Leer es uno de los placeres de la vida, la perfecta compañía para vivir una soledad nutridora. Soy de las lectoras que subraya, pone señales, hace resúmenes y esquemas de aquello que más me sirve de lo leído.

En mi vida profesional trabajo con mujeres sobrevivientes de violencia, es un tema que me obliga a mantener una observación constante de mí misma, mi pensar, sentir y actuar.

Soy parte de esta cultura y fui educada bajo los valores del patriarcado, muy acentuados en mi niñez y juventud. De manera que esta ocupación más que trabajo ha sido una muy buena excusa para continuar aprendiendo, creciendo y reinventándome cada vez.

La lectura feminista tiene el poder de confrontarnos, de hacer que nos miremos y cuestionemos nuestro andar. Marcela Lagarde es una de las escritoras feministas Latinoamericanas más exquisita. Disfruté y aprendí mucho en mi más reciente lectura de uno de sus libros "Claves Feministas para la negociación en el amor (2001)".

Ella concibe las relaciones de pareja como pactos entre iguales, sostenidas por el respeto y la valoración mutua. Plantea que muchas mujeres contemporáneas vivimos el amor bajo un sincretismo de género, es decir, una mezcla entre tradición y modernidad.

Las mujeres adultas de hoy nos hemos integrado al mundo laboral, hemos asumido la tecnología, vamos construyendo una nueva imagen social, hemos integrado cambios radicales en todas las áreas de la vida, pero en el amor las reglas no han cambiado. Seguimos esperando de la pareja lo mismo que nuestras abuelas hace 50 años y nos conducimos bajo la ceguera del amor adolescente.

Durante la lectura completa del libro se van desarrollando las claves que ella considera básicas para las mujeres aprender a negociar a la hora de establecer un pacto de amor y construir relaciones de pareja maduras que no impliquen violencia y sufrimiento. Aquí les comparto las 7 claves que yo encontré, podrían haber más, pero como cada texto nos habla de manera personal, estas fueron las que yo identifiqué y me pareció tan simbólico el número que lo he acuñado en mi vida personal y compartirlo con otras mujeres para aprender a vincularnos de manera madura en relaciones de pareja:

Clave 1 Compromiso conmigo misma. La primera condición es existir, tener opinión propia, saber qué queremos y cuales condiciones requerimos de una pareja. Para poder negociar debemos crear las condiciones para ello y construir la persona capaz de hacerlo. Aprendemos en esa cultura que el compromiso primordial de las mujeres es con las demás personas y no con nosotras mismas. “Necesitamos salir del cautiverio patriarcal, pues las cautivas no negocian” (Lagarde, p.73)

Clave 2 No “Soy” mi pareja. Esta clave implica convertirnos nosotras en el centro del sentido de la vida. Como les digo a mis pacientes, ocupar el primer lugar de la fila.  Desarrollar un proyecto personal y tener áreas de intereses individuales para compartir con la pareja y todos los demás.

Clave 3 La confianza se construye y se revisa periódicamente. En esta cultura nos modelan a creer ciegamente en las personas. Estamos tan necesitadas de afecto que creemos ciega e inocentemente en cualquier prospecto de pareja. Es importante tener claro y verbalizar que hacemos un pacto, donde ambos sabemos qué damos y qué recibimos; sabiendo lo que cada uno espera del otro y la otra. En las relaciones requerimos de muestras permanentes de la confianza y reconstrucción de esta cuando se ha deteriorado.

Clave 4 Nunca nuestra integridad está en entredicho. Estar en pareja implica la propia valoración, la del otro y de nuestras historias. Con frecuencia nos juzgamos a nosotras mismas y permitimos que la pareja lo haga. Aprender a no ponernos en entredicho nosotras mismas y ver a la pareja como compañero, no como terapeuta, padre o confesor.

Clave 5 Tomar la propia vida en las manos. Desarrollar la autonomía personal. Construir una fuerte autoestima. La autonomía previene la dependencia y asegura que estamos a cargo de  lo que nos corresponde sólo a nosotras.

Clave 6 Aprender a enfrentar los conflictos. No es necesario el sacrificio de nadie, ni el mío ni el del otro; ni me sacrifico ni espero que el otro lo haga. No están permitidas las deudas vitales. Cuando termina la relación no nos debemos nada pues las cuentas han estado claras.

Clave 7 La traición no es parte del pacto. Por ética ninguno tiene derecho a traicionar al otro. No somos traicionables ni traidoras. Mejor salir de la relación antes que traicionar a la otra persona.

El propósito de este artículo es sólo despertar el apetito de esta lectura, creo que las mujeres y los hombres tenemos que aprender a vivir el amor de una manera más solidaria y comprometida con nosotras y los otros, esto solo es posible desde la reeducación y  reconstrucción de la manera de amarnos.

solangealvarado@yahoo.com

@solangealvara2