En vista de lo difícil que está resultando ponernos de acuerdo para evitar que sigamos destruyendo nuestro planeta por el afán de enriquecernos, o la posibilidad de desencadenar una guerra fatal para nuestra especie, algunos pensadores de nuestro tiempo han propuesto que la única solución es colonizar otros planetas. Probablemente el más célebre de estos pensadores lo fue el astrofísico Stephen Hawking, quien al evaluar el cambio climático expresó que la única opción que veía para la humanidad era abandonar la Tierra y emigrar a otros planetas, o desaparecer como especie en un par de siglos. Hay personas que alegremente han pensado que ésta podría ser una buena opción ante los daños progresivos que hacemos al medio ambiente. Vamos a usar simplemente el sentido común para analizar esta propuesta.

El daño al medio ambiente se traduce en desaparición de muchas especies de animales y plantas, disminución del agua dulce, calentamiento global, pérdidas parciales de la capa de ozono, contaminación peligrosa de ríos y mares, entre otras cosas. Por otro lado, otra guerra mundial, si tuviera una escalada nuclear, podría ser el principio del fin de nuestra civilización.

Nos preocupa la desaparición de especies animales, pero en los planetas cercanos ni siquiera hemos detectado alguna especie animal o vegetal. Perdemos agua dulce, pero en muchos planetas creemos que el agua no existe. Hablamos del calentamiento global y en algunos de los planetas conocidos, la temperatura es superior a los 1000, donde el agua herviría y nosotros también. Nos preocupa el daño de la capa de ozono que es un elemento de nuestra atmósfera muy importante para que el sol no nos queme, pero en la Luna ni siquiera hay atmósfera. Nos quejamos de la contaminación del aire que respiramos, y pensamos irnos a donde no hay aire o si lo hay, talvez sin oxígeno.

En otro orden de ideas, en Júpiter los días duran alrededor de 10 horas y en Venus más de 100 días terrestres, algunos planetas son gaseosos, unos tiene una gravedad superior a la Tierra lo que nos dificultaría hasta caminar. Definitivamente no tendríamos la vida que queremos tener.

Al construir edificaciones tendríamos que utilizar los materiales del mismo planeta que colonicemos, ya que el acarreo de materiales desde la Tierra sería muy complicado (pero no siempre existe lo necesario en esos planetas). Lo paradójico, es que tendríamos que aceptar limitaciones de vida muy superiores a las que se nos están pidiendo actualmente para conservar nuestro medio ambiente.

Hemos sido animales parásitos y depredadores. Los parásitos se benefician de otras especies pero la afectan o destruyen, evidentemente algunas especies desaparecidas son testimonio de que la relación con nosotros no fue conveniente. Los animales depredadores cazan otros animales para alimentarse, nosotros hemos sabido matar animales para elaborar artículos de lujo exóticos que testimonien que tenemos mucho dinero.  Aunque ya sabemos que debemos desarrollar un estilo de vida sostenible, nuestro grado de conciencia es todavía deficiente.

Algunos creen que mudarnos al espacio es más fácil que cambiar nuestra mentalidad, pero donde quiera que lleguemos seremos los mismos depredadores y parásitos irracionales, destruyendo finalmente también ese planeta. Además, allá también podríamos llevar nuestras armas para matarnos unos a otros.

Tú y yo debemos cambiar, es imprescindible acceder a otro nivel de conciencia más evolucionado y responsable que el que estamos teniendo. Si no somos capaces de impedir nuestra destrucción en un planeta que todavía tiene todo lo necesario para vivir, tampoco podremos empezar desde cero en ningún otro lugar.

Ya tenemos que encontrar la forma de que aprendamos a pensar de una manera más realista. Aunque lográramos hacer naves para una mudanza espacial, tendríamos que adaptarnos a una vida que sería peor a la posible en casi cualquier parte de nuestro planeta. No nos queda más remedio que cambiar. Nos hemos acostumbrado a modificar la realidad para agradar a nuestra mente, deberemos ahora cambiar nuestra mente, para una mejor adaptación a nuestro ambiente. El Yo habitualmnente ha intentado cambiar su Circunstancia, pero ahora es preciso que el Yo cambie al Yo.

Siempre deberá ser más sencillo recuperar el pequeño porcentaje que hasta ahora hemos perdido, que crear el 100% desde la nada, como hemos representado imaginariamente con estaciones espaciales gigantescas en películas de ficción (por ejemplo la Estrella de la Muerte de la saga Star Wars).

Si creemos que podríamos crear una especie de burbuja para lograr habitar en Marte o en la Luna, ¿por qué no hacer lo mismo en nuestro fondo marino? que es más cercano, más parecido a nuestra realidad y muchísimo más económica su construcción. Si quieres desarrollar una colonia en Marte o en la Luna, puedes entrenarte desarrollando una en pleno desierto terrestre.

Parece que estamos tan ocupados en cosas más importantes que no nos alcanza el tiempo para pensar. Aunque he siempre admirado profundamente a Hawking, sé que fue un hombre y los hombres siempre podemos equivocarnos.

Nos parece saber muy bien lo que tienen que hacer los demás para mejorar nuestro mundo, es hora de conocer lo que tenemos que hacer nosotros mismos y descubrir cuál es nuestra cuota de responsabilidad. De nosotros depende que le dejemos a nuestra descendencia el derecho a existir. Ojalá que cuando hables a tus nietos, no tengas que decirles que a ti no te importó el futuro de nuestra especie, sólo el tuyo.