En el mundo capitalista no es pecado ascender social y económicamente, pecado podría ser el camino escogido para alcanzar la meta. Diversas son las vías posibles. Usted escoge de acuerdo con su capacidad, moralidad, ética y escrúpulo.

Ascender, en el capitalismo, es la meta del ser humano; un estimulo muy bien diseñado para ocultar el alto grado de explotación y las  desigualdades en la sociedad. Parte, importante, en la lucha ideológica.

En países como el nuestro, pobre y dependiente, las vías se encuentran limitadas a las habilidades, destrezas y experiencias de los aspirantes, muchas veces ejecutadas y apadrinadas por los políticos que llegan al poder y otras al nivel competitivo del mercado laboral.

Generalmente, el político que llega al poder, impone las reglas del juego, desconociendo las establecidas en la Constitución de la República, en esa materia. Los resultados son rápidos, visibles y muy jugosos. La impunidad cubre y encubre sus actividades delincuenciales.

El ascenso social y económico tiene que ver con la movilidad social, cambio de la situación: desplazamiento de las personas en la escala social. Puede ser horizontal o vertical. La educación y destrezas son  determinantes; pero también, las habilidades, marrullerías y capacidad en decir una cosa y hacer otra. Al político le encanta la vertical.

Los empresarios y políticos corruptos, son abanderados de los actos ilegales para incrementar sus riquezas, unos; otros, para ascender social y económicamente. Su fuente inagotable para sus fechorías es el Estado, sus instituciones.

En la República Dominicana el ascenso social y económico se ha convertido en un acto irritante ante los ojos de la población; muchas veces, los actos indebidos provocan esto. Los políticos que llegan al poder resuelven sus problemas en un santiamén, con toda la impunidad del mundo.

Muchos de estos políticos, apenas llegan a lo económico; socialmente siguen siendo las mismas basuras de siempre, ocultada en el tiempo. Solo llegan a exhibir su riqueza mal habida, prepotencias, arrogancias y soberbia, características en estos sujetos.

La sociedad dominicana atraviesa por una profunda crisis ética y moral, acelerando su desintegración social. El ejercicio político irresponsable, desde el poder, es su «gran estímulo»: permitir enriquecimiento ilícito, narcotráfico, lavado de activos, corrupción administrativa, impunidad, etc.

El profesor Juan Bosch fue el maestro doctrinario, de todos los tiempos, al enseñar a los hombres y mujeres a practicar el ejercicio políticos apegado a principios éticos, morales y patrióticos. No estaba de acuerdo en el aprovechamiento personal al llegar al poder. ¡Vaya paradoja! Sus discípulos, rompieron el límite de la desvergüenza y la prudencia.