Luego de pasarme quince días de visita en casa de mi hermana Leticia, una especie de Mary Poppins atenta a cada detalle de mi transición de casa y país, en los siguientes días me espera una faena intensa. Este fin de semana emprendo una mudanza.

A estas alturas califico como nómada. Durante los últimos años me mudé unas siete veces. La lección es que cada vez hay que cargar menos y dejarse en pedacitos de una esparcida en el camino y no al revés. El traslado de casa era motivo suficiente para descansar de la columna de Acento y enfocarme en organizar el domicilio que mi comadre Anita Valdez ha embellecido para mi familia, mientras la otra comadre Soraya Pérez me ayuda a cargar en su carro pertenencias que no le entregas al acarreo.

Escribí a mi infalible correctora de estilo, Guillermina Pereyra, y le dije: -Prima, descansemos. Tengo la mente en la mudanza y en blanco para la columna. Pero Guille está curada en salud; sabe que cuando los gallos empiezan a cantar la llegada del viernes, mis musas, cual Mary Poppins también, me visitan sigilosamente y modifican mi humor.

Cuando la otra Mary, la Noboa Pagán, despierte y traiga el café a mi habitación, me encontrará escribiendo estas líneas frente a la computadora.

Efectivamente, son las 5:00 de la mañana y al despertarme apareció en mi línea de tiempo de Instagram una foto inspiradora. Muestra a un hermoso nonagenario junto a su hijo en ocasión de su cumpleaños. Es Burt Bacharach, quien el pasado jueves 12 de mayo cumplió noventa y tres años.

Si la juventud del lector le impide conocer de quien hablo, Wikipedia le dirá que escribo sobre Burt Freeman Bacharach, un compositor, productor y cantante estadounidense nacido en Kansas City, Misuri, en 1928. También, verá fotografías que explican por qué, en su juventud, la revista People lo nombró el hombre más sexy de la tierra viviente.

No estoy en desacuerdo con el magazín, pero sugiero buscar en los canales de Spotify o YouTube del artista su verdadera y enorme belleza, esto es, sus finísimas composiciones, que le merecieron un homenaje al mérito artístico durante la Administración Obama. La ceremonia en la Casablanca es un acto digno de disfrutarse.

Bacharach que componía junto al letrista Hal David (1921-2012), recibió el Premio Gershwin para la música popular de la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos, donde se encuentra debidamente conservada. Un honor únicamente compartido con Paul Simon, Stevie Wonder, Paul McCartney, Carol King, Billy Joel, Smokey Robinson, Willy Nelson, Garth Brooks, así como con Emilio y Gloria Stefan.

Entre esos legados, la obra de Bacharach y David es el master class de obras maestras del arte popular estadounidense.

Su música es atemporal, el cinéfilo aún muy joven reconocerá muchos de sus temas están en decenas de películas, tales como: Alfie (1965), What the World Needs Now Is Love (1965), The Look of Love (1967), This Guy’s in Love with You (1968), Raindrops Keep Fallin' on My Head (1969), I’ll Never Fall in Love Again (1969) (They Long to Be) Close to You (1970), Arthur’s Theme (Best That You Can Do) (1981), That’s What Friends Are For (1986), On My Own (1986). Varias de ellas compuestas para cine y ganadoras del Oscar de la Academia a mejor canción.

Como en la canción de Bacharach/David interpretada por Dionne Warrick que dice: L. A. is a great big freeway, put a hundred down and buy a car, antes de la pandemia tenía el plan de volar de Ciudad México a Tijuana, de ahí cruzar la frontera a pie, y ya no comprar, pero alquilar un vehículo en San Diego y llegar hasta Los Angeles para entrevistar a Burt. Sin embargo, en lugar de seguir ese norte, las mudanzas me llevaron en dirección Sureste, a reencontrarme con los amaneceres caribeños.

Un tema infantil compuesto por Bacharach cuando era una niña y, aprendía poco a poco frases en inglés, afirma que el mundo es un círculo sin un inicio y nadie sabe dónde termina, todo depende de dónde estés en el círculo que anda dando vueltas, la mitad de tiempo estamos de cabeza. The Word is a circle de la banda sonora de Horizontes Perdidos (1973).

Recibiré el camión de acarreo escuchando canciones cómo Walk on by, Baby, Mexican divorce, Baby, it’s you, Always something there to remind me, celebrando que este artista sobrevive junto a su familia a la pandemia; y, que por mi parte yo, que lo aprecio desde la infancia, he conocido paisajes y amores que celebran sus canciones.

La música de Bacharach ha estado en todas las casas en que he vivido, desde la de mis padres, donde abundaban los discos de larga duración de AM Records con bandas sonoras compuestas por él.

Recibiré los muebles dentro del nuevo inmueble vacío con las paredes pintadas de blanco, como página nueva, escuchando sus canciones. Mientras abrimos las ventanas para que el aire caliente que sopla el Mar Caribe cruce el interior, el hombre más bello del mundo cantándole a sus musas y dejando su delicado velo musical como brumas del Océano Pacífico, por cuya costa quise cruzar para conocerle, será mi primer visitante.