Transitar por la ciudad de Santo Domingo se ha convertido en una pesadilla, debido a las dificultades que se presentan al desplazarse de un lugar a otro ya sea en vehículo o de forma peatonal. No importa cual sea la modalidad de transporte seleccionada, los individuos que deciden salir y movilizarse por cualquiera de las vías de la Capital Dominicana se exponen a un sin numero de situaciones, las cuales ponen en riesgo su seguridad, su salud y la posibilidad de arribar con tranquilidad a su destino final.

Calles en malas condiciones, semáforos no sincronizados, vías angostas, incumplimiento de las leyes, poca educación ciudadana, infraestructuras con la capacidad de atraer un alto numero de unidades vehiculares, un sistema de transporte público deficiente y un enorme parque vehicular son algunas de las razones por la cual Santo Domingo (tanto el grande como el pequeño) sufre del síndrome de la congestión vehicular, comúnmente denominada: "tapón".

No importa la hora o el lugar, si es día de semana o fin de semana, la ciudad se encuentra saturada por las consecuencias de no haber desarrollado una política integral para la regulación y el control del tránsito; ante el crecimiento exponencial evidenciado en los últimos años en este territorio capitalino el cual contiene el treinta por ciento (30%) de la población que reside a nivel nacional.

Además de incidir en la proliferación de entaponamientos que se producen en la ciudad, esta situación impacta en el aumento de la contaminación urbana, el incremento de la accidentalidad, mas desorden, mayores niveles de inseguridad, el deterioro en la calidad de vida y altos gastos individuales para movilizarse, repercutiendo en una carga importante para el Estado Dominicano debido al costo económico que este realiza en el mantenimiento de la paz social y el continuo endeudamiento para la adquisición de una mayor cantidad de combustibles que suplan la demanda creciente.

A pesar de este panorama sombrío, Santo Domingo aun se encuentra a tiempo de cambiar la forma en la cual se ha manejado este problema durante las últimas décadas. Los tomadores de decisiones deben apostar por el fortalecimiento del sistema de transporte colectivo como la principal estrategia para reducir los entaponamientos; este nuevo sistema debe partir del concepto de: "integración", a fin de producir sinergia a nivel administrativo, tarifario, modal (modalidades de transporte), urbano y de políticas. Todos estos niveles integrados bajo una sola sombrilla institucional que defina las políticas, proyectos y programas necesarios para hacer del transporte colectivo, la primera opción de desplazamiento de los dominicanos.

Luego de que opere con efectividad este nuevo esquema de movilización masiva, pueden ser desarrolladas algunas estrategias con el apoyo de los gobiernos locales, la sociedad civil y el sector productivo; a fin de garantizar la sostenibilidad a este nuevo impulso, de manera que el caos que existe en las calles de Santo Domingo termine de una vez por todas, en beneficio de toda la ciudadanía.