Estamos en tiempos de una alta competitividad, todos los países tratan de establecer una “marca país” a fin de insertarse en el mercado mundial con uno o más productos únicos que les permitan formar un privilegio comercial provechoso para sus economías.

Recientemente estuve en una reunión en celebración de la presentación de las cartas credenciales del Embajador de India en el país, y ahí pude notar el por qué del boom comercial que está teniendo India: ellos han despertado a la realidad de que son un país rico en recursos naturales, en riqueza histórica y principalmente en personas, teniendo más de mil millones de personas.

La India es una cultura interesantísima, ese país es la cuna de los Sagrados Vedas, las escrituras sagradas más antiguas de la humanidad y en donde se encuentran grandes conocimientos científicos y espirituales, aunque también la India se ha insertado como uno de los países más fructíferos en la producción de software de computadoras, con grandes riquezas naturales y es el país que más películas produce en el mundo.

India, China, Brasil y todos los países que están surgiendo con gran fuerza en la competición mundial, han hecho consciencia de que es necesario que su educación, infraestructura, agricultura, tecnología y recursos naturales se dirijan hacia el objetivo común de convertir el país en competitivo con relación a los demás, permitiéndole insertarse dentro del mercado mundial y generar riqueza que promueva el desarrollo.

En República Dominicana tenemos que comenzar a pensar en determinadas acciones que nos permitan capacitarnos para competir eficazmente, desarrollando estrategias inteligentes que promuevan nuestros recursos humanos y también eliminando algunas trabas y acciones que nos hacen perder tiempo y recursos innecesariamente.

Por ejemplo, todavía en nuestras escuelas, obedeciendo a un pasado que hoy es insignificante, se enseña el francés, cuando nosotros no tenemos una gran relación con Francia. Podría decirse que lo necesitamos para nuestra relación con Haití, pero lamentablemente ninguno de nosotros se acuerda una “j” del francés aprendido en la escuela.

Ese esfuerzo inútil debería enfocarse en enseñar inglés como segundo idioma o enseñar mandarín, la lengua del país que prontamente, si ya no lo es, será la mayor economía del mundo. En otras palabras, es necesario capacitar nuestro recurso humano para competir exitosamente con cualquier país del mundo.

Todos los niños de nuestros liceos y colegios deberían tener una computadora con la cual puedan realizar sus tareas y estudiar. Hay que familiarizar a los muchachos con la tecnología a fin de que puedan competir con otros estudiantes que tienen estas facilidades.  En algunos países de Latinoamérica algunas empresas y multimillonarios han aprendido que el dinero solo tiene sentido si ayuda a la gente, ellos han desarrollado programas para dotar de una computador a cada niño y niña de sus escuelas. Es algo posible, si existe la voluntad para ello.

Para competir hay que cambiar la mentalidad, es imposible ganar en un mundo con grandes desbalances en materia de posesión de recursos, sin embargo hay algo que todos tenemos por igual: inteligencia, valores y fortaleza espiritual.