La modalidad de educación a distancia en su variedad de formas -especialmente la de las clases en línea- se coronó en esta navidad del 2020, como la herramienta que salvó el año escolar de millones de niños, adolescentes y jóvenes, y que, además, hizo lo propio con las jornadas universitarias. En verdad, las clases a distancia se volvieron heroínas en los tiempos de la pandemia COVID 19, la que nos azota con sus angustias, incertidumbres, dolor y muerte.
La educación a distancia existe casi desde que apareció la versión moderna del correo a finales del Siglo XIX y lo hace sobre el fundamento de la imprenta, como tecnología de acceso al libro y a todo documento escrito. Llega como producto de los avances de la sociedad capitalista y del mundo político, viene a llenar vacíos que todavía dañan la equidad, creando brechas producida por la desigualdad socioeconómica de nuestras naciones.
Es preciso aclarar, que esta forma de educación aparece para cubrir necesidades de formación de sectores sociales muchas veces marginados, y como una forma efectiva de facilitarles su entrada al mundo laboral.
Es a través del correo, que se presentan oportunidades para concluir la escolaridad básica o de mediana satisfacción, pero, además, engancha para terminar un oficio que muchas veces le facilitará al individuo convertirse en autosuficiente en el aspecto económico, como emprendedor o como empleado al desarrollar labores técnicas en áreas claves para la gestión emprendedora y colocación laboral. Y si la persona tiene interés, a través de esta modalidad a distancia, puede convertirse en bachiller e ingresar a la universidad, abriéndose desde allí, múltiples vías de crecimiento, desarrollo personal y progreso económico. El proceso histórico nos dice, que pronto, el correo recibió ayuda efectiva de otras herramientas, se trata de la radio y la televisión.
La educación a distancia está disponible para atender necesidades de vinculación social y de extensión universitaria, ampliando su portafolio de ofertas, incluyendo carreras técnicas perentorias. Suplir demandas sociales, egresando profesionales para cubrir con eficiencia y eficacia el mercado doméstico y así solucionar problemas del hogar y la demandante industria de la construcción. La sociedad demanda técnicos electricistas, electrónicos, fontaneros o plomeros, con capacidad para intervenir en las necesidades que se presentan a diario en los hogares y en pequeñas empresas necesitadas de mano de obra calificada.
La necesidad de mejores especialistas certificados para servir de auxiliares de enfermería, digitación, paramédicos, mecánica dental, entre otras carreras de corta duración, es una verdadera necesidad.
Se necesita un cambio sustancial del sistema educativo superior, para analizar esta necesidad y para aprovechar el mundo de la educación a distancia, porque la educación a distancia posee un amplio espectro de acción pedagógica eficaz y se puede operativizar a través de las clases a distancia, las clases virtuales y las clases en línea.
Las clases en línea desarrollan una forma de educar eficiente, en ellas se emplea una plataforma que permite la realización de videoconferencias en donde los estudiantes participan en tiempo real, con un profesor o con varios al estilo panel. Se trata de videollamadas grupales a través de distintas herramientas informáticas, vía internet. En ellas producen procesos sincronizados -a diferencia de las clases virtuales- en donde se producen acciones asincrónicas.
En las clases en línea, el facilitador, tutor o docente, haciendo equipo con los participantes, maneja horarios coincidentes, ocupando espacios diferentes, pero en horarios coincidentes. Las clases en esta modalidad son en vivo, en donde se pueden llevar a cabo prácticas a través de diversas estrategias para dinamizar los procesos, empleándose metodologías innovadoras para mantener la atención de los que participan. En esta modalidad a distancia a través de las redes, se desarrollan técnicas y dinámicas efectivas e integradoras, para llevar a cabo el proceso de las clases con efectividad.
Puede afirmarse, que esta modalidad coincide -en sus procesos- con las clases presenciales, en la resolución de dudas, retroalimentación, reflexiones y análisis. Dicho esto, podemos concluir, que esta crisis nos presenta oportunidades insospechadas -las que podamos aprovechar en la circunstancia actual- para solucionar problemas de vinculación de las IES con las necesidades de la sociedad actual.