Es el uso inadecuado de mecanismos del estado para beneficio personal.
La corrupción esta presente en todos los estamentos de la sociedad dominicana, algunos plantean que disminuirla es un tema complejo y de largo plazo..
En la Fundación de Desarrollo Estratégico Dominicano, entendemos que es posible disminuirla drásticamente en lo inmediato. Para lograrlo se requiere únicamente la voluntad del presidente de la republica, para aplicar rigurosamente las normas institucionales existentes. Obviamente que el país debe disponer de un presidente honesto, ejemplo de ética, que transmite a toda la sociedad, específicamente a sus subordinados, asegurarse de que la aplicación de las reglas tengan amplia cobertura y las sanciones para los delincuentes sean, la cancelación y envió a la justicia.
El presidente no debe sentirse satisfecho con decir “la corrupción se detiene en la puerta de mi despacho”
Ratificamos, el flagelo abarca la sociedad, inclusive en ocasiones su origen es el sector privado. Pero el círculo vicioso debe romperse por el gobierno, debido a que los mecanismos de controles son del estado, y los principales protagonistas de la corrupción son funcionarios generados por el sistema de partidos, los cuales han logrado que el desempeño de los puestos publicos constituya la principal fuente de hacer dinero.
Este enriquecimiento ilícito, disminuye el nivel de recurso publicos que pudiesen destinarse a la electricidad o reducción de la pobreza. La sociedad se convierte en una suma de delincuentes propiciadores de la inseguridad ciudadana que nos afecta. Lo peor es el modelo de éxito transmitido a la juventud “poseer mucho dinero sin importar la fuente”.
En la Fundación entendemos que la corrupción se resuelve en el corto plazo, y para lograrlo hacemos las siguientes propuestas integradas en el nuestro Proyecto de Nación 2013-2033.
Que los funcionarios del área financiera del Estado, ministro de hacienda, director de presupuesto, tesorero y contralor general de la nación, sean nombrados sobre la base de su capacidad técnica, historial de un buen comportamiento ético-social y con imagen respetada por la sociedad.
Proseguir poniendo en vigencia la ley de compra y contrataciones, evitando que la Contraloría intervenga en la funcionalidad de otros poderes distintos al Ejecutivo, pero requiriendo las informaciones necesarias para elaborar el informe de rendimiento de cuentas.
La presidencia de la republica debe reactivar el Consejo Economico y Social y de manera compartida con sus representantes del sector privado reglamentar su funcionalidad.
El ministerio de Economia, debe de descentralizarse conformando los consejos sectoriales, regionales, provinciales y municipales, unidades que permitirían la participación formal de la sociedad civil en los aspectos de formulacion, ejecución y seguimiento asegurando un adecuado control de la gestion gubernamental. Reactivar las leyes correspondientes a la modernizacion del Estado, racionalizar el gasto público corriente y reordenar por gabinetes las entidades gubernamentales.
Transferir la oficina coordinadora y supervisora de obras del Estado a la Contraloría General de la Nación, para realizar las auditorias físicas de las obras públicas. El ministerio de Hacienda debe reactivar la aplicación del sistema financiero integrado para controlar adecuadamente los desembolsos presupuestarios. La cámara de cuentas debe cumplir eficientemente con sus funciones y dejar de publicitar auditorias selectivas con claros propósitos de persecución política. Igual comportamiento se requiere al ministerio público y fortalecer la unidad especializada de persecución a la corrupción. Adecentar la justicia en los procesos y decisiones relativos a las sanciones a los corruptos.
Congreso nacional debe cumplir con sus funciones de control sobre la actividad financiera pública, significa que además de aprobar el presupuesto publico, darle seguimiento a su ejecución. Aprobar, previas vistas públicas, la ley de partidos políticos con la finalidad de modernizarlos para convertirlos en efectivos instrumentos de la democracia.