La tecnología ubicua ha dotado a este sujeto cibernético de capacidades para estar presente en tiempo real en cualquier lugar y en cualquier momento en el cibermundo. Dicho sujeto como parte constitutiva de este mundo digital se ha hecho protagonista en ciudades ubicuas o inteligentes como Chicago, Luxemburgo y Sangdo en Corea del Sur y en sociedades de hiperconexión como París, Nueva York, Tokio, Barcelona, entre otras que pertenecen a los principales países del cibermundo.

El científico Weiser (1991) fue el que pensó en los ordenadores ubicuos en el siglo XXI, los cuales se abrirían paso sin dejar a un lado el entorno natural del ser humano y cómo estos llegarían a desvanecerse en el fondo,  como si estuviesen invisibles sin ser un obstáculo para las interacciones entre los sujetos cibernéticos.

Para Weiser, los ordenadores se ajustarían al entorno humano. No tendríamos por lo tanto que pensar en estos, porque formarían parte de nuestra vida cotidiana, serían tan refrescantes como tomar un paseo por el bosque.

La visión de este científico sobre los ordenadores en el siglo XXI fue tan certera, que para el 2004, el presidente de Matsushita Electric Industrial Co – corporación, KunioNakamura, llegó a dictar una conferencia sobre la sociedad de la ubicuidad como una “sociedad donde cualquier persona puede disfrutar, en cualquier momento y en cualquier lugar, una amplia gama de servicios a través de equipos terminales y redes”.

Esta sociedad formada de rizomas de dispositivos de sensores que no obstaculizan la vida cotidiana de los sujetos, porque su funcionamiento en cualquier lugar pasa desapercibido, siendo parte del mismo entorno social como el mismo aire que se respira. Por lo que no hay que invertir esfuerzo, gastar energía para interactuar con estos sensores digitales, descendientes de la primera era tecnológica digital.

Se ha planteado que para la generación de innovación y conocimiento en las ciudades  ubicuas, se han de involucrar el gobierno, la industria, la universidad  y la población; como el caso de Corea del Sur, país en el que se han estado invirtiendo miles y miles de millones de dólares en las construcciones de estas ciudades, en las que sobresalen: New Songdo,  uno de la más  costosas del mundo ,“25 mil millones de dólares”, en donde se ha proyectado que vivirán unas “65 mil personas y trabajarán cerca de 300.00” (2009:20).

La tendencia es la configuración del cibermundo en la complejidad de sociedades ubicuas. De ahí que “se estima que en el 2020” se gastarán unos “400.000 millones al año en las construcción de ese tipo de ciudades”. Estas también han sido conceptualizadas como ciudades inteligentes, porque combinan la eficiencia y lo ecológico, con “toda la inteligencia digital disponible”, siendo  uno de los ideales básicos “incorporar los avances en la tecnología y recopilación de datos que está haciendo el internet de las cosas en las infraestructuras de los entornos en que vivimos”. (Tascón&Coullut, 2016: 53-55).

Sin embargo, es bueno establecer que las concepciones sobre la ciudad inteligente y ubicua tienen grandes similitudes con relación a la implementación de dispositivos tecnológicos ubicuos y en cuanto a la “gestión centralizada, uso de infraestructura, producción eficiente de servicios, son equiparables en ambos conceptos.” (2012: 8). Lo que implicará en esas ciudades como proyecto a las mismas sociedades en la ubicuidad con relación a la hiperconexión y todas las redes de producción y eficientización y automatización.

En todos estos cambios tecno científicos   y sociales, el sujeto cada día se torna más ubicuo y en esas sociedades y ciudades de la ubicuidad hiperconectadas a las redes, este ha estado viviendo entre las miradas de “las pantallas que han transformado nuestra forma de vivir, nuestra relación con la información, con el espacio-tiempo, con los viajes y el consumo” (Lipovetsky, Serroy,2009:271).

Sociedades y ciudades que han sido construidas e innovadas por los propios sujetos cibernéticos y que gracias a esas pantallas e interfaces que los atraviesan en los entornos virtuales y reales,  él como cibernético forma parte  del cibermundo, el cual como subsistema lo involucra y no puede concebirse como esclavo o atrapado en el sistema mundo digital.

2) Extracto de mi segunda parte de mi conferencia que será traducida al Inglés:” La ubicuidad del sujeto cibernético en el cibermundo” en el Congreso “Del Ágora a la Cyber-Plaza: Dimensiones políticas, sociales, culturales, digitales y no digitales del espacio público”, Facultad de Filosofía, Universidad del País Vasco, San Sebastián (España), del 26 al 28 de septiembre de 2016.