Somos un grupo de interesados que asistimos regularmente a  reuniones periódicas en una importante galería comercial.

Es un taller que funciona desde los años noventa y que en esta   nueva versión funciona también como tertulia, la que en ocasiones deriva como circulo de estudios.

En la reunión que tuvimos recientemente, una de las participantes expuso una situación en la que se vio envuelta. 

Conversando con el interesado  en obras de arte a quien  visitaba, este   le sorprendió.  Quería saber la opinión de aquella visitante   sobre una pintura de  la que es  propietario.

La persona cuestionada,  que tiene muchos años estudiando, no para aprender a pintar sino para comprender asuntos relacionados con el arte, no encontró respuesta adecuada.

Conocemos coleccionistas  cuya afición se centra en la recolección de objetos que son obras de arte.

En muchos casos, la colección de la obra de arte va más allá del simple entretenimiento.

Se trata de la adquisición de bienes que si bien costosos  sirven como   – inversión-, también para la competencia entre amigos. Lo que es muy frecuente en determinados niveles de la estratificación social nuestra.

.Porque la colección de objetos de arte, lo es cuando en el conjunto  se agrupan

Obras de un mismo estilo de acuerdo con la preferencia del aficionado. O como las de una época de un determinado artista. O las de terminada tendencia del mismo autor por ejemplo.  

Lo antes dicho nos lleva a preguntarnos si en nuestro país, a todo el que tiene el hábito de adquirir obras de arte se le puede llamar coleccionista. 

Hace poco tiempo, conversando con el propietario de una galería  que se dedica al comercio de obras de pintores nuestros importantes, le oí contar lo siguiente;

El adquirió una pintura extremadamente costosa de un artista  dominicano. Cuando  aquella pintura fue adquirida por un cliente de la galería y este consulto sobre la autenticidad de la misma resulto que era falsa.

Fueron entonces el comprador y el vendedor a la presencia del artista y este escribió con letras sobre la pintura la palabra –falsa-.

Aquella pintura que era una obra extrañamente abstracta fue copiada en uno de esos sistemas de impresión en que la copia presenta una fidelidad absoluta con el original.

Pero aunque la copia de la pintura es fiel al original, no así la materia en que esta reproducida. Todo el proceso de elaboración de una pintura incluye la preparación del soporte, que si es tela debe ser debidamente impermeabilizada con una preparación que los antiguos maestros llamaron imprimatura.

Aunque la obra en cuestión es moderna el artista que la realizo se toma el cuidado de que su obra permanezca en el tiempo.

Ni el propietario de la galería, ni el supuesto coleccionista repararon en estos pormenores seguramente por falta  de la información debida.

Al final hice dos preguntas a mi interlocutor.

Suponiendo que esa es la pintura original; ¿que fue lo que pudo impresionar de estas imágenes creadas, a un hombre que es capaz de disponer de sumas millonarias para la adquisición de dicha obra?

Y la otra pregunta que le hice; ¿no advirtió el marchante ni el coleccionista que si la  tela es propia para la reproducción que ahora llaman /ploteo/ no puede ser la tela original que utilizo el artista?

No hubo respuesta.

Hay otra anécdota interesante que me dejo saber  otra de las asistentes al taller a que hacemos referencia al inicio de este escrito.

Se trata del hombre con suficiente poder económico para adquirir obras importantes, si mostrara interés por este tipo de afición.

Aquel hombre, de visita en la casa de un amigo vio una pintura que le resulto agradable, le tomo fotos y le encargo a un pintor  una copia de la pintura,  la que pudo adquirir por un par de miles de pesos. 

No habrá que hablar desde luego de los que dispuestos  al entretenimiento de coleccionar pinturas, les da por adquirir la obra que le recomiendan los que asumen los títulos de entendidos en arte.

Títulos que mientras mas rimbombantes menos conocimientos habrá.

Sabemos de más de un estudioso y con nombramientos académicos suficientes que prefieren no publicar sus opiniones para no involucrarse con todo lo que  sucede en el medio.

Hace algún tiempo conversando con un amigo el me dio a conocer esta frase;

Era tan pobre que solo tenia dinero.