Un gobierno articulado más que una realidad en Santiago, es una aspiración del nuevo Plan Estratégico 2020. El término "gobierno" proviene del griego "kubernao saitam" o capitán de barco. Gobierno es el aparato regido por autoridades que controlan el ejercicio del poder en un territorio. Para que Santiago se "gobierne" bien, los órganos de gobierno con acciones diseminadas en el territorio deben converger en un gobierno cohesionado.
En Santiago, el gobierno, o sea el conjunto de órganos y funcionarios encargados de dirigir la "cosa pública" están dispersos, disgregados y fragmentados, eso es un hecho. De ahí que enfaticemos que sólo con gobiernos articulados, cohesionados y compacto pueden funcionar las herramientas sociales denominadas planes estratégicos de desarrollo.
Desde el exitoso legislador ateniense Solón hasta el pensador socialista italiano Antonio Gramsci ha sido así.
Para un gobierno articulado y cohesionado, lo primero que debe organizar Santiago son los gabinetes de gobierno. Hay estudios y reportes que evidencian que no hay una coordinación en la Gobernación, ni en el Ayuntamiento, y menos aún la debida coherencia interinstitucional, entre ellas. Así como están las cosas, la provincia y el municipio son complejos y caóticos de gobernar.
Desde la Gobernación hasta la Alcaldía municipal, deben dirigirse más de 110 instituciones, distribuidas en 9 municipios, una ciudad metrópolis y cinco (5) distritos municipales, 25 dependencias del Ayuntamiento, más de 70 órganos subordinados al gobierno central, una Oficina Senatorial, 18 diputaciones y 41 regidurías.
Es casi un caos institucional; gestionarlo implica una labor inteligente muchas veces impedida por obediencias centralistas que operan desde Santo Domingo.
El empirismo político nacional, la cultura del "dale pa´allá" y la baja de formación de muchos dirigentes y cuadros partidarios que asumen cargos de gobierno, y sobre todo la ausencia de una Escuela de Gobierno, explican esta confusión institucional al momento de ejercer el poder. Debiera constar en acta que no hay un diccionario, clásico, romano o Larousse, donde se diga que gobernar se defina por la acción de construir obras físicas, comprar equipos, abastecer insuficiencias, suplir necesidades y "resolver" problemas.
En cambio, si está muy claro que Gobernar es articular. Gobernar es gestionar. Gobernar es relacionar, Gobernar es conducir. Gobernar es liderar. Gobernar es guiar. Gobernar es concertar y gobernar es cohesionar. Las obras, los proyectos, la educación, los servicios de salud, la seguridad y asistencia social, las tarjetas solidaridad, los servicios jurídicos, la coerción, la privación de la libertad, el mantenimiento del orden y la seguridad pública, son resultados del buen gobierno, pero nunca lo contrario. En concreto, los servicios que el gobierno entrega por ley, no se ofertan primero y luego se gobierna, sino lo contrario, se gobierna bien y como resultado de una gestión articulada, se ofertan servicios públicos de calidad. Así es, y será, no hacerlo implica un alto riesgo de caos administrativo y una vía expedita hacia la corrupción.
Quien gobierna bien articula sus funcionarios para que brinden buenos servicios y racionalicen los costos. Quien gobierna bien organiza la gestión de los departamentos bajo su mando para que generen impacto. Quien gobierna bien controla la dispersión de recursos, repetición de funciones y paralelismo de competencias. Quien gobierna bien, planifica, organiza y dirige las acciones con los diversos funcionarios responsables. Ni le quita, pero ni le da funciones que no le competen.
Quien gobierno bien, enseña y aprende. Quien gobierna bien tolera, cavila y reflexiona. Quien gobierna bien tiene éxitos, pero también se equivoca. En consecuencia, quien gobierna bien a Santiago crea un Régimen Integrado entre el Ayuntamiento municipal, el Gobierno provincial y nacional. Para lograr este proyecto estratégico gobiernos y sociedad civil debemos ser corresponsables. Eso esperamos.