“Cuando los nazis vinieron a buscar a los comunistas, guardé silencio, porque yo no era comunista; cuando encarcelaron a los socialdemócratas, guardé silencio, porque yo no era socialdemócrata; cuando vinieron a buscar a los sindicalistas, no protesté, porque yo no era sindicalista; cuando vinieron a buscar a los judíos, no pronuncié palabra, porque yo no era judío; cuando finalmente vinieron a buscarme, no había nadie más que pudiera protestar.”
Poema atribuido al Reverendo Martin Niemöller; pastor protestante alemán.
“Primero se llevaron a los judíos, pero a mí no me importó porque yo no lo era; luego, arrestaron a los comunistas, pero como yo no era comunista tampoco me importó; más adelante, detuvieron a los obreros, pero como no era obrero, tampoco me importó; luego detuvieron a los estudiantes,pero como yo no era estudiante, tampoco me importó; finalmente, detuvieron a los curas, pero como yo no era religioso, tampoco me importó; ahora me llevan a mí, pero ya es tarde.”
Poema atribuido a Bertolt Brecht, poeta y dramaturgo alemán.
Siendo la arquitectura una parte del acontecer social de esta aldea global que llamamos mundo; siendo la arquitectura una de las primeras damnificadas en épocas de crisis, nos parece adecuado – y con el permiso de nuestros editores/directores de acento.com.do y de nuestros lectores – apartarnos un poco de la temática habitual de cada semana y compartir con los lectores, los muchos o pocos que podamos tener, algo de los acontecimientos recientes en el ámbito sociopolítico. Incluso, nos parece interesante poder enfocarlo desde el prisma profesional, para no pecar de indiferentes, como los actores (que probablemente sea el mismo), de los poemas atribuidos a Niemöller y/o Brecht.
Ciertamente estamos asistiendo a un cambio de paradigma; es posible que mi abuelo de 91 años(a partir de aquí escribiré en primera persona), dijera lo mismo al final de la Segunda Guerra Mundial. No creo equivocarme al afirmar que muchos, la gran mayoría, de los que asistimos a esta segunda década del siglo 21, pensemos igual.
La palabra empoderarse (del inglés to empower), ha pasado de una moda asumida por nuestro castellano más progresista a ser un verbo en acción constante en cualquier lado del espectro ideológico, o de lo que sea.
La crisis del ladrillo en España, como han tenido a bien (o a mal) llamarle algunos analistas, tuvo como origen y/o consecuencia, vaya usted a saber, las políticas dirigidas por unos gobernantes que se deslumbraron por una bonanza que luego demostró ser de patitas cortas. Arquitectos, constructores, promotores y hasta elementos ajenos al mundo de la construcción vieron en esta fiesta de euros, sus mejores días profesionales y empresariales. Muchos inmigrantes sudamericanos (como les llaman los españoles) vinieron a una España en la que había dinero y muchos puestos de trabajo, fuera en el tajo de obra o en cualquier otra cosa.
Al día de hoy ha quedado demostrado que el haber puesto todos los huevos en una sola canasta, no fue la mejor idea y que la crisis del 2008 o Gran Recesión, como le están llamando ahora, se llevó a este modelo de encuentro para colocar a España en índices de crecimientos anteriores al gobierno de Aznar.
En el 2011, el 15 de Mayo, surgió en Madrid, el llamado Movimiento de los Indignados o 15 M, que fue el germen de unos de los movimientos populistas de mayor influencia, que haya nacido en cualquier país de Europa en este siglo: Podemos.
Este partido, y su antítesis natural el Partido de la Ciudadanía (o simplemente Ciudadanos), han sabido interpretar el descontento de los votantes de los antiguos PSOE y PP (la izquierda y la derecha moderada de España), y su necesidad de cambio, fragmentando la representación congresual en España hasta el punto de impedir la formación de gobierno durante 10 meses, en 2016, y provocando la repetición de las elecciones generales en dicho país.
Esto que cuento sobre España, (continuo hablando en primera persona), es una muestra de la necesidad que tiene la sociedad de un cambio de modelo general; del modelo de hacer política, del modelo económico…., en fin, un cambio en el modelo social. Esta necesidad de cambio, es en sí misma un objetivo, fuera de que el cambio sea a mejor o peor. Con Podemos y Ciudadanos como nuevos actores en España, todos esperábamos mayor equilibrio y en el caso de los primeros menos populismo de izquierdas. Hoy el equilibro no existe, a los hechos me remito, y el populismo persiste.
Una motivación menos solidaria y también impulsada por esta necesidad de cambio de statu quo, motivó un sorpresivo Brexit en el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte. Dicha necesidad de cambio, esta vez impulsada por las fuerzas más conservadoras – y más populistas, aún, que los de Podemos- y con una inclinación muy a la derecha, ha movido el punto de gravedad de Europa. Esta iniciativa, hoy realidad, se basó en el miedo a la pérdida del estado de bienestar del ciudadano inglés promedio, ¿O súbdito de su Majestad La Reina? , sobre todo el ciudadano inglés adulto-mayor. En este caso los jóvenes votaron por la moderación, por la continuidad de lo que se podría ver como positivo, el europeísmo; pero la victoria fue para esos populistas que prometían cambios positivos por vía del Brexit. Actualmente el Reino Unido marcha hacia la incertidumbre, buscando una relación preferente con la Unión Europea, pero fuera de las obligaciones que, como estado miembro, tendría; entre ellas las relacionadas con los temas económicos y migratorios.
Hoy Estados Unidos de América, EE.UU., tiene nuevo presidente electo, el magnate y también populista por excelencia Donald John Trump.
Este señor prometió una ruptura con el establishment, predicó esa ruptura y planteó un discurso en esa dirección. Fue grosero, agresivo y por demás muy intrépido a la hora de interpretar el sentir de una gran parte del electorado blanco norteamericano protestante, de algún moreno y de varios latinos.
La gente que votó por Trump está cansada de los efectos de una crisis que se remonta más allá del 2008, quizás varios lustros atrás, y creen que bajo su dirección pueden hacer que América sea grande otra vez…Make America Great Again. Esta parte de la historia es la que les queda pendiente.
La necesidad de cambio + populismo
Sin pretender ser un analista sociopolítico, desde mi óptica posiblemente miope por falta de algunos o varios elementos, se puede apreciar que la historia se repite en escenarios en los que la necesidad de cambio y el populismo se combinan en la misma ecuación.
Me gusta la necesidad de cambio, creo en ella como la chispa de vida que ha animado al hombre a crecer y hacer crecer la civilización tal y como la conocemos. No me gusta el populismo, no creo que sea buen compañero de viaje.
No me atrevería a decir que los casos de Podemos, Brexit o Trump, sean buenos o malos. Tengo mi punto de vista pero no me atrevo a dictar sentencia, solo veo coincidencias que “pendulan” de izquierda a derecha y desde modelos económicos a modelos sociales.
La necesidad de cambio nos acompaña siempre, ahora en la era del to empower, la hacemos valer más que nunca.
La arquitectura debe responder a su tiempo, e intentaremos ver juntos algo de ello la próxima semana.