A manera de introito

El pasado jueves 12 de abril del presente año (2018), cumplió su 50 aniversario de fundado el Club Deportivo—Cultural Gregorio Luperón de Puerto Plata, que había sido fundado en la barriada del Ensanche Dubocq, de Puerto Plata, el viernes 12 de abril de 1968. Dicho barrio, cuando surgió en el 21 de febrero de 1914, en unos terrenos del señor José Dubocq Mena (1896—1974), era llamado Barrio Los Callejones, heredado de su padre Federico Eduardo Dubocq Rauché (1860—1918). Por cierto, los terrenos donde fue construido el club y su cancha, fueron donados por su hijo José Eduardo Dubocq Pappaterra (1930—2005), era bisnieto de don Pedro Eduardo Dubocq (1803—1884), quien fuera amigo de Juan Pablo Duarte (1813—1876) y protector de Gregorio Luperón (1839—1897) y fundador y el primer Venerable Maestro de la Logia Restauración No. 11, de Puerto Plata, en 1867.

Dicha institución se ha mantenido durante todo ese tiempo, formando jóvenes en diferentes áreas del saber humano, entre las cuales están: la cultura, la educación, el deporte y el arte. Sus principales gestores, los fueron: Lic. Manuel Emilio Gilbert Santos (a) Ney y Lic. Hipólito López Castillo (a) Blanco, quienes eran los qué más niveles educativos y culturales tenían en ese tiempo.

En las décadas de los 70, se convirtió en la máxima figura y dirigente de dicha organización, el hoy reconocido y destacado periodista y abogado Lic. Agustín Silverio Vásquez (a) Lic. Augusto Vásquez. Cabe destacar, también, el rol jugado en esa institución por los dirigentes: Félix Antonio Ramos Cabrera (a) Manolo, Matías Almonte del Carmen, Juan Ventura y otros

Hoy en día, dicha barriada se ha convertido en uno de los barios de la provincia de Puerto Plata, que más profesionales y técnicos ha dado en las diferentes áreas del saber humano.

Lo clubes culturales, han sido parte integrante de las luchas políticas y sociales que se han librado desde nuestra Independencia Nacional hasta nuestro días.

Los clubes culturales, desde su aparición en nuestro país, han difundido “una cultura de esencia liberadora, cuyo primer antecedente histórico fue La Filantrópica, creada por Los Trinitarios”.

En la segunda década del siglo pasado (XX), los clubes constituyen equipos deportivos, como son: Club Pindú, Club Atlético Licey, Club Escogido, etc. También aparecen asociaciones en nuestro país, en el primer cuarto de siglo (XIX), como fueron: Clubes Sociales, Logias, Sociedades Mutualistas, Socorros, Clubes de Dominó, etc.

A la muerte del dictador Rafael Leónidas Trujillo Molina (1991—1961), en 1961, es cuando verdaderamente van a surgir en el país los clubes populares. Estos no tienen un gran auge mayor que digamos por las convulsiones que se estaban viviendo para esa fecha, ya que habíamos salido de un régimen de oprobio, despótico, y criminal, que se había podido mantener durante 31 años en el Poder.

Los clubes populares para esa época tenían que actuar en el clandestinaje político, ya que los políticos del país se escudaban en los clubes, haciendo de éstos una especie de subcomités.

Esta etapa fortaleció ideológicamente al movimiento clubístico nacional, lo cual le permitió sobrevivir los más difíciles obstáculos.

Podemos decir que el crecimiento cuantitativo y cualitativo de los clubes populares se produce a partir de la Revolución del 24 de abril de 1965.

Y, como muy bien acotaba el dirigente político desaparecido Dr. Narciso González: “La ofensiva de desarticulación de los clubes emprendida por el oficialismo no se produce sino a partir del 1966, cuando luego el crimen, el soborno y la prostitución a través del oportunismo se culmina con la formación de los clubes llamados Los Cruzados”. (2)

Los clubes han jugado un papel importante en la brega por el rescate de nuestros valores culturales y deportivos, así también, han encaminado sus pasos en contra de la penetración cultural y al mismo tiempo luchar por elevar el nivel de educación y de conciencia de la juventud.

Los clubes deben continuar y profundizar su función de agentes aglutinantes y estabilizadores. Seguir luchando en defensa de nuestros valores culturales y deportivos; coadyuvar al desarrollo social y político de los marginados, de modo que estos se conviertan en genuinos agentes del cambio.

En esta tarea ardua y significativa que han venido desarrollando los clubes han tenido que enfrentar obstáculos diversos y distintos, internos y externos, impidiendo así que los vicios, la corrupción y la drogadicción lleguen a la juventud y al pueblo.

En la década de los años 60 comenzó a inmigrar a New York una gran cantidad de Puertoplateños, enclavados principalmente, en el barrio Los Callejones, hoy día llamado Ensanche Dubocq, en busca de nuevos horizontes en su quehacer cotidiano. Entre esos Puertoplateños estuvieron: Agripina Vásquez (a) Pina (fallecida), Elena Wells de Hernández, Prudencio Castillo Peña (a) Santico, Félix Vásquez, Silvestre Morel (a) Danda, Bernardo Mercado (a) El Gordito, Ana Lee, Leonidas Vásquez Almonte, Pedro Henríquez Medrano (fallecido), Andrés Hernández (a) El Chino, Salvador Gómez, José Antonio Peña (a) Totolo, José Antonio Santos, Felipe Reyes Regalado, Fausto Martínez (a) Susi, Ramón Díaz Castillo (a) Pelú, Tony Banks Raig, Papote Banks Raig, Papotico Camacho, entre otros. A partir de éstos comenzarán a llegar familiares y amigos, como esposos, hijos, hermanos, nietos, amigos, etc.

Fundación y desarrollo del Club

El primero de sus fundadores, que llegó a la conclusión de que era una necesidad fundar un Club Cultural—Deportivo Gregorio Luperon, fue el destacado locutor, periodista y abogado Lic. Manuel Emilio Gilbert Santos (a) Ney.

El 11 de septiembre de 1963 se había fundado en Santo Domingo, el Club Deportivo y Cultural Mauricio Báez, a la cabeza del cual estaba Leo Corporán, que fuera un modelo para los clubes populares del resto del país, que se fundaron en el territorio nacional.

Para ese entonces de 1968, en la ciudad de Puerto Plata, solamente existían clubes deportivos y sociales, como: Club Deportivo Gustavo Behal, fundado en 1920; Liga Deportiva del Atlántico, en 1958, liderada por el deportista y dirigente Fabio Rafael González; Club Deportivo—Atlético Hugo Kunhardt y Liga Deportiva Juan García.

Desde la dictadura de Trujillo en Puerto Plata se improvisaron varios terrenos para la práctica del béisbol, como fueron: Los terrenos de Ortega, en la entra de los Domínguez; El Pie del Fuerte, de la Fortaleza San Felipe; El Lodo de la Draga, de la Comandancia; El Aserradero, detrás de José Paiewonsky e hijos, C. Por A.; La Chocolatera, en la Chocolatera Industrial Sánchez; El Alambique, antes y detrás de la Fábrica de hielos de Leroux; en los terrenos de José Dubocq y otros.

Con la construcción del Ensanche La Viara, de Puerto Plata, los jóvenes del Ensanche Dubocq, prácticamente se quedaron sin terrenos para la práctica del béisbol. Hipólito López Castillo, era dirigente del equipo de béisbol Las Estrellas de Los Callejones y, así como también, Los Bravos del Ensanche Dubocq, dirigido por Manuel Acosta (Mon Cacarona).y el equipo de béisbol Los Diez, como un desprendimiento del anterior equipo, dirigido por Manuel E. Gilbert S., y siendo sus componentes: Estanislao Almonte E., Catche; Héctor B. Vásquez, primera base; Manuel Vásquez (a) Tío) y Bayardo Gómez, segunda base; Ángel Sixto Bonilla, tercera base; Pablo Cabrera, torpedero; Félix E. Gilbert (a) Papote, leif filie; Enrique Vásquez (a) Tepín, y Luís Guerrero Collado, sexte file; Matías Almonte del Carmen, raid file; Miguel Figueroa, Julio A. Ulloa y Gilberto Sarita, pitchers; y Leónidas Antonio Vásquez A.

Estando doña Sinforosa Mejía (a) La vieja Ford, en estado grave por su vejez, tenía más de cien años de edad, en la calle 6 del Ensanche Dubocq, cada noches iban vecinos a acompañar a sus familiares. Precisamente en enero de 1968, encontrándose de visita Gilbert Santos, Alberto García y un guarda marino, el primero le dijo a los otros dos de la necesidad de fundar un club que se ocupara de la instalación de una escuela y el impulso de los deportes.

Para esa época funcionaba en la cocina de los padres de Hipólito López Castillo una escuela de enseñanzas de matemáticas, gramática, mecanografía e inglés, siendo su profesor López Castillo. Estuvo Manuel Emilio Gilbert, entre los jóvenes que asistían, además, a la escuela particular de Hipólito López Castillo (a) Blanco, que funcionaba en su hogar; éstos jóvenes habían abandonados los estudios. También asistían: Manolo Ramos Cabrera, Rafael Antonio García (a) Melé, los hermanos Juan Santiago (a) Papi y José Oscar Wells, Juan Ventura, Cristino Peña, José García, Teresa García, Pedro Batista Vargas, Luz García y otros.