El periódico Diario Libre reveló que a Septiembre pasado la rentabilidad acumulada por las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP) triplicó la de los fondos de pensiones de los trabajadores dominicanos. Una rentabilidad del 35.2% para las primeras y de sólo el 12.3% para éstas últimas. Esa oportuna publicación contribuye a edificar a la opinión pública sobre quiénes son los mayores beneficiarios del Sistema Dominicano de Seguridad Social (SDSS), y cuáles cambios se requieren para inclinar la balanza hacia los afiliados.

De acuerdo al Boletín de la SIPEN, el monto de las comisiones recibidas por las AFP en sólo  nueve meses, supera en un 14.3%, a las recaudaciones del régimen de capitalización individual del mes de Septiembre. En efecto, mientras las aportaciones del mes ascendieron a 2,246.9 millones, las comisiones acumuladas por las AFP llegaron a 2,568.9 millones, superando en 322.0 millones la cotización mensual de 1,324,422 trabajadores.

Ello quiere decir, que las ganancias de las AFP ya sobrepasan en un 14.3% la cotización mensual; y que continuarán creciendo, de no hacerse nada al respecto, ya que el 25% de comisión de las AFP se aplica sobre el fondo acumulado de por vida, por lo que crece rápidamente.

La decisión del Senado de archivar el proyecto de ley aprobado por la Cámara de Diputados para reducir a un 15% la comisión de las AFP, ya le representó a los afiliados una pérdida de 1,131.6 millones por comisiones excesivas, entre Septiembre 2013 y 2014, que debieron  ingresar al fondo de pensiones de los trabajadores.

Recordemos que la SIPEN  estimó en menos del 40% las pensiones promedio que recibirán los afiliados al momento de su retiro, en las condiciones actuales. En estos resultados cuasi catastróficos inciden: 1) las altas comisiones cobradas por las AFP; 2) el monto insuficiente de las cotizaciones; y 3) reducidas áreas de inversión del ahorro de largo plazo.

Llama poderosamente la atención que, según la SIPEN, la AFP Romana privada cobre un 20% de comisión y la AFP pública un 25%. Muchos esperábamos que, por el bien común, ésta última redujera sus comisiones para inducir a las demás a hacer lo propio. Estos resultados deberían llevar a algunos sectores a revisar la posición simplista que, a priori, rechaza lo privado y beatifica lo público, como si éste necesariamente fuese diferente.

Las comisiones de las AFP no han bajado como se esperaba, porque las AFP  renunciaron a la competencia y se constituyeron en un oligopolio burocratizado. El control es tan monolítico que ni siquiera dedican algunos recursos a informar y orientar a la población sobre el régimen de capitalización individual.

Seguimos fomentando la desigualdad. Las AFP no consensuaron con nadie para durante 10 años imponer el tope de las comisiones, pero ahora plantean con el respaldo de algunas autoridades y empleadores, que cualquier cambio debe ser consensuarlo. Para subirlo no fue necesario, pero ahora para bajarlo sí. He ahí otra expresión de la ley del embudo.

En Chile las autoridades actúan porque las AFP no han bajado las comisiones desde el 2010.  Sin embargo, aquí llama poderosamente la atención el silencio total de las autoridades competentes, que raya en la indolencia, tomando en consideración los daños millonarios al fondo de pensiones. De igual forma, la falta de iniciativa de los representantes sindicales, a pesar de tratarse de una importante conquista laboral, luego de cuatro décadas de lucha.

Abrigamos la esperanza de que, esta vez, las autoridades y el Consejo Nacional de Seguridad Social (CNSS), así como el movimiento sindical, decidan intervenir a fin de corregir estas desigualdades y distorsiones millonarias que erosionan, de manera muy sensible, las oportunidades de los trabajadores dominicanos de disfrutar de una pensión digna durante su retiro.