"Marañón aprieta la lengua, el tiempo de los bobos se acabó "(*Canción de Pototo y Filomeno)
El asombro tiene muchos matices, pero es muy triste cuando la categoría del asombro, llega a espanto, a poros sudados de tristezas.
Y a decir verdad, yo no salgo del mío, de mi propio asombro, porque lo insólito me supera y abruma.
En mis artículos sobre temas de geopolítica, las cosas están claras: no oculto que como persona de ideas, que valida el debate con franqueza, no el criterio taimado para hablar y descalificar por la espalda, la idea de la solidaridad con Haití como se me pretende vender (mediada de altos intereses aquí y allá), mi racionalidad y mi sentimiento nacional, no la procesan y como no la procesan, tengo el derecho, y lo ejerzo, de escribir, decir y pensar lo que pienso con la molestosa sinceridad que me ha caracterizado toda mi vida.
Compruebo, por ejemplo los evidentes manejos del neoduvalierismo en el poder, que es el que negocia con la República Dominicana, que mientras tiene una situación social explosiva, cada vez más, no atiende su maldito cartón, jugando a la aventura mediática internacional, para que todo lo que tenga que ver con el diálogo con República Dominicana, le saque las castañas del fuego haitiano, que es un fuego que si se extiende no hay bombero que lo apague y ese posible fuego social, es el juego, el chantaje, el escudo y la escaramuza por extensión, para ayudar a una clase política que vive a espalda de la miseria de su propio pueblo, tal cual lo hacía la dictadura que aún representan la de Duvalier, padre e hijo (Doc Father, Doc Junior )…
En medio de este entramado, la República Dominicana y su la clase política, a estas alturas homologada en muchos rubros comunes (hurto, mentiras, simulacros no muy bien hechos, juegos equivocados, trapisondas alocadas, etc.) no tiene idea estratégica clara de hacia dónde va con este tema del Diálogo con Haití, diálogo que es interpretado por la prensa de allí como un referente ineludible para la situación interna de aquel país, tan cerca y tan distante al mismo tiempo.
Distante en su esperanza, distante y sentado como un buda de ébano, entre las brumas de clase adinerada que solo se siente concernida, para la demagogia del ultranacionalismo anti-dominicano, el que obviamente, practica desde alguna sombra agradable de Casa Campo o Punta Cana.
¿La Clase Política Dominicana, fronteras PLD, PR, fronteras PRD-Caudillo-Inútil, PRD-Comercio, estos señores que piensan de ese diálogo, en caso de que piensen que el asunto es con ellos también?
En medio de este entramado, la República Dominicana y su la clase política, a estas alturas homologada en muchos rubros comunes (hurto, mentiras, simulacros no muy bien hechos, juegos equivocados, trapisondas alocadas, etc.) no tiene idea estratégica clara de hacia dónde va con este tema del Diálogo con Haití
Las fuerzas no nombradas, huelga explicar que no pierdo mi tiempo en la defensa del ultranacionalismo dominicano, montado como empresa de odio, mitad negocio, mitad patriotismo de pacotillas, pagado con zonas de poder, que actúan al interior del gobierno como hordas de amenazas descabelladas, bordeando un tropical nazismo revestido de un catolicismo piadoso y harto santurrón, esos encontraron su pingüe cruzada en el siglo XXI, esos no me interesan por el momento, me interesarán cuando sus burradas sean casi evidentes y sin retornos.
A raíz del tema de la II Cumbre CELAC, en la Habana, escribí un artículo titulado II Cumbre CELAC, imaginario para entender la cólera presidencial (6/2/2014, acento.com .do).
En el mismo, advertía situaciones que me parecían absurdas y comprobé que un vector activo de diplomacia taimada, quiere generar malquerencias entre la República Dominicana y el Caribe insular Ánglico, el que le debe a este país el recuerdo moral de situaciones sociales especiales, cuando Inglaterra sometida al fragor de la I y la II guerra mundial, nunca hizo programa de cuidado para sus colonias de ultramar, aquellos miraron hacia el este franco y entonces nacían los enclaves ánglicos del Atlántico (Puerto Plata) y los del mar Caribe (La Romana, San Pedro).
Las intrigas "diplomáticas" del país vecino trabajadas allí con la ayuda de un señor llamado Raph Gonsalves, el camarada Ralph, para sus socios, generaron editoriales en periódicos de esas islas contra nuestro país.
En otras palabras, mientras en la apariencia Haití y sus autoridades representativas hablan del diálogo "constructivo", cuando se investiga a fondo hay una doble agenda apenas disimulada, en la cual ese diálogo como política bilateral, se ha convertido el eje social y político de su política interna.
¿La Clase Política dominicana, esa vaina que hay que llamar así porque es de oficio, entiende bien lo que está en juego ?…
¿Entiende, que por lo menos una vez en la vida debiesen tener un gesto de conciencia crítica ante una realidad que le obliga tomar posición de modo público en favor del interés nacional?…
Espero no equivocarme, si sucede lo asumo, cuando pienso y tengo claro, que me podría entender mejor con Danilo Medina Sánchez, que con un carajo que sus amigos le dicen Ralph…
Cuando pienso en el Diálogo Binacional entre Haití y República Dominicana, lo tengo claro: el neoduvalierismo gobernante gana tiempo, porque sabe bien que cuando la ira tome las calles, su verdadera realidad social, pretenderá también culpar a la República Dominicana, hasta de un simple “peo” en Jacmel. Eso habrá que tenerlo por seguro.
Lo que debemos entender, para finalizar es lo siguiente: que el juego de la bilateralidad dominico-haitiana será saludable en la medida que las autoridades neoduvalieristas que gobiernan Haití, entiendan, que el Dialogo con República Dominicana, no les exime de profundizar su propia agenda nacional con la carga de soluciones sociales que ellas implican eso es lo que debe estar claro.
De lo contrario, estaremos arando en un mar de oportunismos haitianistas circunstanciales que de modo objetivo, nada aportaran a los avances necesarios de una buena relación bilateral, sin confundir realidades y sin que ninguno de los dos participantes en ese diálogo cargue nadie con su propia realidad social, porque esas agendas, para un buen dialogo, deben estar muy claras. (Cfe)
(*) Me expongo a que algun cubano de buena voluntad, me averigüe el nombre de una canción que no cito por su nombre, porque he buscado y no encuentro el contexto o el nombre de dicha canción. Mi madre me llevó a ver una película que se llamaba Olé Cuba, exhibida en el cine Paramount de San Carlos, ahí escuché esa expresión. Supongo que el marañón para los cubanos es el cajuil nuestro, sospecho que sí.