¿Permitirá Danilo Medina que el resto de su mandato discurra en medio del cuestionamiento y las reprimendas internacionales?

¿Permitirá que su acreditada figura política se transmute en la de un gobernante que ha colocado a su país en la cola de las naciones en materia de tolerancia e integración de minorías nacionales y el respeto a la dignidad y los derechos humanos? Si bien Danilo no es el Tribunal Constitucional, es, sin dudas, el Primer Magistrado de la Nación y todos sabemos lo que eso significa.

Medina quedaría como el contraste negativo de Fernández en política internacional.  Leonel acrecentó su proyección internacional apoyado en una costosísima diplomacia y en su participación directa, acertada en algunos casos, en eventos resonantes como la crisis del terremoto en Haití (2010), el golpe de Estado en Honduras (2009) y el conflicto subregional  entre Colombia (Uribe) y Venezuela (Chávez), entre otros casos.

Leonel hizo todo eso por otras naciones, aunque no diseñó ni aplicó un ápice en su  propio país en materia de política y control de la desbocada inmigración haitiana; ni sobre el control de la frontera con Haití; o en la creación de un marco o mecanismo diplomático binacional de amplias miras, capaz de regular y regularizar las relaciones multilaterales entre las dos naciones.

Es decir, Fernández prefirió la figuración internacional, las conferencias, antes que sentar las bases para resolver los problemas prácticos de su país en materia de política migratoria y de frontera.

Sin embargo, Danilo, que se ha cuidado de no exagerar su participación en los foros del mundo, luce entrampado en un peligroso torbellino internacional que amenaza las relaciones económicas y políticas exteriores del país y a la propia imagen de su Gobierno.

¿Hubiera caído Leonel Fernández en ese gancho? Con el conocimiento que tiene de las complejidades de la política internacional es dable pensar que no. Pero, como no ha declarado ninguna oposición a la sentencia de sus protegidos del Tribunal, ha de entenderse que la apoya, solo que le ha dejado la infeliz tarea de su aplicación a su "compañero" Danilo Medina.