Mi reacción a la imagen del Papa Francisco caminando “en solitario” a través de una monumental Plaza San Pedro por la falta de multitudes en los ritos de la Semana Santa en medio de la pandemia del Covid-19, contrasta con el espectáculo que un llamado “peregrino de Villa Altagracia” escenificara un show en la Novia del Atlántico, Puerto Plata, cual “flagelante” medieval que por motivo de otra pandemia, la “Peste Negra”, con actitud “ingenua” y “teatral” iban de pueblo en pueblo dando espectáculos de su suplicio y transmitiendo el virus.

Las consecuencias se desconocen porque las autoridades sanitarias no  realizaron las pruebas correspondientes para determinar si causó víctimas del Covid-19.

Tiempos idos, porque una reacción en la pandemia es como los clérigos católicos siguieron el ejemplo papal, e improvisaron, vía la “tecnología de reuniones virtuales”, ofreciendo el culto de la misa, como en los tiempos medievales, que habían tantos sacerdotes que para cumplir con el requisito de que cada clérigo oficiase una vez al día, se “arrinconaban” y se inició la misa de espaldas al público y hasta sin público, práctica erradicada por el Concilio Vaticano II.

¿Volverá la práctica religiosa a una vía más “intima”?

El KAICIID nos puede dar una pista. Es la única organización intergubernamental que cuenta con una Junta Directiva compuesta por representantes de las principales religiones del mundo. Los Estados fundadores del Centro (Reino de Arabia Saudí, República de Austria y Reino de España) componen el “Consejo de las Partes”, que se encarga de supervisar el trabajo del Centro. Se admite a la Santa Sede como observador fundador del Centro. En su declaración Covid-19 y Religión: Nuevas Formas de Culto y de Servicios a los necesitados (disponible en su enlace: https://www.kaiciid.org/es/noticias-eventos/noticias/covid-19-y-religi%C3%B3n-nuevas-formas-de-culto-y-de-servicio-los-necesitados), presenta: «La religión une a la gente. A medida que los responsables sanitarios de todo el mundo recomiendan evitar los contactos innecesarios que puedan provocar una infección por COVID-19, la situación está llevando al distanciamiento social y al auto-aislamiento. A raíz de estas medidas, las comunidades religiosas de todo el mundo están modificando responsablemente sus prácticas de observancia, trasladando las reuniones de la comunidad a Internet y rezando por la mejora de la situación.

Muchos de los becados del KAICIID son los encargados de dirigir estos esfuerzos en sus respectivas comunidades religiosas locales y mundiales, ofreciendo soluciones prácticas y esperanza en medio de la confusión y el pánico.»

Concluyendo:  «A medida que la crisis del COVID-19 continúa, mientras la incertidumbre influye en la ansiedad y el aislamiento físico se convierte en una obligación incómoda para tantos, los becados del KAICIID y todos los líderes religiosos continuarán desempeñando un papel vital al reunir responsablemente a las comunidades en un culto y una respuesta compartidos.»

Por otro lado, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, más reconocida por su acrónimo en inglés (UNICEF), presenta la DECLARACIÓN CONJUNTA DE UNICEF Y RELIGIONES POR LA PAZ, que presento íntegramente:

«… La pandemia de COVID-19 nos ha situado ante un desafío mundial sin precedentes, que afecta a todas las comunidades de todas las naciones del mundo. La pandemia está causando que la vida cotidiana y los sistemas que abarcan el trabajo, la educación y las finanzas se hayan paralizado, influyendo en casi todos los aspectos de la vida humana.

«A medida que la pandemia continúa causando enfermedades difíciles de imaginar y aumentando el número de muertes, somos especialmente conscientes de que la vulnerabilidad de los niños, las familias y, en particular, las niñas, es cada vez mayor. Los niños y niñas se enfrentan a una serie de problemas relacionados con su salud y su seguridad: cierre de escuelas, altos niveles de angustia emocional, mayores riesgos de ser víctimas de la violencia y agravamiento de la inseguridad alimentaria. También se ha observado un aumento en el número de huérfanos y en la incidencia de otras enfermedades debido a la interrupción de los servicios de vacunación. Y estamos observando que cada vez es mayor la necesidad de ofrecer apoyo económico y material a los hogares más afectados por la pérdida de ingresos y las tensiones resultantes.

«Hoy en día, mientras que mucha gente se prepara para las diversas celebraciones religiosas (como la Pascua judía, la Pascua de Resurrección, el Ramadán, el Vesak y el Ridván), Religiones por la Paz y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), están uniendo sus fuerzas para poner en marcha una Iniciativa mundial interconfesional “Fe en acción” contra la Covid-19, con el fin de concienciar a la población acerca las repercusiones que genera esta pandemia sobre los ciudadanos más jóvenes del mundo.

«La Iniciativa refleja las funciones únicas y decisivas que desempeñan los dirigentes y agentes religiosos a la hora de influir en los valores, actitudes, comportamientos y acciones que afectan al desarrollo y el bienestar de los niños del mundo. La Iniciativa será coordinada por la asociación mundial sobre la fe y el cambio positivo para los niños, las familias y las comunidades, en la que participan los Consejos interreligiosos de Religiones por la Paz, que incluyen a altos dirigentes de las tradiciones religiosas y espirituales del mundo: bahai, budismo, cristianismo, hinduismo, islamismo, jainismo, judaísmo, sijismo, zoroastrismo y espiritualidad indígena. También incluye redes interreligiosas de jóvenes y mujeres, en colaboración con la Iniciativa para el Aprendizaje Conjunto de las Comunidades Confesionales Locales (JLI, Joint Learning Initiative on Faith and Local Communities), de las que son miembros numerosas organizaciones confesionales internacionales. 

«Esta asociación mundial se compromete ahora a fortalecer la acción interconfesional y la movilización de la comunidad para contrarrestar la pandemia por COVID-19. La iniciativa mundial de acción interconfesional contra la Covid-19 hace un llamamiento a todas las comunidades del mundo, junto con los gobiernos, las entidades de las Naciones Unidas y las organizaciones de la sociedad civil en general, para que unan sus fuerzas con el fin de:                                         

ADAPTAR

«Las reuniones, rituales y servicios religiosos de conformidad con la Declaración de la Alianza RfP-ACT y la Guía de la OMS sobre reuniones religiosas multitudinarias, entierros y rituales, para:

«Cumplir con la orientación de las autoridades sanitarias internacionales y nacionales sobre las reuniones públicas, el distanciamiento físico y otros asuntos importantes de salud pública relacionados con las reuniones, servicios y rituales de las comunidades religiosas, como funerales, matrimonios y nacimientos, para proteger la salud y la seguridad de los seguidores religiosos, al tiempo que se establecen enfoques pastorales alternativos.

PROMOVER

 «…Un mayor enfoque en la higiene y el saneamiento de acuerdo con las enseñanzas religiosas y los textos sagrados que hacen hincapié en la limpieza como un elemento de santidad.

«…Escuchar a los niños y las familias mediante espacios organizados para el diálogo en línea, los medios de comunicación y, en los casos autorizados, la promoción de casa en casa, así como en foros de grupos reducidos (manteniendo la distancia).

«…Un diálogo intergeneracional para dar voz a las niñas y los niños junto con los padres y madres y las comunidades a fin de encontrar soluciones a los problemas que ha generado la pandemia.

«…Expresiones en favor de la fe y un compromiso más amplio de la comunidad para que sirvan de base de las respuestas locales, así como la elaboración de políticas y programas nacionales.

CONTRARRESTAR

«…Todas las formas de estigmatización y discriminación asociadas a la transmisión del virus mediante la promoción activa de actitudes y comportamientos para defender la dignidad y los derechos de todas las personas.

PROPORCIONAR

 «…La participación activa de las redes de comunidades religiosas, incluidas las mujeres y los jóvenes de origen religioso, en colaboración con las estructuras del gobierno local, para prestar servicios voluntarios organizados en torno a lo siguiente:

«Atención y apoyo espirituales y emocionales para los progenitores, los niños, las niñas, los ancianos y todos aquellos que sufren trastornos y angustia, para proporcionarles una fuente de apoyo, de paz, de consuelo y de esperanza.

«Orientación y apoyo positivos y específicos para cada edad y género a las familias en la crianza de los hijos, sobre temas relacionados con la salud, el desarrollo, la protección y el bienestar social y emocional de los niños y los jóvenes, especialmente los que pertenecen a familias de bajos ingresos y los más vulnerables y difíciles de alcanzar.

«La comunicación y la participación adaptada a los jóvenes, apoyándoles ente otras cosas mediante un uso más sistemático de la tecnología y las redes sociales como plataforma de comunicación que conecte a las comunidades durante los periodos de distanciamiento físico y en el futuro.

«Estamos unidos en este momento interconfesional a escala mundial de esperanza y solidaridad a fin de garantizar la supervivencia, la protección y el desarrollo de nuestros niños y niñas, familias y comunidades.»

(Firmada por la Directora Ejecutiva de UNICEF, Henrietta Fore y Religiones por la Paz el 7 de abril de 2020) 

Disponible en: https://www.unicef.org/es/comunicados-prensa/presentacion-iniciativa-mundial-interconfesional-fe-en-accion-contra-covid-19

¿Habrá otra plaga en el mundo que haga que el factor divisivo en los humanos como ha sido la religión se aboque a un ecumenismo, en un momento entre los cristianos, y otro ecumenismo más universal entre todas las religiones del universo de creencias?

¿Será este un producto de una fuerza irracional como un “Acto de Dios” en el puro sentido jurídico, el que podría llevar a miríada de religiones a un sentido común de que somos “servidores de Dios a través del prójimo”?

¿Alcanzaremos revivir el Dialogo Interreligioso convocado por San Juan Pablo II en 1986 y que haya un espíritu común de las religiones para alcanzar la paz a partir del “batacazo” de la crisis pandémica?

Recordemos que Dios escribe derecho en renglones torcidos…