“. . .pues la gente bota vasos de plástico y empaques de algunos de los seis establecimientos de comida chatarra que COLONIZAN esta transitada intersección. . .”

En la vida moderna cada vez con mayor frecuencia se encuentra el lector con periodistas que redactan a su antojo. Con esta afirmación se desea destacar que abusan de los significados de las palabras para retorcerlas a su antojo. Hay que recordar a los periodistas que así redactan que el estilo en periodismo es diferente del que predomina  en una obra de literatura.

El redactor le ha dado un estirón muy grande al verbo colonizar para incluirlo en una redacción de este tipo. No debe olvidarse que colonizar es primero establecer colonia. En segundo lugar es fijar en un terreno la morada de sus cultivadores.

Después de leer las dos aceptadas definiciones del verbo no queda resquicio para que alguien pretenda colonizar una calle con establecimientos de comida rápida. Los epítetos que caben aquí son muchos, mas puede uno conformarse con llamar atrevimiento a la utilización infortunada del verbo que se hace en el texto.

CATEDRAL

“. . .el sábado para conquistar su quinto título en Wimbledon, la CATEDRAL del tenis.”

Una catedral es una iglesia principal de una diócesis y en ella reside el obispo. Mucho se teme que el obispo pueda mostrarse en desacuerdo con el empleo que hace el redactor deportivo para ponderar el triunfo de la jugadora de tenis.

No es menos cierto que existe la expresión “como una catedral” para ponderar la importancia o la grandeza de algo. Se ha oído también decir que algo “es del tamaño de una catedral” para denotar así que es grande.

En lugar de lo que se leyó en la primera página del periódico lo que se había oído y leído antes es que un sitio era o es “la capital” de un tipo cualquiera de actividad. Así se destaca la mucha importancia del lugar para la actividad de que se trata.

Es mejor dejar a los religiosos tranquilos con sus catedrales y utilizar la capital en sentido de plaza importante para el deporte que se menciona.

BASTA – VASTA

“Miami alberga una gastronomía tan BASTA que, claro, uno termina sintiendo propios una cantidad de sabores que en principio parecían insólitos.”

No es raro que ocurran fenómenos como el que se observa al leer la oración transcrita debajo del título. Un error al pulsar una tecla termina por expresar lo opuesto de la intención del redactor.

Vasto/a es lo que es muy amplio o extenso. De allí que se diga que alguien posee una vasta cultura. Es algo muy dilatado o extendido lo que es vasto.

Basto/a se aplica a lo grosero, vulgar o tosco. Lo que es áspero, sin pulimento, hecho con materiales malos, malos  materiales y sin cuidado.

Aquí no puede echarse la culpa sobre los hombros del redactor porque desconocía las diferencias entre los dos vocablos, sino a que vale la pena pensar que el error fue provocado por la proximidad de las dos letras en el teclado.

Este tipo de  equívocos se evita si quien redacta se toma el tiempo de releer lo que ha redactado para asegurarse de que no se le escapa un sinsentido.

TRAMO

“. . .no tiene sentido que haya disminuido sus apariciones públicas en el último TRAMO de la campaña.”

Los tramos más conocidos de los lectores son los que se refieren a los caminos carreteros, a las cosas que pueden medirse en distancias lineales. Esto “no quita” que haya otros significados menos conocidos. De esas significaciones menos conocidas y de la que ha tratado de introducirse subrepticiamente se trata esta sección.

En el diccionario de la RAE del 1970 estaban claras las definiciones de los trozos de terrenos; de las partes de las escaleras; de los trechos de andamios, canales, caminos, etc. y, por último en sentido figurado del trozo de composición literaria en el cual predomina la misma idea.

Salta a la vista que ninguna de las acepciones citadas en el último párrafo anterior a este puede aplicarse a la “idea que predomina” en el pasaje citado a modo de ejemplo del empleo del vocablo del título.

Los tramos modernos son más amplios que los citados que aparecieron en el año 1970. El DRAE entiende que puede ser tramo también la etapa o parte en que puede dividirse algo no material. En materia de edificaciones puede ser el espacio comprendido entre dos puntos de apoyo. Cuando se trata de líneas telegráficas, es la distancia existente entre dos soportes de esta.

Como echa de verse, los usos han impuesto tramos que eran ajenos a los académicos de los años 1970. No causa extrañeza que esto suceda si se piensa que de ese año a esta fecha –finales de 2012- han transcurrido más de cuarenta años.

Más importante que la cantidad de años es la velocidad que ha adquirido la comunicación que se ha producido en estos años. La tecnología moderna ha permitido que las comunicaciones entre nacionales de diversos países sea mayor y con esto que crezca la influencia del uso del español corriente en el selecto grupo de hablantes y escribientes del español culto.

Si se lee con detenimiento la redacción de la acepción moderna del DRAE con respecto al tramo de las cosas no materiales, en esta está implícito el sentido figurado de la composición literaria de la redacción de ese diccionario de 1970.

Llegado a este punto cabe que uno se haga la pregunta con respecto a saber si es legítimo que el tramo de la cita sirva para particularizar un período en una actividad cualquiera.

Con respecto de la última pregunta la respuesta es que no se considera de buen gusto referirse a esta etapa o período de una campaña con el término trecho, pues no es una selección que se celebra en español común.

Con las dos palabras usadas antes -período, etapa- se sugieren dos vocablos que muy bien hubiesen podido desempeñar el pretendido papel para conferir sentido a la redacción del trozo de literatura periodística que se citó como ejemplo en esta sección.

Al final se reduce el asunto a saber si como tramo es de algún modo sinónimo de parte, puede usarse este tramo para cualquier tipo de actividad humana, o si debe reservarse solo para lo que los hablantes con mayor frecuencia comprenden por esta palabra.

CRECER

“Pero siempre existe los que nos inspiran a CRECER de manera existencial.” (. . .) “Hay veces que por más que una pareja intente CRECER y mantener la unión de marido y mujer, sin culpar a nadie, no funciona.”

Hace ya largo tiempo que los hispanohablantes de los Estados Unidos están abusando de este verbo. En las dos oraciones citadas más arriba pueden apreciarse dos de estos usos. En la primera frase la introducción del concepto existencial complica la evaluación porque en la mayoría de los casos el curioso del idioma no desea involucrarse en asuntos que conlleven peso filosófico o sicológico.

De por sí, crecer es aumentar naturalmente un ser orgánico. Esta primera acepción saca de contexto el crecimiento a que se refiere la artista que interpreta papeles en una ópera. Tampoco encaja en el crecimiento de la relación entre un marido y su mujer.

Una cosa crece cuando se le añade nueva materia. Algo crece cuando aumenta. Las personas crecen cuando adquieren mayor autoridad, importancia o atrevimiento. La relación entre marido y mujer para que crezca -y se acepte- necesita de un complemento que esclarezca acerca de qué se trata el crecimiento.

Piénsese por un momento que el crecimiento que se produce en la relación entre marido y mujer puede ser acerca del incremento de los conflictos, del mismo modo que puede referirse al aumento del sentimiento amoroso que entre ellos existe. Con la aseveración de la oración anterior lo que se demuestra es que el “crecimiento” no es necesariamente algo que debe tomarse como algo positivo.

Las acepciones para el verbo crecer en inglés van más allá de lo que eso significa en español. La primera acepción es la que confunde a los hispanounidenses. To grow es “desarrollar madurez”. En esa lengua ese “crecer” es expandir o incrementar sabiduría, juicio.

El inglés posee otras acepciones que no vale la pena que se mencionen aquí porque no son las responsables de los desaciertos en este caso. La noción que hay que retener es que los dos verbos, de las dos lenguas, no tienen las mismas acepciones. Hay que usarlos con cautela para evitar malos entendidos, errores o desaciertos.

GRANJA

“. . .para ascender con relativa facilidad a los jóvenes con talento dentro de sus sistemas de GRANJA, lo cual se cumplió al pie de la letra con el chico. . .”

Como todas las palabras de una lengua, la granja no escapa al encanto de ensanchar su significado. En algunos casos algunas de las palabras que se introducen con nuevas acepciones en el español de todos los días -el de uso- obedecen a la presión que experimentan de parte de las necesidades expresivas.

En el caso concreto de la “granja” en la cual el chico logró que se le ascendiera, la necesidad la creó la   forma en que fomentan los equipos de béisbol el desarrollo de sus jugadores. No es un secreto que los equipos norteamericanos de béisbol mantienen instalaciones en países subdesarrollados para entrenar a los jóvenes que manifiestan dotes para el béisbol profesional.

En la República Dominicana de manera casi exclusiva se reserva el nombre granja para los establecimientos en los cuales se fomenta la crianza de pollos y gallinas ponedoras. En los lugares en los cuales se crían animales de mayor talla para el consumo humano se dice que son fincas ganaderas. Se evita en algunas ocasiones la denominación del sitio y en esos casos se habla de una crianza de caballos, de chivos, etc.

En realidad esos sitios en los cuales se entrenan los jóvenes para jugar más tarde béisbol profesional en los Estados Unidos, son campos de entrenamiento donde reciben clases de inglés, hacen ejercicios de fortalecimiento físico y reciben clases de bateo, pitcheo o cualquier otro adiestramiento que se revele necesario. Algunas personas llaman “academias” a estos campamentos de entrenamientos. De alguna forma puede calificarse de academia el lugar donde se imparte la enseñanza para jugar béisbol profesional pues es un  establecimiento privado dedicado a la enseñanza. Debe evitarse utilizar el término granja para estos casos.