En esta tercera entrega sobre mi lectura de La Comunidad Mulata de Pedro Pérez Cabral (1967) quiero resumir y comentar brevemente, tal vez por la pertinencia para la sociedad dominicana en este momento, lo que dice este autor sobre el sistema despótico en nuestro país.

En los dos primeros capítulos de la obra el autor presenta en el primer párrafo su tesis sobre la nación dominicana y, a continuación, expone los argumentos que la sostienen a partir de las ejemplificaciones históricas y las disquisiciones psicosociales que le caracterizan. Previamente una frase de lema nos sugiere la temática a abordar en el capítulo. En este capítulo segundo que lleva por título “La Defensa Sociar Abierta” utiliza la frase de América Lugo que resume su tesis de la inexistencia de la nación dominicana:

“De la lección de la historia se deduce que el pueblo dominicano no constituye una nación”.

A partir de esta tesis tantas veces recuperada por la mayoría de la intelectualidad dominicana de la primera mitad del siglo XX, Pérez Cabral insertará su opinión en torno al sistema despótico en el país y cómo esta presencia a lo largo de la historia ha “minado progresivamente la estructura precaria de la sociedad, ha culminado desastrosamente en la disolución total de los principios éticos y de las normas sociales”. Continua el autor con la tesis subrayada en el capítulo primero sobre la degeneración moral “de la única comunidad mulata del planeta”.

El problema del despotismo no es, en el fondo, su presencia sino el modo en que la comunidad política ha reaccionado al mismo; esto es lo que Pérez Cabral llama de “inadecuada reacción social” o “defensa impropia” que consiste en la entrega de sus principios y normas a cambio de su sobrevivencia material. A esta defensa impropia, constatada a través de los regímenes despóticos que han atravesado la historia nacional desde 1844 hasta 1964 y de la conducta aduladores hacia los caudillos militares, se le opone una defensa apropiada que estaría, para el autor, en las bases subjetivas fundamentales; esto es, en la sustentación de los principios éticos y las normas morales que constituyen la salvaguarda de la comunidad frente a la crisis ocasionada por el despotismo.

Los regímenes despóticos tienen un efecto disolvente en las estructuras subjetivas del conglomerado social cuando este último no se resiste a la acción represiva y terrorista de aquellos, sino que, a través de la adulación, le robustece su capacidad inmoral y criminal. En otras palabras, ningún régimen despótico se sostiene en la acción individual del déspota, sino que sectores significativos de la sociedad lo sustentan con el fin de garantizar su sobrevivencia.

Con estas afirmaciones dirige Pérez Cabral una dura crítica a la responsabilidad de los diversos sectores dominicanos en la consolidación del régimen trujillista, al menos en su formulación inicial hasta que “los aparatos multipersonales” actúan como una especie de maquinaria de producción del terror en la que participan integrantes de todos los sectores sociales.

El insularismo, por su parte, será la constante que incidirá en la defensa impropia frente a la acción despótica ya que la “sensación de aislamiento” acrecentará “la impotencia angustiosa del conglomerado oprimido”. El miedo colectivo y la entrega se exasperan a tal grado que se ve la situación despótica como un cautiverio irremediable. De ahí que se sacrifiquen los valores éticos para salvaguardar lo que el autor llama “valores físicos” o condiciones objetivas de la comunidad política.

En la radiografía de la situación dominicana en 1963 descubre también Pérez Cabral signos de un retoño de regeneración en la colectividad desplegado en los acontecimientos de abril; pero no para instaurar una democracia, sino un estado revolucionario opuesto a la situación despótica. Es claro que para la fecha en que publica el libro esta idea quedó sepultada por la segunda intervención norteamericana.

Las sociedades parecen moverse en direcciones opuestas a la teoría sociológica y a lo que la razón espera. Ciertamente, la vigencia de este libro está en que sugiere cuestiones que pueden llevarnos a una situación no deseada en la medida en que nos enfocamos en la sobrevivencia individual a toda costa. Una sociedad sin una base ética y moral es incapaz de gobernarse a sí misma.