Tras la suspensión electoral del 16 de febrero, el gobierno ha seguido mostrándonos sus cartas. Como si faltara ver otra cosa más que una rueda de prensa en manos del 04 o el video filtrado de Julio César Castaños reconociendo su irresponsable papel con total indiferencia, el danilismo sigue encubriendo sus esfuerzos de permanencia en el poder. Entre los accesorios de la última escena teatral encontramos a un técnico de Claro, al director de informática de la Junta Central Electoral y varias bombas lacrimógenas.

¿Por qué entonces hay quienes se oponen al reclamo popular de renuncia?

En tanto no renuncie la Junta, seguimos promoviendo el régimen de impunidad que nos trajo hasta aquí. ¿Volvería usted al médico que en lugar de proveerle una cura le empeoró la enfermedad?

Frente a los reclamos de renuncia veo esgrimir cuatro argumentos:

1.“No tenemos tiempo suficiente para elegir a una nueva JCE.”

El tiempo no puede ser un obstáculo. Vivimos en un país donde el presupuesto se aprueba en menos de 5 minutos. De la misma forma, hay leyes de suma importancia que se pierden en los anaqueles del Congreso. Proyectos de 10, 15 y 20 años que no llegan a ser más que eso. No intento promover ni el primer escenario ni el segundo. La incongruencia simplemente sirve para demostrar que el tiempo es una función que depende de los intereses del gobierno. Si no hay tiempo es porque el palacio no quiere que renuncien. No le conviene. Una renuncia del pleno de la Junta y sus suplentes sería una derrota para Danilo Medina. Que no quepan dudas al respecto; pero decir que no hay tiempo o que no existen las personas para conformar un nuevo pleno es ofensivo. Sobran los y las dominicanas honestas, fajadoras, con capacidad. Basta con querer identificarlas, encomendarles la tarea y permitirles actuar.

2. Una nueva Junta no tendría tiempo para preparar el proceso del 15 de marzo.

Al igual que las elecciones anteriores, el próximo proceso utilizará un sistema de votación manual. El sistema de votación manual es por todos conocido. ¿Cuanto tiempo tenía esta Junta mareando a los medios sobre la idoneidad del proceso electoral y su preparación para el día D?

Sucede que los procesos no solamente se derivan de los esfuerzos de cinco hombres y mujeres. Las elecciones en todo el territorio nacional no recaen en el trabajo del pleno.  El pleno es el responsable frente al pueblo dominicano en su calidad de guardián constitucional del derecho al sufragio, pero los procesos electorales son obras de la burocracia que trabaja día y noche en la JCE. Con esto no pretendo ni sobreestimar ni desestimar el trabajo del pleno. Simplemente dejo claro que lo que aporta un pleno a la Junta Central Electoral es espíritu, visión y dirección. Y es precisamente visión y dirección lo que la Junta de Castaños no aportó.

3. La renuncia del pleno solo agravaría la crisis. Es mejor que mantengamos el “orden constitucional, la estabilidad económica y la paz social.”

¿Se refieren al orden constitucional que impide que dos personas del mismo sexo sean familia ante la ley? ¿O se refieren al orden constitucional que cada cuatro años se acomoda ante las ambiciones del presidente que quiere permanecer en el poder? ¿De repente se refieren a la estabilidad económica que mantiene al grueso de la población dominicana ingresando menos de veinte mil pesos al mes con una canasta básica que sobrepasa los treinta mil?

4. Los suplentes serían escogidos (in)directamente por Danilo.

Danilo es dueño de una mayoría absoluta en el Senado y como es el propio Senado quien tiene la responsabilidad de elegir al pleno de la junta, arguyen que una nueva junta seguiría bajo el control de Danilo.

Sucede que una renuncia de la Junta sí cambiaría la correlación de fuerzas entre el poder político y la ciudadanía. Lograr una renuncia por parte de la JCE es decirles a los próximos integrantes del pleno que se deben al pueblo; que el pueblo los vigila; que su trabajo no pasa desapercibido y que, de volver a fallarnos, sufrirían el mismo destino que Castaños y su pandilla.

El mismo mensaje les va a los legisladores. Ya el Senado no se podrá dar el lujo de designar a las amistades convenientes del presidente, sobre todo a menos de tres meses de jugarse su propio pellejo. ¿De repente son los senadores del PLD los que #SeVan en mayo?

¿Y la OEA qué? Una nueva junta podría beneficiarse de la observación de la OEA, pero la OEA no puede dirigir la investigación. La independencia no pasa por delegar en entes extranjeros. La crisis política de la República Dominicana requiere ser resuelta por las partes dominicanas. Por eso me parece una locura que la segunda mayoría respalde dicha propuesta. Otra muestra más de que ser oposición no es igual a ser alternativa.

La tercerización de soluciones a problemas internos sentaría un muy mal precedente. ¿Creen ustedes que no hemos visto hacerse justicia en el caso de Odebrecht porque no tenemos a un tribunal internacional en el país? Esa es la prueba de fuego del Ministerio Público, así como lo fueron las elecciones del 16 de febrero para la JCE. Que la OEA se encargue de investigar el fallo electoral sería tan insólito como traer a un presidente extranjero para que haga lo que Danilo no ha podido ni ha querido hacer en ocho años de gobierno. Los miembros de la Junta fracasaron y por eso #SeVan. La República Dominicana tiene sus propios poderes del Estado. Estos no se pueden delegar. Lo que queda claro es que no pueden ser administrados por el PLD. Ni uno, ni dos, nunca los tres.

El servicio público es una tarea de suma responsabilidad; mientras más alto el cargo, más graves deben ser las consecuencias. El servidor público que no cumple con su función tiene que abandonar su cargo, más aún una función de la envergadura de la organización de un proceso electoral. ¿Que entendemos amerita una renuncia? ¿Qué más grave pudiera hacer la Junta que ameritara su renuncia? A mi no se me ocurre nada. ¿Y a ti? ¿Hasta donde cedemos? ¿Cuándo llegamos al punto de no retorno? Posiblemente nos llevaron a él y hasta ahora no nos habíamos dado cuenta.

El momento precisa recordar que el fallo del voto automatizado y de la Junta de Castaños (y de Rosario Altagracia Graciano de los Santos, Carmen Imbert Brugal, Roberto Saladín Selín y Henry Mejía Oviedo) no es la causa de nuestros problemas, más bien es la manifestación de una crisis profunda que heredamos de lejos y que todos los días asume una nueva carátula. Ayer era Odebrecht, hoy es la actitud petulante de Castaños. Resolvamos esto por parte. Tenemos frente a nosotros a todo un pueblo pidiendo justicia.

La consigna popular dice que #SeVan. ¿Quién se va? ¿Los miembros de la Junta? ¿El procurador? ¿El presidente? Ojalá los tres. Les garantizo Dominicana sería un mejor país. Mientras, comencemos por el pleno de la JCE y sus suplentes. ¿Les parece?