La intolerancia de grupos es a menudo exhibida contra pequeñas diferencias, más que frente a asuntos fundamentales.- S. Freud.-
Una señora le hizo en estos días una pregunta al veterinario por medio de un periódico local y la misma fue; “Doctor, mi perro se come sus heces, que hago… ¡Bien!… si lo quiere matar siga haciendo lo que está haciendo, de lo contrario, cambie su relación con él”.
No se me ocurre mejor consejo a nuestras autoridades políticas-judiciales y su relación con las Fuerzas Armadas, Policía Nacional y la DNCD, que lo recomendado por el veterinario a la dueña del perro, al cual vapulea, lo deja solo y le da el alimento como perro al fin, cuando en verdad es su compañero, su amigo y su protector. Pero los políticos no entienden esto, ya que debajo de su ropaje de hacerse los buenos e imprescindibles, siempre subyace su doble moral, su intolerancia.
El gran problema es que los que llegan nuevos para desempeñarse en el ámbito político-judicial, lo hacen infectados, porque para llegar han tenido que hacer lo mismo que hicieron los viejos y para mantenerse en las posiciones, hacen lo mismo que sus maestros.
Solo claman al perro cuando ven su seguridad en peligro, como han hecho los políticos, que han establecido el “no deliberar” de los militares y policías, supuestamente para proteger su incursión en la política y por tal razón los tratan como si fuesen algo amorfo, indolentes, incapaces, un utensilio y la verdad, es que no es así, no señor, así no es.
Tampoco y por demás, los militares y policías son unos autómatas que tienen que estar como la “zeta” o como el “dos”, postrados, arrodillados a los pies y los antojos prepotentes y por lo general abusivos e inmorales de los intereses políticos-judiciales, o peor aún, circunscribirse al sí señor y no señor, algo así como han acostumbrado a un grupito de espalderos inmorales y mandaderos a la genuflexión, como si todos fuesen o perteneciesen a la misma ralea.
Y las razones son simples, ya que los militares y policías, en su generalidad, pertenecen a lo mejor de nuestra sociedad sin que influya la riqueza o la pobreza, que piensan por sí mismos, no como sucede con otras organizaciones donde un grupito selecto de cualquier comité dice como, que pensar y que hacer. Además, los militares y policías, son contadas las instituciones que de persona a persona, públicas o privadas, quizás con excepción de la Iglesia, cuenten con la preparación profesional de estos decorosos miembros de la Nación, destinados a mantener la seguridad del Estado en todas sus órdenes, aun a costa de sus propias vidas y las de sus familiares.
Siendo que los mismos, no son ninguna diadema para servir de adorno o tapadera de las indelicadezas que lleven a cabo muchos que pertenecen a estos poderes políticos-judiciales y que pretenden que los militares, policías y la dncd, permanezcan con un bozal, como perro dócil, callados, moviendo la cola, en silencio cuando deben y tienen que reclamar que otros por igual cumplan con lo que tienen que cumplir. Que no solo se apliquen las leyes de manera selectiva, principalmente, solo contra los pendejos y los desposeídos.
La sensación que dan a entender estos poderes políticos-judiciales, es como si fuese una animadversión ilógica, irracional la que brota de estos señores hacia las demás autoridades, mientras las de ellos se quedan encueras, sin piel, cual leprosos abandonados a la buena de Dios. Es como dice un amigo que no puede comprender esta actitud, como tampoco puede comprender ese comportamiento cuasi anormal, digamos, como llegando a la locura, de nuestros “representantes” por proseguir insistiendo en mutilar aún más el territorio nacional y además hacerlo de una manera tan burda, acelerada y cuestionable.
Mientras tanto, los objetivos y problemas nacionales se convierten en tabú para ellos. Como ese de la deuda “eterna” y su afán desmedido por continuar endeudándonos. Nada de eso les importa un bledo, es mejor dedicarse a despotricar contra los militares, policías y la dncd, porque los pendejos no pueden decir siquiera esta boca es mía.
Pero, así son ellos y solo nos queda, en apariencia, parodiar a Martin Fierro “…Ansí han pasado y continuaran pasando los meses y vendrá el año siguiente, / y las cosas igualmente siguieran del mesmo modo: / adrede parece todo/ pa’ atormentar a la gente”. ¡Si señor!