Una taza de café, par de clic, comienza el día.

“En este país lo que hay que hacer es meter a to’ lo’ pájaro preso, y a los haitianos, deportarlos”, rasca su barriga un ciudadano cualquiera, mientras responde a una encuesta de tu diario digital favorito, clic.

¡Cuánta agresividad, cuánta violencia, cuánta gente estúpida, ignorante y analfabeta en este país!, piensas, clic.

Sales juyendo a Twitter, donde otros tuiteros te llevan la delantera en el envío de sus correspondientes bucapié sobre un siempre espinoso y reciclable tema, clic.

“Si Trujillo estuviera vivo, las cosas serían diferentes”, tuit que encendió la llama de la discusión, enviado por un tal Juan de los Palotes, clic.

De inmediato, te aprestas a soltar tu propio bucapié para quienes sigues, te siguen, no te siguen y nunca querrás seguir ni que te sigan. Clic.

Una hora después, Trujillo en Twitter no tá de ná, y no puedes continuar perdiendo el tiempo con gente tan ignorante y estúpida de este país, así que hola facebook, adiós Twitter, clic.

“Que mi perra parió 8 perritos”. “Que a mi hijo le nació el primer diente”. “Que una paloma blanca se posó en  mi balcón”. “Que mañana voy a la playa y me beberé una fría”.

¿Y a mí que me importa?  Pero ven acá, ¿será en Júpiter que viven esta gente? Mierda, cuánta gente estúpida, ignorante y sin oficio en este país, desperdiciando un espacio como facebook, que aunque en franca decadencia y, obviamente, una forma del Big Brother espiarnos, sin embargo, por esas mismas razones, deberíamos darle un mejor uso, clic.

Like. Like. Like. Like. Clic, clic, clic. Clic. Brincas de un lado a otro, taggeando gente, asaltando muros, cogiendo piques, compartiendo noticias, casi siempre malas…

Consumado tu primer paso del día por facebook, unos cuantos clic te hacen caer en Berenjena.com, otro diario digital, que aunque no es tu favorito, se soporta y, horror de horrores, descubres que todavía es la hora que no has comentado nada en Berenjena.com sobre un suceso internacional, casi, casi sin vigencia, pero no importa, clic.

Antes que todo, te dispones a leer los 289 comentarios de quienes han comentado primero que tú, clic:

Menganito: “Los generales de Egipto no son como los de este país, unos busca finquitas, yipetas, carrito exonerado, juega gallos, con tres queridas, chismosos y serrucha palo entre ellos mismos… copien de Egipto, coño, guardias cabras…

Verdugo a Menganito: “Los generales de este país no son más que unos pedazos de hombres con tres ramitas en el pecho que solo sirven para cobrar”.

Armando Lío: “Señores, si 4 millones de personas nos tiramos a la calle, no podrán hacer nada contra 4 millones de personas tiradas a la calle en este país”

Verdugazaso: “Esperemos que aparezcan un par de generalazos como los de Egipto, con par de bolas villamelleras que les cuelguen lo suficiente para casarse con la Gloria y hacer historia en este país…”

Flor Mala Punta respondiendo a Armando Líos y al Verdugazaso: “El problema es que si el pueblo se tira a la calle en este país, los generales, en vez de respaldarlo, lo asesinan” .

Sujeta Pensante: “Con un índice de pobreza de 42 %, un desempleo de un 25%, que en jóvenes menores de 25 años pasa de 35%, una población vulnerable a la manipulación, a las dádivas del gobernante de turno,  es difícil unirse y lograr un cambio por medios pacíficos. Esta sociedad es una bomba de tiempo…”.

Detienes la lectura, clic. Tienes que comentar algo, clic. Respiras profundo para que se te oxigene el cerebro. Intentas tomar el primer sorbo de tu café mañanero, pero se ha enfriado. ¡Mierda! Clic o no clic, he ahí el dilema. ¿Pero qué comentar que no se haya comentado?, te preguntas, no sin cierto sentimiento de perplejidad y culpa.