Se crea con asistencia técnica, un parque de maquinarias y un sistema de comercialización que garantice mercados de distribución.
Lo poco que hay como industria del cine dominicano, existe solo para quienes tienen disponibilidad con esos tres factores a su favor: dinero para emplear técnicos y alquilar equipo, contratar elenco, y –sobre todo lo que hoy es un monopolio– redes de distribución y exhibición.
Los monopolios no son parte de una economía participativa y de gobernación democrática. Como tampoco lo son los oligopolios. Monopolios y oligopolios tienden a destruir la sociedad, valores y creatividad.
Contribuyen a privilegiar a pocos y manda al averno a todos los demás. La actitud monopolista y gregaria hiere de muerte a la aptitud de crear.
En lo particular, no trabajo para ninguno de esos clanes. Pero tampoco me quita el sueño el saber que tarde o temprano desaparecerán, o que lo que un grupo domina hoy, mañana otro lo tendrá en su poder. Esa es la ley del quítate-tu-para-ponerme-yo.
Ante esa realidad, le digo a mucha gente que lo importante es el potencial creativo con que se cuenta. Dominar la técnica del guión es imprescindible, capital, como lo es el agua para la vida.
Con o sin Ley de Cine como está hoy, el cine dominicano independiente continuará a instituirse a base de compromiso, esfuerzo y responsabilidad de los auténticos cineastas. Los antecedentes históricos están ahí.
Si el gobierno quiere atrapar esa actividad económica, para que todos guisemos, debe ser responsable en asumir con sentido de equidad y compromiso a los productores nacionales.
Así como lo hace el presidente Danilo Medina con los productores agropecuarios que lo haga de vez en cuando con los productores independientes del cine dominicano, que no nos deje a merced de la manada y/o a la gracia del altísimo.
Por eso usted ve esa foto del presidente con productores agropecuarios, que me gustaría que algún día se aparezca en la casa de -porque no tenemos oficinas- los cineastas independientes, pues generamos empleo, riqueza y –lo más importante– contribuimos al imaginario popular.