó: "No hay tal pueblo palestino!!
(A lo que yo respondí en el Knesset: "Señora Primer Ministro: tal vez usted tenga razón. Tal vez, en realidad no hay un pueblo palestino, pero sí millones de personas creen erróneamente que ellos son un pueblo; y se comportan como un pueblo; por lo tanto, ellos son un pueblo".)
Se echó mano a una máquina de propaganda enorme ‒tanto en Israel como en el extranjero‒ para "probar" que no había ningún pueblo palestino. Una señora que se llama Joan Peters escribió un libro (Desde tiempos inmemoriales) que demostraba que la gentuza que se hace llamar "palestinos" no tenía nada que ver con Palestina. No son más que intrusos e impostores. El libro tuvo un éxito enorme, hasta que algunos expertos lo desarmaron y demostraron que todo el edificio de pruebas concluyentes era una basura total.
Yo mismo he pasado cientos de horas tratando de convencer al público israelí y extranjero de que existe un pueblo palestino, y que tenemos que hacer las paces con ellos. Hasta que un día, el Estado de Israel reconoció a la OLP como único representante del "pueblo palestino", y el argumento quedó enterrado.
Pero llegó Newt y, como un Jesús tardío, resucitó de entre los muertos.
OBVIAMENTE, ÉL está demasiado ocupado para leer libros. Es cierto que una vez fue maestro de historia, pero desde hace muchos años ha estado muy ocupado como vocero del Congreso, haciendo una fortuna como "asesor" de las grandes corporaciones, y ahora tratando de convertirse en presidente.
De lo contrario, probablemente se habría topado con un libro histórico brillante escrito por Benedict Anderson, Comunidades imaginadas, que afirma que todas las naciones modernas son inventadas.
El nacionalismo es un fenómeno histórico relativamente reciente. Cuando una comunidad decide convertirse en una nación, tiene que reinventarse a sí misma. Esto significa la invención de un pasado nacional, y la reorganización de los hechos históricos (y los que no son hechos), con el fin de crear una imagen coherente de una nación que existe desde la antigüedad. Hermann el Cherusker, miembro de una tribu germánica que traicionó a sus jefes romanos, se convirtió en un héroe "nacional". Refugiados religiosos que aterrizaron en Estados Unidos y destruyeron la población nativa se convirtieron en una "nación". Los miembros de una diáspora étnico-religiosa se constituyeron en una "nación judía". Muchos otros hicieron más o menos lo mismo.
Sin duda, Newt se beneficiaría de la lectura de un libro de un profesor de la Universidad de Tel Aviv, Shlomo Sand, un judío kosher, cuyo título en hebreo habla por sí mismo: ¿Cuándo y cómo fue inventado el pueblo judío?.
¿Quiénes son esos palestinos? Unos cien años atrás, dos jóvenes estudiantes en Estambul, David Ben-Gurion y Yitzhak Ben-Zvi, los futuros Primer Ministro y Presidente (respectivamente) de Israel, escribieron un tratado sobre los palestinos. La población de este país, decían, nunca ha cambiado. Sólo pequeñas élites fueron deportadas a veces. Las ciudades y los pueblos no se movieron, como demuestran sus nombres. Los cananeos se convirtieron en israelitas, después en judíos y samaritanos, y más tarde, en bizantinos cristianos. Con la conquista árabe, poco a poco adoptaron la religión del Islam y la cultura árabe. Estos son los palestinos de hoy. Tiendo a estar de acuerdo con ellos.
REPITIENDO COMO un loro la línea de la propaganda sionista ‒descartada ahora por la mayoría de los sionistas‒, Gingrich sostiene que no puede haber pueblo palestino porque nunca hubo un Estado palestino. La gente en este país eran "árabes" bajo el dominio otomano.
¿Y qué? Yo solía escuchar a los amos coloniales franceses decir que no existe un pueblo argelino, porque nunca hubo un Estado argelino; que nunca hubo siquiera un país unido llamado Argelia. ¿Queda algún aficionado a esta teoría ahora?
El nombre "Palestina" fue mencionado por un historiador griego hace unos 2,500 años. En el Talmud se menciona un "Duque de Palestina". Cuando los árabes conquistaron el país, lo llamaron "Filastin", como todavía lo hacen. El movimiento nacional árabe entró en vigor en todo el mundo árabe, incluida Palestina ‒al mismo tiempo que el movimiento sionista‒- y lucharon por la independencia del sultán otomano.
Durante siglos, Palestina fue considerada una parte de la Gran Siria (la región conocida en árabe como "Sham"). No existía una distinción formal entre sirios, libaneses, palestinos y jordanos. Pero cuando, después de la caída del Imperio Otomano, las potencias europeas se repartieron el mundo árabe entre ellos, un estado llamado Palestina se convirtió en un hecho bajo el Mandato Británico, y el pueblo árabe palestino se estableció como una nación aparte, con una bandera nacional propia. Muchos pueblos de Europa, Asia, África y América Latina hicieron lo mismo, incluso sin pedirle la confirmación a Gingrich.
Sin duda, sería irónico esperar que los miembros de la "inventada" nación palestina pidieran ser reconocidos por los miembros de la "inventada" nación judío /israelí, a petición de un miembro de la "inventada" nación americana; una persona que, por cierto, tiene una mezcla de etnias: alemana, inglesa, escocesa e irlandesa.
Años atrás, hubo una controversia de corta duración sobre los libros de texto palestinos. Se argumentó que eran antisemitas y que incitaban al asesinato. Eso quedó sepultado cuando quedó claro que todos los textos escolares palestinos fueron aprobados por las autoridades de ocupación israelí, y la mayoría fueron heredados del anterior régimen jordano. Sin amargo, Gingrich no se inhibe de resucitar este cadáver.
Todos los palestinos ‒hombres, mujeres y niños‒- son terroristas ‒afirma‒, y los alumnos palestinos aprenden en la escuela cómo matarnos a nosotros, los israelíes pobres y desvalidos. ¡Ah, qué haríamos sin fuertes defensores, como Newt! ¡Qué lástima que esta semana se publicara una foto de él, dándole la mano a Yasser Arafat!
Y por favor, ¡no lo muestren en los libros de texto utilizados en algunas de nuestras escuelas, especialmente los religiosos!
¿ES REALMENTE una pérdida de tiempo escribir sobre esas tonterías?
Puede parecer así, pero no se puede ignorar el hecho de que el dispensador de estas tonterías pudiera ser mañana el presidente de los Estados Unidos de América. Dada la situación económica, eso no es tan improbable como parece.
Por el momento, Gingrich está haciendo un daño inmenso a los intereses nacionales de los EE.UU.. En esta coyuntura histórica, las masas en todas las plazas Tahrir del mundo árabe se están cuestionando la actitud de Estados Unidos. La respuesta de Newt contribuye a un anti-americanismo nuevo y más profundo.
Por desgracia, él no es el único miembro de la extrema derecha que busca abrazar a Israel. Israel se ha convertido últimamente en la Meca de todos los racistas del mundo. Esta semana tuvimos el honor de la visita del esposo de Marine Le Pen, líder del Frente Nacional Francés. Una peregrinación al Estado judío es ahora una necesidad para cualquier aspirante a fascista.
Uno de nuestros antiguos sabios acuñó esta frase: "No en vano, el estornino pinto acude al cuervo. Son de la misma clase".
Gracias. Pero lo siento. No son de mi especie.
Y para citar otro refrán: "Con amigos como estos, ¿quién necesita enemigos?"