En tiempo de campaña electoral el “marketing político” juega un papel importante –para muchos vital- porque es la encargada de que una campaña tenga o arroje buenos resultados. En los últimos años es cada vez más conocido en nuestro país y utilizado por todos los candidatos, ya las campañas electorales están sujetas a un plan estratégico para poder influenciar a los electores y conocer con exactitud a quiénes y cómo el candidato debe dirigir sus mensajes.
Después de la derrota del PRD en las elecciones de medio término en el 2010, surge una vez más la figura de Hipólito Mejía como opción a encabezar la boleta por ese partido y candidato a la presidencia por tercera ocasión. Para ese momento era casi una mala palabra mencionar el nombre del ex presidente y eso era un problema. Los estrategas buscaron más de una campaña, desde poner carteles con la letra “H”, hasta tratar de cambiar la imagen presentándolo en todos los sitios con su traje, es decir, “enflusao”.
Lo que se pegó desde un principio y es lo que aún queda fue su “Llegó papá”, resolviendo así el problema de no mencionar el nombre, aunque siempre se utilizó su imagen. Ya en el 2011 el “Llegó papá” estaba en muchas bocas y a pesar del conflicto en que se encontraba inmerso el PRD, a la gente le gustaba el can de la frase.
Dos de los miembros del PLD le hicieron frente y desde su perspectiva quisieron abrirle los ojos al electorado. Ramón “Monchy” Fadul, ministro de Interior y Policía, cargo que aún ostenta, dijo y cito:
“…que dé nombre, que él se llama Hipólito, no papá” “¿Por qué es que se ha puesto papá?, ¿Es que tiene miedo de decirle al país que es Hipólito que aspira?”
En ese mismo tenor, Reynaldo Pared Pérez, secretario general del PLD se refirió de esta manera, cito:
“¡Qué apodo del carajo! ¡Qué Papá ni Papá, tú eres Hipólito Mejía, te conocemos!”
E invitó a todos a combatir desde ese momento al candidato del PRD.
En estos momentos, a un año y medio de las elecciones, bien caería lo dicho por estos dos personajes. Recordar y decirle a uno de los que aspiran que diga su nombre o que no se esconda detrás de una imagen. Preguntarle: ¿Es que tienes miedo de decirle al país que eres tú que aspiras? Que dé su nombre, que diga cómo él se llama.
¡Tú eres el mismo, te conocemos!