En Compadre Mon, Manuel del Cabral propone lo que denomino una Poética Social del Desconsuelo: la pobreza, la injusticia social, la injerencia norteamericana, el caciquismo y la corrupción aparecen como subtextos de otros textos míticos y poéticos. Del Cabral convierte al héroe Compadre Mon en una alegoría de la nación dominicana durante la primera mitad del siglo XX. Ya el primer verso del poemario remite a una identidad entre el cuerpo de Compadre Mon y el país: “Por unas de tus venas me iré Cibao adentro”. Su cuerpo puede ser leído como un mapa: “Es que, Compadre Mon, cuando yo quiero/saber el mapa de la tierra, miro/la carta de tu piel, cosida a tiros/”. El cuerpo parcelado de Compadre Mon se disemina por toda la naturaleza y se confunde con la misma. Sus barbas se transfiguran en raíces, árboles, selvas, niebla; su voz, en agua; sus manos en ríos; y sus ojos, en tabaco encendido. Además de los elementos de la naturaleza, Compadre Mon también es definido, en el contexto de la cultura patriarcal, por la posesión de dos o tres elementos esenciales, tales como “su” caballo, “su” revólver y “su” mujer. La relación de Compadre Mon con respecto a la naturaleza y a los objetos no es sólo metafórica sino también metonímica. Compadre Mon, la geografía nacional y los objetos poseen un volumen (tamaño, grande, pequeño) que inmediatamente entran en una relación de contigüidad/inclusividad: “Qué grande estás, Compadre Mon en esas/cosas pequeñas”; y también: “aquí en el río/cabe el cielo, lo mismo que en tu mano/cabe la historia de tu caserío”.

Tanto Compadre Mon como los demás personajes populares se encuentran definidos a través de los objetos sencillos y animales domésticos: la tambora, la gayumba, la guitarra, el trapito, el caracol, el chivo, la cotorra y el canario. Dichos objetos y animales remiten a una relación metonímica emocional. Por ejemplo, el “trapito”, que sirve para secarse las lágrimas, se encuentra en relación con la pena. También, la tambora, el instrumento musical más importante en el merengue, sirve como pretexto para una reflexión acerca de la antítesis vida/muerte: “La muerte aquí, vida dando”. Esta antítesis, que sirve de conclusión al poema, sólo es posible gracias a un silogismo metonímico. A través de la metonimia, los objetos se encuentran en una relación existencial de contigüidad. François Wahl enfatiza que la metonimia, como desplazamiento, marca siempre una ausencia que constituye el deseo y el goce. En el poema “Tambora”, por ejemplo, dicho instrumento musical se revela como una metonimia del chivo, aquello de lo que en parte está hecha. La tambora también se encuentra en relación de contigüidad con el merengue. De ahí que, de alguna manera, la tambora, el chivo y el merengue, y por extensión, el músico, queden en una relación existencial de contigüidad, en la que se marca el deseo de aquello que se encuentra ausente en un juego de deseos y exclusiones, aplazamientos y desconsuelos.

Compadre Mon de Manuel del Cabral es un libro extraordinario, no sólo como alegoría de la nación dominicana, sino también por su calidad poética. De lo particular en los hombres y mujeres, en los objetos ordinarios y cotidianos, cantados por Manuel del Cabral, emerge lo universal.