Monseñor Agripino Núñez Collado en el primer tomo de sus memorias, leídas y subrayadas por nosotros, “Ahora que puedo contarlo…” presenta los pasos que puso en operación para implantar exitosamente diversos proyectos. Sus memorias puestas recientemente en circulación en Santiago y Santo Domingo, son un tratado en gestión de proyectos. Expresan el mejor sentido de cohesión social y solidaridad ciudadana que caracterizan a Santiago y el Cibao desde hace más de 100 años.

Desde la década de los años 70 del pasado siglo XX, Núñez Collado de forma original, colocó en escena muchas de las gestiones, sugeridas y compiladas 40 años después (2007) en el Sistema de Implantación de Proyectos Estratégicos de Santiago del Consejo para el Desarrollo (CDES). Este sistema fue premiado con el primer lugar por el Centro Iberoamericano de Desarrollo Estratégico Urbano (CIDEU), en Barcelona, España. Si lo pensamos bien el CDES, debe compartir con el ex-rector de la PUCMM y maestro, este reconocimiento europeo. Esa es la forma de hacer lo que hay que hacer, para avanzar.

Como pasado funcionario de proyectos de PUCMM, había escuchado directamente de labios de Monseñor, varias de sus creativas travesías de proyectos gestionadas nacional e internacionalmente con impacto. De forma intuitiva y perspicaz, el ex-rector de la más avanzada alta casa de estudios de República Dominicana, describe en su obra cómo logró conseguir proyectos que a nuestro entender, hicieron que en la historia de Santiago, se tenga que hablar el antes y el después de la creación de la PUCMM.

Como dijimos, el Consejo para el Desarrollo de Santiago (CDES), concursó, presentó y ganó en Barcelona, España, el primer lugar del Concurso “Pensar en lo Estratégico Urbano”. El sistema fue posteriormente editado por CIDEU y como manual educativo con el auspicio de la Corporación Zona Franca (CZFS). Esta metodología establece pasos que las diversas ciudades y territorios deben ejecutar para implantar efectivamente sus proyectos. Recomienda acciones demostrativas de impacto inmediato y victorias rápidas, hasta proyectos de inflexión y no retorno al problema que se pretende superar.    

Tal y como está concebido, escrito y aprobado en el Sistema de Implantación de Proyectos Estratégicos, el primer paso luego de presentar un plan local o regional de desarrollo, es hacer concurrir los actores del gobierno nacional y las agencias internacionales de cooperación, con los planes territoriales concertados. No es sólo conseguir financiamiento para comprar block, varilla y cemento, sino que los actores que consensuaron las agendas de desarrollo, sigan juntos en el transcurso de la implantación de los proyectos, institucionalicen sus iniciativas y luego se mantengan vigilantes del ¿cómo vamos?

Justo es destacar que recientemente Andrés Diloné Ovalles, gobernador de la provincia Espaillat y Gabriel Guzmán, director del plan estratégico de ese territorio, recientemente dijeron una verdad medio a medio. En la reciente asamblea de la junta directiva del Plan de Desarrollo de Espaillat (PEDEPE) expresaron “Santiago y nuestra provincia, tienen planes estratégicos de desarrollo locales pero también comparten al menos cinco (5) proyectos regionales”. Similares afirmaciones hemos escuchado en Cotuí, Bonao y la Vega. Hay condiciones para que entre todos, sigamos los pasos de este sistema de proyectos. 

Esta afirmación será puesta en práctica cuando el Canciller de la República, Miguel Vargas Maldonado, Ministro de Relaciones Exteriores, concrete un convenio de gestión y cooperación con las asociaciones empresariales y de desarrollo, agrupadas en Compromiso Santiago, en el contexto institucional del Plan Estratégico Santiago 2030 y la Agenda Regional de las 14 provincias del Cibao.   

Está comprobado que el primer paso de un buen sistema de implantación de proyectos es articular, hacer concurrir y congregar actores entorno a proyectos prioritarios. Si así se hace se puede lograr una buena formulación y diseño del conjunto de iniciativas. Se impone entonces, crear en la región del Cibao y Santiago como lo vamos hacer como CDES y Compromiso Santiago, verdaderos grupos de impulso, equipos timón o “Task force” para los diversos proyectos.

Es decir cada año del período 2020-2030, debemos crear grupos de impulso para completar al menos 50 colectivos de empresarios, ciudadanos y funcionarios impulsando proyectos. Grupos que tendrán sus redes sociales y mecanismos de gestión. Equipos mixtos que estén informados, gesten y apoyen los diversos proyectos. En Santiago y la Región del Cibao vamos a crear estos colectivos o congregaciones para acompañar las diversas iniciativas.

Si valoramos la segunda mitad del siglo XX y vemos las gestiones de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM) y Asociación para el Desarrollo Inc. (APEDI), podemos encontrar que para cada uno de los proyectos que posteriormente se transformaron en concreciones, se pueden listar el conjunto de exitosos y pequeños pasos y grupos de impulso organizados. Aunque la historia de esos proyectos no está contada, ni escrita, las consultas que hemos realizado arrojan luz.   

El sistema de implantación de proyectos es clave para Santiago 2030 y la Agenda Regional. La continuidad, complementariedad, articulación y sostenibilidad de los proyectos es vital. Se evidencian en el logro de proyectos de la pasada agenda 2020 tales como Parque Central, Aeropuerto, Circunvalación Norte, Planta de Tratamiento de Residuos de Rafey y el avance “interrupto” del Puerto de Manzanillo. Darle continuidad a los proyectos asegura tiempos, nexos y dinámicas, previene saltos y rupturas. La complementariedad armoniza la operación de los proyectos para que se valoren como parte de un todo, y que cada uno genere productos beneficiosos para el otro.

La articulación es la característica que se refiere a la gobernabilidad de los proyectos, a la unidad de los actores, su institucionalidad y cohesión. La sostenibilidad se refiere a la capacidad para que los proyectos, se mantengan activos y evaluados en calidad a lo largo del tiempo. ¡Estamos en eso!