(Ilustraciones del Dr. Odalís G. Pérez)
Para la construcción de enunciaciones argumentativas, se requiere de la acción de un sujeto reflexivo, a ese sujeto reflexivo le llamaremos sujeto en movimiento, sujeto en estado de alerta, sujeto despierto, no durmiente o dormido, cómo está la mayoría de los discentes que, ayer estaban en nuestras aulas, y que, hoy, están frente a nosotros, desde la virtualidad.
Ese tipo de sujeto, está pegado a una laptop, a una tablet, a una computadora o a un celular. Tienen oídos y no escuchan. Tienen ojos…y no ven. Son sujetos no videntes en potencia.
Y peor, aún…, viven repitiendo lo que los medios de comunicación le ponen a repetir y diciendo lo que otros le ponen a decir, porque no pueden reflexionar.
Esta sociedad no merece seguir siendo invadida por esa plaga de fantasmas terrenales que comen, defecan y permanecen dormidos en medio del bullicio de una colectividad que está al borde de estallar, por tantas injusticias, desequilibrios sociales, económicos, culturales y educativos.
Desde antes de que la criatura vea la luz del mundo, hay que trabajar por el desarrollo de las potencialidades bio, psicoafectivas y cognitivas de esa criatura que está en el vientre de la madre, sin importar la cantidad de semanas que tenga.
Tan pronto se detecte que una señora está embarazada, hay que aplicar políticas de Estado que le proporcionen a esa madre, las facilidades de espacios que le permitan dialogar, cantar, susurrar, mimar, dialogar y/o escuchar canciones, junto con ese embrión que se ha descubierto que está dentro de ella, en este caso, ese proceso no es tanto por el embrión, en sí, sino por ella misma, para irse familiarizando con ese proceso de dialogía e intimidad familiar y encariñamiento con su criatura.
Ese proceso de vínculos fraternos y filiares, desde la música, la poesía, el cuento, los mimos, el monólogo de la madre y representando la voz de su embrión o de su criatura, según el tiempo de gestación, contribuye a que cuando esa criatura vea la luz del mundo, tenga posibles conductas, reacciones y potencialidades cognitivas y creativas, muy diferentes a aquellas criaturas que hayan tenido ese convivir maternal, porque el contexto influye en el desarrollo del Ser.
El contexto forma parte de la conformación socioeducativa y cultural de la formación conductual y cognitivo-antropológica del sujeto.
Eso el Estado lo sabe muy bien, pero no lo pone en acción, porque el objetivo principal de quien lo encabeza, es el de dominar, sin mayores riesgos, a sujetos carentes del pensar, carentes de inducir, reclamar, criticar, rechazar, y, por consiguiente, carentes de una la potencialidad de poder argumentar, lo que implica, sujeto sin dominio de su lengua materna.
Las salas de los niveles escolares de preescolar, hay que llevarlas, no de "profesores" y "profesoras", sino de maestros y maestras que, aparte de apostar a la recreación de los niños y las niñas, también sean compromisarios con el desarrollo de su potencialidades imaginativas, artísticas y creativas.
Esta sociedad necesita, con urgencia, maestros y maestras que, desde cualquier espacio áulico o no, procuren la construcción del pensamiento reflexivo en nuestros sujetos y que les faciliten los recursos que le permitan ser parte activa de aquella ciudadanía responsable y activa que requiere hoy, la sociedad dominicana.
Necesitamos institucionalizar la formación de sujetos para una democracia participativa, porque ya no merecemos que nos sigan representando. Necesitamos ser parte de los procesos que engendra la democracia participativa, dentro del nuevo humanismo participativo.
Recuerden que nadie puede dar lo que no tiene. No me canso de decirlo. Si el maestro y/o la maestra, carece de visión reflexiva y creativa, nunca podrá desarrollar en sus discentes esas competencias y si, en este caso, no puede argumentar; cuestionar; reflexionar; crear; inducir; criticar; imaginar; crear; nunca podrá desarrollar u obtener eso en sus discentes o en sus estudiantes.
No es posible continuar con este modelo educativo, donde los propósitos de desarrollar competencias, se nos quedan atrapados en la teoría, porque al momento de aplicar o de poner práctica ese teorizar, no forma, ni manera de asumirlos en los hechos, en la realidad aplicativa, por eso, hay que revisar nuestros planes curriculares en la formación de maestros, no para abrir las puertas y se constituya en "Ven tú", sino para darle paso a quienes demuestren tener real o auténtica vocación, para "compartir saberes".
Si en verdad queremos sujetos pensantes, hay que volver a traer la filosofía a nuestros espacios áulicos y no áulicos, no para dejarla atrapada en la historicidad, sino para darle vida desde el acto del pensar o del reflexionar constante en todos los espacios del existir.
Hay que comenzar a enseñar la filosofía para niños, junto con el uso de la literatura infantil, en todos los programas de formación de maestros y maestras de la República Dominicana, porque para crear, imaginar y para reflexionar con cierta lógica y coherencia y para poner a la otredad (al otro) a argumentar, pensar es un necesario desafío.